“Que la lucha armada no sea la manera de hacer una revolución en Colombia es un cambio histórico”, dijo Vera Grabe, co fundadora y ex comandante del M-19, y actual directora del Observatorio para la Paz en Bogotá.
La primera congresista surgida del movimiento 19 de Abril (M-19), hoy en día una activista dedicada a desarmar culturalmente la violencia, se mostró convencida, durante una charla en Berlín, de que la mesa en La Habana en donde dialogan directamente el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) continuará con o sin cambio de gobierno, de cara a las elecciones presidenciales del próximo 25 de mayo en las que el presidente Juan Manuel Santos aspira a su reelección, pero los sondeos no le dan una victoria segura.
“La agenda consiste en seis capítulos y no se habrá acordado ninguno hasta que no se haya acordado el paquete completo”, dijo Vera Grabe Lowenherz (Bogotá, 1951), antropóloga, e hija de inmigrantes alemanes que llegaron a Colombia huyendo del nazismo, al analizar las negociaciones de paz que llevan ya 23 rondas oficiales, que ahora se ven atravesadas por la campaña electoral.
“No sabemos lo que se negocia en La Habana. Esa es una de las ventajas del proceso pero también una de las desventajas. Está rodeado de discreción, pero también da pie a especulaciones. Estos días se dice que abrirían las puertas de la negociación al ELN”, el Ejército de Liberación Nacional, la segunda guerrilla más grande de Colombia, después de las FARC.
Proceso de negociación. Vera Grabe señaló que las negociaciones actualmente se ocupan del problema de las drogas ilícitas, pero también habrá que negociar la atención a las víctimas de un conflicto que lleva más de 40 años, que ha dejado a más de seis millones de desplazados que demandan participación en las negociaciones. También habrá que ofrecer garantías a los ex guerrilleros para que acepten la desmovilización y su reinserción en la sociedad civil, dijo. Pero consideró un logro que en menos de un año se hayan acordado los capítulos de política agraria y participación política.
La directora del Observatorio para la Paz exhortó al gobierno colombiano a que desarrolle un discurso homogéneo. “No es posible que un ministro de Defensa hable de terroristas y bandidos y en la Habana hablen de los insurgentes y los guerrilleros”, aseveró, al tiempo que instó a que se explique a la población los avances y complicaciones que implica el proceso. “Cuando comenzó hace un año y medio había mucho entusiasmo pero hay que mantener la llama y explicar a la gente: debe desarrollarse una pedagogía de paz”.
“Colombia es un país con enormes problemas estructurales, pero no es el mismo país de los 90”, agregó, aludiendo a la firma de paz de ese año, cuando se convirtió en la primera congresista surgida del movimiento Alianza Democrática M-19, tras la desmovilización del grupo guerrillero, pero que al entrar al Congreso sólo vivió "obstáculos y trampas". También advirtió que una nueva Asamblea Constituyente, como reclaman amplios sectores de la sociedad colombiana, no será una varita mágica que pavimente la paz.
“Sé que hay sectores muy amplios en Colombia que están a favor de una nueva Constitución, en la izquierda, pero en la derecha también. Uribe quiere una constituyente y ahí llegan todos, los buenos, los malos, nos gusten o no nos gusten. Si es por proceso de elección se corre el riesgo de que participen todos. Si es por cúpulas, será un proceso inferior al de 1991, que tuvo una elección. Sería un retroceso gravísimo”, dijo.
Cambio de mentalidad. Vera Grabe hizo un llamado a cambiar de mentalidad y contribuir desde la sociedad civil, y desde el extranjero, a favor de un cambio. Reconoció que los sectores hegemónicos, y trasnacionales que expolian la tierra son factores de violencia. Al mismo tiempo, indicó que es posible cambiar la situación a través de la concertación. “No digo que no haya responsabilidades, pero lo que nos importa no es solamente que se rinda cuentas, sino que la situación cambie”, dijo.
La ex guerrillera, que combatió durante veinte años en las filas del M-19, dijo que las FARC “nos considera traidores, pero es bueno aprender de la experiencia de nosotros”, aludiendo a que es el único movimiento guerrillero desmovilizado que ha participado en la vida política.
La activista, que dice haberse "liberado" tras su desmovilización, es ahora una incansable luchadora a favor de una 'pedagogía de paz'. "Estamos dedicados a hacer de la paz una posibilidad de cambio y trabajando en la violencia en la vida cotidiana, en la familia, en la calle, en las organizaciones. Porque creemos que si no se cambia la mentalidad, si no se desarma uno culturalmente, no se reporducen los procesos de paz. Es un ámbito en el que hay mucho por hacer. Hay más víctimas por la violencia intrafamiliar, que por la misma guerra".
Vera Grabe fue invitada por la Berhof Foundation, un think tank con sede en Berlín dedicado al análisis de conflictos y al apoyo a los procesos de paz, y por la organización pro derechos humanos en Colombia, Kolko e.V.
La charla en la Casa de la Democracia y de los Derechos Humanos en Berlín contó con una participativa audiencia, sobre todo de compatriotas suyos, que discutieron vivamente y dieron muestra de la fuerza de los colombianos en el exilio. “Somos millones, somos un país fuera”, dijo uno de ellos.