El presidente José Mujica reafirmó su esquema negociador con Argentina, a pesar de los obstáculos presentados por Buenos Aires para el dragado del canal Martín García, de gestión binacional.
La política de “buena vecindad” que el gobierno de José Mujica lleva adelante con Argentina desde que asumió en marzo de 2010, esa que le ha generado más dolores de cabeza que satisfacciones, recibió en las últimas horas un nuevo revés.
En este caso con un tema del que depende en buena medida la capacidad de exportación y la apertura comercial al mundo. Los palos en la rueda del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner a Uruguay para dragar a una profundidad competitiva y acorde a las exigencias actuales el canal Martín García –de gestión binacional– son a esta altura una demostración bastante clara del fracaso del esquema negociador.
Para muestra basta ver la actitud hostil de Buenos Aires ante el informe del Tribunal de Cuentas de la República (TCR), que analizó sin presiones del gobierno el accionar de la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP) en torno al dragado del canal, y alertó sobre la posibilidad de irregularidades.
Ese informe del TCR habló de “dudas” en el proceso y eso molestó a los argentinos, que decidieron cortar la licitación en la CARP. Ante ello el gobierno uruguayo respondió el miércoles a la noche con la exigencia de reencauzar el diálogo, pero minimizó las críticas de los auditores.
De hecho el TCR deja abierta la posibilidad a que la cancillería uruguaya presente una denuncia en Argentina, pero al gobierno uruguayo ni se le pasa por la cabeza hacerlo. Para el ministro Luis Almagro, el tema queda cerrado allí.
Sin embargo, luego del afloje a las tensiones que hizo Uruguay con ese comunicado, Argentina respondió con silencio e indiferencia. Ni siquiera se produjeron conversaciones telefónicas entre las figuras que a menudo resaltan la cercanía en el trato.
Son decenas las idas y vueltas de Argentina para ponerse de acuerdo en un pliego de licitación y dragar el canal.
El Poder Ejecutivo, en cambio, piensa seguir por el mismo camino, a pesar de ser consciente de las adversidades. Como explicó ayer el presidente Mujica en un desayuno organizado por la Unión de Exportadores en el complejo Punta Cala (Carrasco), el gobierno se “tragará” los “sapos y culebras” que haga falta para conseguir sus objetivos, porque siente “la obligación” de “pensar en el trabajo de los uruguayos”. No importa que en entre esos sapos y esas culebras existan dudas sobre la legalidad del proceso.
Para Mujica es necesario “cuidarse” del “abrazo de oso”, pero tampoco “despreciar al oso”.
Los integrantes de la delegación uruguaya en la CARP ya tienen sus pasajes para estar el próximo lunes a las 10 horas en Buenos Aires. La sesión estaba agendada de antemano, pero el duro comunicado de la cancillería argentina puso en duda.
Según pudo saber El Observador, los uruguayos viajarán el lunes porque, entre otras cosas, está previsto recibir los sobres con las ofertas de cuatro empresas que mostraron interés en participar del llamado a precios para realizar tareas de mantenimiento del canal Martín García en sus actuales 32 pies de profundidad, tarea que realiza la empresa Riovía desde 1996.
En la reunión anterior, la delegación argentina había agregado un nuevo eslabón al collar de dilatorias y manifestó no tener “instrucciones” del gobierno y, por lo tanto, “no hay novedad” sobre el visto bueno para aprobar el pliego de licitación.
La agenda bilateral acumula temas en los que Argentina tranca y castiga a Uruguay en sus intereses. Desde la divulgación de los informes medioambientales independientes de la pastera de UPM (ex Botnia) en Fray Bentos, hasta la instalación de una planta para regasificar gas natural en la costa de Montevideo. Todo con peros y dilatorias.
“No encontramos otro camino que la persistencia y la paciencia en la negociación permanente. Una política de buen vecino, que a alguno le va a parecer que somos giles, y que para nosotros es el único camino que podemos encontrar para defender el trabajo de nuestra gente”, aseguró Mujica ayer.
Ayer ante los exportadores, Mujica aludió a la planta regasificadora, uno de los proyectos más ambiciosos del futuro cercano para el país, porque con ella el país puede desprenderse de la dependencia por momentos perjudicial de los vecinos. El proyecto, que tuvo en su momento un acuerdo bilateral con Buenos Aires para llevarlo adelante en la costa de Montevideo, y que asegura abastecimiento de gas licuado de petróleo a Uruguay y parte de Argentina, será impulsado por la administración de José Mujica, según advirtió ayer de forma enérgica. “Contra viento y marea, vamos a tener la regasificadora”, dijo.
Sin aplausos
Los exportadores y empresarios que escucharon ayer al presidente en Carrasco aprovecharon para exigirle respuestas ante el proteccionismo comercial kirchnerista. “Tenemos que, de una vez por todas, negociar las asimetrías”, dijo el presidente de la UE, Álvaro Queijo, a pocos metros del jefe de Estado. “Queremos reglas de juego claras y que las medidas sean anunciadas con tiempo”, insistió.
En la sala del lujoso salón de fiestas ninguna de las afirmaciones de Mujica en su exposición de casi una hora mereció aplauso de los empresarios.
En alusión a las críticas, el presidente se quejó de los “enemigos derroteros” que están “adentro” de Uruguay, que pronostican efectos adversos de la crisis internacional en la economía local. “No tenemos nada que se parezca a unidad nacional”, se quejó el presidente.