Un gabinete compuesto por todos los sectores políticos sería, según analistas, el primer paso para que el nuevo gobierno dé señales de progreso institucional en Honduras, y de paso, traiga de vuelta la vital ayuda económica internacional.
Los ojosde Latinoamérica volverán a centrarse nuevamente en Tegucigalpa, pero esta vezpara presenciar un hecho que marcará el inicio de una nueva era política en Honduras:la entrega de la banda presidencial a Porfirio Lobo, abanderado del PartidoNacional, triunfador en los comicios de noviembre.
Los protagonistas de la cita no serán Manuel Zelaya niRoberto Micheletti, sino el presidente del Congreso, Juan Orlando Hernández, quienen la ceremonia pondrá fin a uno de los períodos más negros de la historiareciente hondureña.
Pese a la resistencia de la comunidad internacional, laspasadas elecciones y, principalmente, la toma de posesión de Porfirio Lobo estemiércoles, son los primeros pasos para restaurar la institucionalidad rota el28 de junio pasado, con el golpe de Estado que sacó del poder al presidente Zelaya.
“La elección ganada por Lobo dio una base de legitimidad alnuevo gobierno”, dice Jorge Vargas, analista del centro de estudios centroamericanoEstadoNación. “Ahora Lobo deberá ser capaz de crear un clima político deconsenso en los próximos cuatro años”, agrega el politólogo costarricense.
Vargas agrega que la búsqueda de acuerdos mínimos, entregobierno y oposición, aparece como una de las tareas prioritarias de Lobo, peromás importante es que la agenda común sea cumplida íntegramente, paragarantizar la estabilidad del país en los primeros meses del nuevo gobierno.
Para Michelle Taylor-Robinson, académica de la Universidad de Texas, laprimera señal para generar dicho clima de estabilidad es “la constitución de ungabinete que tenga representantes de todos los partidos y que además incluya alíderes sociales o empresariales”. La académica, experta en Centroamérica,afirma que “eso generaría gobernabilidad, al tiempo que daría solidez institucional”,ya que garantizaría no sólo la presencia del Partido Nacional en el gobierno,sino que también del Partido Liberal y de otros actores más pequeños en la tomade decisiones.
Accionespara descongelar el dinero. Ambos analistas creen que las garantíasdemocráticas y la búsqueda de instituciones sólidas, en el corto plazo, serán determinantesen pos de un objetivo: conseguir la ayuda internacional que Honduras necesitapara progresar.
“Lobo toma un país en bancarrota y debe manejarcorrectamente el presupuesto, las inversiones, etc., para sacar al país de lasituación económica en la que se encuentra”, señala Taylor-Robinson.
Tras el golpe de Estado, la ONG Grupo de SociedadCivil, cuantificó las pérdidas hondureñas en cerca de US$800 millones, debidolos toques de queda, la caída del turismo y la suspensión del apoyointernacional, entre otras.
De hecho, una de las medidas de presión más fuertes de lacomunidad internacional vino precisamente desde la Comisión Europea,bloque que congeló cerca de US$92,73 millones, por concepto de pagos de ayudapresupuestaria en el período 2007-2010. A ello se sumó una medida similar de EstadosUnidos, que también suspendió la ayuda no humanitaria a Honduras por más deUS$30 millones, monto no menor para el presupuesto del Estado.
El factorZelaya. Si bien la marcha exitosa del nuevo gobierno abriríapuertas para recuperar la cooperación internacional, la no resolución del temajudicial en contra de Zelaya podría complicar el escenario para Lobo.
Según Michelle Taylor-Robinson, Honduras tiene una “tradiciónde impunidad”, ya que antes de 2005 la Constitución no permitía que autoridades enejercicio fueran investigadas por los tribunales de justicia. Pese a que hoy lasituación es distinta, el asunto judicial tras el golpe no está cerrado.
Por ahora, el futuro de Manuel Zelaya estaría en RepúblicaDominicana, tras un acuerdo entre el presidente de ese país, Leonel Fernández, yPorfirio Lobo, quienes firmaron en Santo Domingo un acuerdo para que Zelayapueda salir de Honduras y viajar a República Dominicana con un salvoconducto,lo que libraría a Zelaya momentáneamente de enfrentar los tribunales porsupuestos delitos que se le imputan.
Para la académica de la Universidad de Texas, lomás probable es que Lobo negocie con el Congreso una ley de amnistía que cierredefinitivamente el capítulo del golpe de Estado, para ambos bandos, y devuelvala tranquilidad al país.
La capacidad de negociar y la figura conciliadora de PorfirioLobo beneficiará a Honduras en esta etapa de su historia. La unidad, por sobrela tensión provocada por las fuerzas afines a Zelaya y Micheletti, parecieraser el camino correcto para encausar a un país que ha vivido siete mesesesperando el fin de conflicto, y el inicio de la política de los acuerdos.