Agrupaciones reciben armas, equipo y entrenamiento militar del ejército para respaldar al actual presidente en su campaña por la reelección.
Excelsior.com.mx, Caracas. Antonio camina con sigilo por el parroquia –barrio– 23 de Enero. Son las cinco de la mañana. Sin hacer ruido desliza por debajo de una puerta la propaganda de un partido de oposición. ¿Excentricidad? No. Antonio asegura que actúa a escondidas para que los grupos de choque chavistas no lo descubran y no lo puedan atacar.
“Los Tupamaros –uno de los grupos de choque que opera en el parroquia 23 de Enero– andan armados con granadas y armas... listos para defender la revolución si Hugo Chávez pierde”, dice Aurelia a Excélsior, mientras mira temerosa a los alrededores para ver quién la observa. Después se mete a su casa ubicada dentro del parroquia.
Luis, militante del partido de oposición Primero Justicia, asegura que la oposición ha tenido que retroceder 50 años en la historia y pasar a la clandestinidad en este barrio. “Hacemos reuniones en diferentes partes del parroquia, prácticamente clandestinas, sin poder identificarnos como una organización política”.
Las elecciones por la Presidencia son el próximo 7 de octubre. El presidente Hugo Chávez buscará la reelección y enfrentará a su principal opositor, Henrique Capriles Radonski, candidato a la Presidencia por la Mesa de la Unidad Democrática, una coalición de más de 30 partidos políticos.
Vecinos de la comunidad que pidieron mantener su nombre en el anonimato, explicaron que los grupos conocidos como La Piedrita, Alexis Vive, Juan 23, Los Tupamaro y una veintena más, se autodenominan como “colectivos sociales” y dicen dedicarse a actividades culturales, pero en realidad son grupos de choque chavistas.
“Son grupos que tienen kalashnikov, motocicletas, autos militares, granadas y demás armamento. ¿Quién se los provee? El gobierno de Hugo Chávez. Son grupos de choque”, explica otro de los vecinos.
En enero de este año aparecieron en una página de Facebook del colectivo La Piedrita, fotos de niños portando armas largas, sentados frente a uno de los murales de la parroquia 23 de Enero: una imagen de Jesucristo sosteniendo una metralleta y en el fondo la frase “La Piedrita ¡Venceremos!”
Valentín Santana, líder del colectivo La Piedrita, es buscado por la autoridad desde entonces. Pero quedan dudas sobre si realmente se le está buscando, pues días después se dieron a conocer fotografías donde aparece en un evento público, junto al diputado de la Asamblea Nacional, Robert Serra.
“Una revolución pacífica, pero con armas”. Excélsior buscó al chavista Engelber García, que fue Coordinador de Movimientos Sociales en la Alcaldía Metropolitana de Caracas durante la administración anterior del alcalde Juan Barreto.
García aseguró en entrevista que es falso que los colectivos estén amenazando a los partidos de oposición dentro del parroquia. “La oposición sí ha hecho recorridos, sí ha pegado pancartas. Ah, pero van a decir que perdieron esta elección porque no se pueden reunir. Ese es el discurso de la derecha... mejor que hagan un análisis al
interior”, dijo.
¿Qué son los colectivos?, preguntó Excélsior a García, a lo que respondió que no son grupos armados, ni malandros –criminales–. Entonces habló de que en Venezuela “hay una revolución pacífica pero con armas”.
“Es para la defensa de nuestro proyecto –chavista–. Claro que sí estamos debidamente organizados y debidamente formados conjuntamente con las Fuerzas Armadas en esa unión cívico-militar. Recibimos entrenamiento militar en previsión de un acontecimiento, de una agresión de otro país”,
explicó.
En Venezuela también existen las milicias populares, entrenadas y armadas con el mismo propósito que estos colectivos. Antonio Rivero, ex general de Brigada de las Fuerzas Armadas de Venezuela, visto por algunos venezolanos como traidor por haber abandonado la milicia, ha expresado que la estrategia chavista de contar con milicias populares y colectivos puede generar un escenario de mayor violencia en el país.
Incluso ha hablado de que la oposición también desarrolló sus propias milicias, una especie de grupos paramilitares, y que la existencia de milicias chavistas y opositoras podría generar resultados de violencia extrema.
En el parroquia 23 de Enero. Al caminar por las calles del barrio 23 de Enero se ven conjuntos habitacionales con bardas, alambre de púas y cámaras de seguridad. “Aquí los miembros de los colectivos saben perfectamente quién entra y quién sale del parroquia”, explicó uno de los vecinos.
