Donald Trump usa con mucha frecuencia Twitter. Lo hace según le parezca: como presidente o persona privada. Con sus tuits redefine los medios informativos, pero se encuentra con mucha resistencia.
Donald Trump no ha probado nunca el alcohol. Así lo declaró el pasado otoño a la cadena Fox News. El motivo es familiar: su hermano mayor murió a causa del abuso del alcohol.
Pero hay personas que no solo sienten debilidad por las bebidas fuertes, sino también por otras cosas.
"Su vicio es Twitter”, publicó el diario New York Times recientemente, refiriéndose al presidente Trump.
Una llamada atención. Trump, según el New York Times, está obsesionado con los índices de audiencia. En su oficina se muestran con orgullo los titulares de importantes periódicos, "en parte de hace décadas", dedicados a su persona, como la portada de "Time Magazine” cuando se convirtió en la "Persona del Año 2016".
Y ahora su culto personal y digital es Twitter. "Encontró un medio que le aporta reconocimiento en cuestión de segundos y cuyo alcance se mide en tiempo real", publicó el New York Times.
"¡Piensen como campeones!". Las frases en Twitter son breves: 140 caracteres. Son pocos, pero más que suficientes dependiendo del mensaje. En 2011, por ejemplo, cuando escribía sus primeros comentarios en dicho medio, los mensajes no eran especialmente complejos. "¡Piensen como campeones!”, animaba entonces a sus seguidores. En esa época, se trataba de Donald Trump, el usuario de Twitter simpático, recuerda el periódico Politico. Luego descubrió que Twitter también podía ser un arma maravillosa para insultar. Y así lo hizo con Obama: "malo”, débil”, "horrible”, en pocas palabras, "un líder incompetente”. Entretanto se han recopilado sus insultos más groseros en listas muy largas.
Cambio de bando. En su presidencia, las emociones espontáneas tienen cabida en política Ningún político se ha expresado hasta ahora de manera tan ruda como él. Y definitivamente nadie en un puesto como el suyo. El cargo de la presidencia exige una cierta reserva, una expresión desconocida para él.
Sin ningún problema cambia de bando en pocos minutos: de persona privada a presidente. En diversos tuits expresó su negativa opinión sobre Arnold Schwarzenegger como gobernador de California y conductor del programa Apprentice. Minutos más tarde escribió sobre Irán que "juega con fuego”, para media hora después criticar las manifestaciones en su contra en el mundo entero: "anarquistas profesionales, ladrones y manifestantes pagados”.
Twitter, aparece en New York Times, fue en su momento sinónimo de diálogo global. Esto desde luego se ha acabado. En la actualidad es una plataforma sobre todo para cacerías. Este espacio, según afirmó dicho diario unos días antes de la toma de posesión de su cargo, le va a Trump como anillo al dedo.
Pero quizá Trump tenga algún día que responder por sus tuits. La crítica más dura por sus comentarios en la red hasta ahora la hizo el presidente saliente de la CIA, John Brennan. "La espontaneidad no es una cualidad que proteja los intereses de la seguridad nacional" escribió, poco antes de que Trump asumiera el nuevo cargo. No solo se trata de la persona de Trump: "Se trata de los Estados Unidos de Ámerica”, escribió.
Votantes arrepentidos. Y otro tema podría también hacer sudar a Trump: la cifra de sus seguidores en Twitter, ya que un tercio podría ser "fake”, es decir, usuarios falsos. Así se puede leer en el instrumento de control twitteraudit.com. Esto podría indicar una tendencia, pero hay que ser precavido a la hora de interpretar la información debido al complejo proceso estadístico.
De todos modos, sus usuarios aumentan, pero al mismo tiempo también crece en "@Trump_Regrets" el número de arrepentidos de haberle votado. Cuando el diario "The Guardian” informó el domingo pasado a las 11 de la mañana sobre dicha cuenta, contaba entonces con 169.000 usuarios. Unas horas más tarde, ya eran 183.000. Seguramente, esta cuenta también tendrá usuarios falsos, pero igualmente representa una tendencia de seguro no agrada en absolouto a Trump.