Acusado de presuntas negociaciones incompatibles con la función pública, Boudou se ha convertido en el primer vicepresidente argentino en activo en comparecer como imputado ante la Justicia.
Buenos Aires. Arropado por cientos de militantes kirchneristas, el vicepresidente argentino, Amado Boudou, reivindicó este lunes su inocencia antes de declarar como imputado por su presunta implicación en un caso de corrupción que puede costarle su carrera política.
Acusado de presuntas negociaciones incompatibles con la función pública, Boudou se ha convertido en el primer vicepresidente argentino en activo en comparecer como imputado ante la Justicia.
Amado Boudou, que en su condición de vicepresidente del Gobierno es también titular del Senado, acudió ante el tribunal para ser indagado por el juez Ariel Lijo en el marco de la causa que investiga la presunta compra ilegal de la imprenta de papel moneda cuando era ministro de Economía (2009-2010).
El auto de citación del juez lo acusa de haber comprado, a través de testaferros y junto al empresario José María Núñez Carmona, al parecer amigo suyo, la imprenta de papel moneda Ciccone Calcográfica, que tenía contratos con el Estado.
El vicepresidente, que ha atribuido las acusaciones a una campaña orquestada por medios enfrentados con el gobierno, insistió este lunes en pedir al juez que le permitiera grabar su declaración con una cámara y accediera a la presencia de un taquígrafo del Senado en el juzgado como "acto de defensa", petición que fue rechazada por el magistrado.
"Estoy muy tranquilo. Tengo confianza en todo lo que he hecho y en todo lo que voy a seguir haciendo", dijo Boudou a los periodistas que lo esperaban en la puerta de su domicilio antes de dirigirse a los tribunales, en medio de un gran despliegue mediático.
El vicepresidente afirmó que espera que con su declaración pueda "empezar a saberse toda la verdad" e insistió en que no tiene "ninguna estrategia" y que "podría no haber ido" y "haber contestado por escrito".
Frente al tribunal, cientos de militantes kirchneristas, en su mayoría conducidos por agrupaciones oficialistas desde municipios del cinturón de Buenos Aires, esperaban su llegada con charangas, pancartas con mensajes como "Fuerza Amado" e incluso una pantalla gigante donde se proyectaron declaraciones exculpatorias de Boudou ante medios próximos al oficialismo.
"Personalmente creo en la inocencia del vicepresidente pero ante todo venimos a apoyar la independencia de la Justicia", señaló a Efe Emmanuel Tusinski, convencido de que "habla bien de las instituciones" que el vicepresidente haya sido procesado y se haya presentado.
Rodrigo Claramonte se presentó en las puertas de los tribunales para apoyar al vicepresidente "independientemente del proceso judicial" frente a la "manipulación de los medios de comunicación que tratan de guiar la opinión pública".
"Esto va a servir para comprobar que él realmente es inocente y que fue todo lamentablemente una operación política" sostuvo a Efe Gabriel Corizzo, quien se identificó como militante del proyecto kirchnerista.
El jefe de Gabinete del Gobierno argentino, Jorge Capitanich, se refirió hoy al caso para pedir que se respete "el debido proceso" judicial.
"Muchas veces los medios generan prejuzgamiento, juzgamiento, juicio sumarísimo, condena y sentencia. Eso no es apropiado en un sistema republicano, que tiene que tener publicidad de actos, pero también un debido proceso", subrayó Capitanich en su rueda de prensa diaria.
Boudou, de 51 años, dejó la cartera de Economía tras las elecciones de 2011 para ocupar la Vicepresidencia, pero las denuncias por su presunta implicación en escándalos de corrupción eclipsaron su carrera e hicieron que la presidenta Cristina Fernández lo colocara en un discreto segundo plano.