En una de las paredes de los edificios hay un mural con la imagen de Muammar Gadhafi, Simón Bolívar, el presidente Chávez, el revolucionario cubano Camilo Cienfuegos y hasta el subcomandante Marcos.
Al seguir el recorrido por el parroquia aparece en una calle un auto completamente calcinado: “lo quemaron hace dos semanas... y allí quedó” comentó un vecino.
Venezuela tiene una tasa de homicidios de 67 personas por cada 100 mil habitantes, una de las más altas del continente. Muy por encima de los 17 homicidios por cada 100 mil habitantes que hay en México, informó a
Excélsior Roberto Briceño-León, sociólogo y director del Laboratorio de Ciencias Sociales (LACSO).
“El gobierno no da cifras, pero nosotros las fuimos obteniendo a lo largo de los años” dice el investigador, quien señala que Caracas es una de las ciudades más violentas de Venezuela, en particular sus parroquias marginales.
“Aquí –en el parroquia 23 de Enero– uno se encuentra un muerto en cada esquina. El otro día venía para el metro y cuándo voy bajando veo a un joven allí muerto, allí tirado”, comenta Antonia, habitante de ese parroquia.
“Cuando ellos quieren, los de los colectivos se ponen los uniformes esos militares, se tapan las caras y van para los bloques a echar tiros, a la deriva, y si te mataron, bien gracias, aquí no pagan por los muertos”, agrega.
Otro de los líderes de oposición comentó a Excélsior que algunos de los colectivos distribuyen droga a adolescentes a la salida de la estación del Metro Caño Amarillo, cerca del parroquia 23 de Enero.
“Y hace tres o cuatro meses, ese mismo escuadrón, a las dos de la mañana, tipo comando, metieron explosivos y le volaron la puerta a una casa; de allí sacaron a las personas y se las llevaron a la calle trasera y allí los asesinaron, dándoles un tiro en la nuca a cada uno. Eso fue en la calle El Carmen, de Monte Piedad”, aseguró.
Y explicó que asesinaron a esa familia porque “no se quisieron unir al colectivo. Y hace dos meses, en esa misma zona, en el puente de Caño Amarillo, allí asesinaron a dos muchachos más”.
Vecinos y miembros de la oposición –que pidieron mantener sus nombres en el anonimato– aseguraron que la autoridad no escucha sus reclamos: “Vamos a los Tribunales Judiciales y todo el mundo se lava las manos, empieza un peloteo: si tú vas a los tribunales, resulta que allí ayudan al criminal, al asesino, al ladrón, pero al hombre honesto que verdaderamente sale a trabajar, ése es un hombre mal visto”.
Sobre el tema, Engelber García cuestionó: “¿Dónde están las pruebas? ¿Dónde está la denuncia formal? Dicen que ésta es una dictadura. Que lo vieron, que lo escucharon. Es el discurso general de la derecha, así es como atacan a Chávez y denuncian y denuncian, ajá, pero yo puedo ir a denunciar diez mil veces y si no compruebo nada, ¿entonces?”.
El riesgo en la campaña. A diez semanas de la elección, chavistas y oposición siguen en campaña. Dentro del barrio 23 de Enero, Excélsior observó la celebración de un evento del Comando Carabobo, que promueve la reelección del Presidente, en un stand grande con globos rojos y muchas personas, hablaban de la elección y había un letrero que decía “La Piedrita con el comandante Chávez”.
Los miembros de Primero Justicia, de Acción Democrática y los demás partidos que forman parte de la Mesa de la Unidad Democrática y que postularon a Capriles aseguran que en esta zona del país, y otras zonas de Caracas a donde se ha extendido el colectivo La Piedrita, deben ser cautos para hacer campaña.
“Por nuestra posición adversa y crítica hacia el actual gobierno de Hugo Chávez, a veces hemos tenido ataques y tenemos que cuidarnos” dijo Alberto, un líder de oposición en el parroquia 23 de Enero.
Uno de sus colegas explicó: “Nos arriesgamos mucho. Cuando estamos caminando por las calles del parroquia nos están siguiendo, nos están vigilando”.
La oposición está tratando de persuadir a sus observadores de que se presenten a las mesas de votación en el parroquia 23 de Enero el 7 de enero. ¿Tienen alguna forma de protegerlos?, se les preguntó. “No”, respondieron.