El politólogo Adolfo Garcé dijo que el presidente deberá tener respaldo político para apoyar a Néstor Kirchner, y consideró que el negar ese apoyo de Uruguay podría jugar en contra del proceso de recomposición de la relación con Argentina.
Los presidentes de Argentina y Uruguay, Cristina Kirchner y José Mujica, respectivamente, avanzan hacia una recomposición de las relaciones bilaterales entre ambos países, tras el desencuentro por la instalación de la pastera de Botnia (hoy UPM) en Fray Bentos.
En medio de ese proceso, la votación de la secretaría general de la Unasur comenzó a cobrar atención al manejarse la posibilidad de que Uruguay apoye la candidatura del ex presidente Néstor Kirchner.
Las versiones extraoficiales que se manejan sobre este tema indican que el voto para la Unasur sería dado por Uruguay a cambio del levantamiento del corte que los activistas de Gualeguaychú mantienen sobre el puente internacional general San Martín. Sin embargo el canciller uruguayo, Luis Almagro, había desmentido esos rumores.
El politólogo Adolfo Garcé indicó a Observa que la votación de la Unasur puede generarle algunos problemas al presidente José Mujica.
Por un lado, un eventual apoyo de Uruguay a Kirchner podría generar críticas desde la oposición y la propia interna del Frente Amplio (FA), mientars que negar el apoyo podría ser visto como un gesto negativo por el gobierno argentino.
“¿Qué pasa si la oposición y la propia interna no dan espacio político para dar ese sí? Eso puede ser un problema en la política interna, pero no apoyar esa candidatura puede ser visto como algo negativo”, consideró Garcé.
De todas formas el experto dijo que la decisión que adopte Uruguay no afectará profundamente el nuevo relacionamiento entre Mujica y Cristina Fernández.
“Existe un deseo de solucionar el problema, lo que no está muy claro es cómo lo van a lograr. Para cualquiera de los dos es difícil dar un paso hacia atrás y distender el ambiente”, indicó.
El analista consideró que si bien hay voluntad política en Argentina de levantar el corte de los asambleístas, y la opinión pública ya se manifestó en contra de la medida de los ambientalistas, “tendría un costo político muy alto para el gobierno de Fernández levantar el piquete por la fuerza”.
Según Garcé existe cierto contraste entre el deseo genuino de solucionar el conflicto y la posibilidad de que eso ocurra.