El gobierno de Egipto tiene un plan y un calendario para el traspaso pacífico del poder, dijo este martes su vicepresidente, mientras manifestantes convocaban a más protestas para demostrar que su campaña por la dimisión inmediata del presidente Hosni Mubarak sigue teniendo poder.
El Cairo. Egipto tiene un plan y un calendario para el traspaso pacífico del poder, dijo este martes su vicepresidente, mientras manifestantes convocaban a más protestas para demostrar que su campaña por la dimisión inmediata del presidente Hosni Mubarak sigue teniendo poder.
Con crecientes indicios de que el gobierno podría contar con ventaja en la lucha por el poder, el vicepresidente Omar Suleiman también prometió que no habría represalias contra los manifestantes por su campaña de dos semanas para expulsar a Mubarak después de 30 años en el cargo.
Sin embargo, manifestantes que acampan en la plaza Tahrir de El Cairo acusaron al Gobierno de estar tratando de ganar tiempo y juraron que no darán marcha atrás hasta que sea completada la que llaman una "media revolución".
"Se ha establecido una clara hoja de ruta con un calendario para llevar a cabo un traspaso de poder pacífico y organizado", dijo Suleiman, durante mucho tiempo jefe de inteligencia de Mubarak y quien ha liderado las conversaciones con los grupos de oposición, incluidos los Hermanos Musulmanes, enemigos jurados del mandatario.
Hasta ahora el Gobierno ha cedido poco terreno en las conversaciones. El presidente de 82 años, que ha prometido seguir en el cargo hasta que este expire en septiembre, parece estar capeando el temporal que afecta a Egipto, al menos por el momento.
Las negociaciones entre el Gobierno y facciones de la oposición se han celebrado desde el domingo bajo la mirada de un retrato gigante de Mubarak.
"El presidente dio la bienvenida al consenso nacional, confirmando que estamos en el buen camino para salir de la crisis actual", dijo Suleiman en comentarios difundidos por la televisión estatal después de informar a Mubarak sobre las conversaciones.
Cientos de miles de personas se han unido a las manifestaciones previas y Naciones Unidas dice que 300 personas podrían haber muerto hasta ahora.
Pero muchos en un país donde alrededor del 40% de sus habitantes vive con menos de US$2 al día dicen que están desesperados por volver al trabajo y a la vida normal, incluso aquellos que quieren derrocar a Mubarak.
Algo de normalidad estaba volviendo a El Cairo. El tráfico era denso en el centro de la ciudad el martes y se formaron filas rápidamente en los bancos, que sólo abren en horario restringido.
Mientras grupos de oposición hablan con Suleiman, manifestantes en su mayoría jóvenes pidieron un impulso para expulsar a Mubarak mientras las autoridades trataban de echarlos del centro de El Cairo.
Suleiman prometió que el acoso a los manifestantes terminaría. "El presidente enfatizó que la juventud de Egipto se merece el aprecio de la nación y emitió una directiva para impedir que sean perseguidos, acosados o se les quite el derecho a la libertad de expresión", aseguró.
Acción de prueba. Las marchas de este martes pondrán a prueba la capacidad de los manifestantes para mantener la presión sobre el Gobierno. Los que están acampados en la plaza Tahrir han prometido quedarse hasta que Mubarak se vaya, y planean más manifestaciones.
La liberación del ejecutivo de Google Inc Wael Ghonim, después de dos semanas en las que dijo que los miembros de la seguridad egipcia le mantuvieron con los ojos vendados, podría impulsar el apoyo. Activistas dicen que los egipcios estaban tras un grupo de Facebook que ayudó a inspirar las protestas.
Los manifestantes temen que cuando Mubarak se vaya sea reemplazado no por la democracia que buscan, sino por otro líder autoritario. Muchos jóvenes en la plaza Tahrir desmintieron el lunes que estuviera teniendo lugar un diálogo político.
La agencia oficial de noticias MENA informó el lunes que Mubarak había creado dos comités para redactar cambios en la Constitución.
Para intentar que el tráfico volviera a los alrededores de la plaza Tahrir, el Ejército ha tratado de reducir el área que han ocupado los manifestantes. Algunos dormían en las ruedas de los vehículos armados para impedir que se usaran para llevar las protestas a un espacio más reducido.
El papel del Ejército en las próximas dos semanas se considera crítico para el futuro del país.