La presencia de los militares en ese acto, con el que se cumplirá una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), fue puesta en duda por medios y analistas que interpretan que la ceremonia oficiará como pedido de perdón por los crímenes cometidos por la última dictadura.
El ministro de Defensa de Uruguay, Eleuterio Fernández Huidobro, afirmó este martes que los militares acudirán con “beneplácito”, porque “es una orden”, al acto en el que el 21 de este mes el Estado reconocerá su responsabilidad en la desaparición de la nuera del escritor argentino Juan Gelman, en 1976.
La presencia de los militares en ese acto, con el que se cumplirá una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), fue puesta en duda por medios y analistas que interpretan que la ceremonia oficiará como pedido de perdón por los crímenes cometidos por la última dictadura.
Fernández Huidobro rechazó esa posibilidad e indicó que estarán invitados al acto los comandantes de las tres fuerzas armadas y el Comando Conjunto, así como todos los oficiales con rango de general o equivalente, informó la radio montevideana El Espectador en su sitio Web.
Sostuvo que en las fuerzas armadas, hasta “una invitación a un cumpleaños es una orden si se la hace un superior”, por lo cual no corresponde dudar de que aceptarán “una invitación a concurrir a una ceremonia para dar cumplimiento a una parte de una sentencia referida a un caso en que el Estado va a asumir esa responsabilidad”.
El funcionario aseguró que el caso Gelman generó rechazo entre muchos militares uruguayos debido a ciertas características.
“Hubo un componente de iniciativas personales y hubo plata de por medio, y eso, quien conozca a las fuerzas armadas, sabe que es inaceptable” porque “una cosa es la disciplina militar y otra el relajo y otra hacer las cosas persiguiendo fines económicos”, manifestó.
A raíz del fallo de la Corte IDH, el gobierno uruguayo aprobó en enero pasado una reparación económica equivalente a 500.000 dólares para Macarena Gelman, que vivió 23 años sin saber que sus padres biológicos no eran quienes la criaron.