El país vivió por un lado la vuelta a la actividad plena del comercio y casi plena de las escuelas, tras la “resaca” típica de los lunes que suceden a una jornada electoral.
Venezuela continuaba en tensión, luego de que el presidente interino y electo, Nicolás Maduro, y el líder de la oposición, Henrique Capriles Radonski, cruzaran graves acusaciones, pese a que no volvieron a registrarse episodios significativos de violencia como los del lunes, donde hubo 7 muertos, y a que los adversarios del gobierno suspendieron una marcha a la que habían convocado para este miércoles.
El país vivió por un lado la vuelta a la actividad plena del comercio y casi plena de las escuelas, tras la “resaca” típica de los lunes que suceden a una jornada electoral, que los venezolanos comienzan a las tres de la mañana y terminan una vez que se conocen los resultados y los principales candidatos dan sus discursos.
Por la mañana hubo manifestaciones opositoras frente a sedes del Consejo Nacional Electoral (CNE) en varias capitales de estados provinciales y hostigamiento de grupos aparentemente identificados con el gobierno a estudiantes de dos facultades de la Universidad Central de Venezuela (UCV), por lo que su rectora, Cecilia García Arocha, suspendió toda actividad hasta el lunes próximo.
Pero tras la aparente normalidad, transcurrió una jornada nerviosa, sobre todo después de que la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, anunciara que en ataques en diversas ciudades del interior, ocurridos anoche, se registraron siete muertos -6 simpatizantes chavistas y un policía-, 61 heridos y 135 detenidos.
La fiscal también reportó destrozos en centros médicos, sedes de la compañía telefónica estatal, otros edificios gubernamentales y negocios privados, y sostuvo que esos hechos fueron “incitados por la derecha venezolana”.
Tras la declaración de Ortega, los principales voceros del oficialismo endurecieron el discurso y Maduro hizo dos serias advertencias: que ordenaría prohibir la movilización a que la oposición había convocado para mañana frente al CNE y que estaba “dispuesto a radicalizar esta revolución”.
Capriles decidió entonces suspender la marcha de mañana, pero insistió en reclamar el conteo manual de la totalidad de los votos de la elección del domingo, en la que fue derrotado por Maduro, según el resultado oficial del CNE.
Pero el jefe de la oposición subió su apuesta al afirmar que tenía “información de inteligencia”, según la cual el gobierno se proponía “infiltrar personas” en la manifestación de mañana.
“El que se pone del lado de la violencia no está del lado de este proyecto, y el gobierno quiere violencia, son ellos quienes están detrás de la violencia; yo ya conozco su libreto”, agregó.
Capriles pidió “que se calme un poquito” a Maduro, porque “el que está en Miraflores (sede del gobierno) es el que debe garantizar la paz del país”, y convocó para esta noche a un nuevo cacerolazo, similar al de anoche, para “drenar toda la arrechera (bronca) con las ollas y no con los hermanos”.
Además, responsabilizó al oficialismo por ataques a la sede de la gobernación de Miranda -de la que aún está en uso de licencia por la reciente campaña electoral- y aseguró que sectores del gobierno estaban “convocando para una movilización mañana frente a la casa del gobernador” en Los Teques, capital del estado.
Maduro replicó un rato después llamando “cobarde asesino” a Capriles, acusándolo directamente de haber instigado los hechos de violencia de ayer, comparándolo con el Pedro Carmona -aquel empresario que asumió la Presidencia durante el fugaz golpe de estado de 2002- y afirmando que no lo reconoce como gobernador del estado Miranda.
En un mensaje transmitido por la cadena nacional de radio y televisión desde Maracay, en el estado Aragua, Maduro aseguró que Capriles “ordenó atacar la casa de Tibisay Lucena”, la presidenta del Consejo Nacional Electoral, y agregó: “Como jefe del Estado, yo no te reconozco como gobernador”.
“Este nuevo Carmona está listo para irse a Nueva York, es un cobarde asesino”, dijo Maduro, quien convocó a los simpatizantes oficialistas a que salieran a las calles a las 20 -misma hora del cacerolazo convocado por Capriles- a “hacer un gran cohetazo” y tocar instrumentos de percusión.
Capriles “es peor que Carmona; Carmona fue un burgués de carrera, éste ha sido un simulador de la política”, dijo Maduro, quien evitó mencionar al líder opositor por su nombre y afirmó también que el exalcalde Leopoldo López “es el responsable de la violencia, él la coordina con la embajada de Estados Unidos”.
Mientras tanto, varios medios locales reportaron que el diputado opositor William Dávila fue agredido esta tarde durante la sesión de la Asamblea Nacional (parlamento) y mostraron una foto en la que se lo ve con el saco y la camisa ensangrentados, y enjugándose la frente con un pañuelo.
La herida de Dávila, informaron esos medios, fue consecuencia de un enfrentamiento entre parlamentarios oficialistas y opositores.