La alguna vez poderosa Iglesia católica en Cuba espera que el Pontífice alemán despierte lo que el cardenal Jaime Ortega denominó la semana pasada una "fe dormida" y ayude a consolidar su relación con el gobierno cubano.
La Habana. La congregación del padre Miguel Angelo Jiménez en Cuba es pequeña y quienes asisten a su iglesia, Nuestra Señora del Carmen en el centro de La Habana, son en su mayoría ancianos bajo un techo dañado para cuya reparación no hay dinero.
Sentado detrás de un desgastado escritorio que luce como si datara de la apertura del templo en 1926, no se hace ilusiones sobre la situación de la Iglesia Católica Romana en Cuba.
"Estuvo en decadencia (antes de la revolución cubana de 1959) y sigue decadente en muchas cosas. La Iglesia realmente tiene que renovarse", dijo el padre Jiménez.
Ese, en esencia, es el motivo por el cual el Papa Benedicto XVI visitará la isla entre el 26 y 28 de marzo tras una parada de tres días en México.
La alguna vez poderosa Iglesia católica en Cuba espera que el Pontífice alemán despierte lo que el cardenal Jaime Ortega denominó la semana pasada una "fe dormida" y ayude a consolidar su relación con el gobierno cubano.
Debilitada fuertemente en los años posteriores a la revolución de 1959, la Iglesia quiere volver a ganar algo de su gloria perdida, tanto en términos de convocar más gente como en expandir su rol en la sociedad cubana.
En los últimos dos años, sirvió como un interlocutor con el gobierno, con Ortega negociando un inédito acuerdo para liberar prisioneros, explicando al presidente Raúl Castro que deje al grupo disidente de mujeres "Damas de Blanco" continuar con sus marchas semanales y creando más espacio para que la Iglesia pueda expandir sus programas sociales y cursos de educación.
El acercamiento entre Iglesia Católica y Estado es, en parte, un caso de mutua necesidad, dijeron especialistas.
La Iglesia quiere ser un actor más importante y Castro necesita aliados mientras pone en marcha un plan de reformas económicas que incluye el recorte de millones de trabajadores de las nóminas del Gobierno.
Una asociación con la Iglesia, la mayor institución y más influyente a nivel social fuera del Gobierno, "alienta la estabilidad y da al Estado un cierto grado de credibilidad", dijo Geoff Thale de Washington Office on Latin America, una organización independiente que aboga por los derechos humanos.
Castro ha dicho que su objetivo es fortalecer el sistema comunista para renovar en un futuro a sus envejecidos fundadores.
También ha mostrado más tolerancia hacia la religión que su hermano mayor, Fidel Castro, quien gobernó Cuba durante 49 años antes de enfermar y entregarle el poder en febrero del 2008.
"El Partido debe estar convencido de que más allá de los requerimientos materiales y aún de los culturales, existe en nuestro pueblo diversidad de conceptos e ideas sobre sus propias necesidades espirituales", dijo Raúl Castro en un congreso del Partido Comunista el pasado año.
Conflicto. La revolución de 1959 trajo años de conflicto en los cuales muchos miembros de la Iglesia se sumaron a la oposición a Fidel Castro y, a cambio, él despidió a centenares de curas y monjas, confiscó propiedades de la Iglesia, rechazó el acceso a los medios masivos y excluyó a los católicos del Partido Comunista.
Ortega, ahora de 75 años, fue enviado a un campo de trabajo por varios meses en 1966.
En 1962, el Papa Juan XXIII excomulgó a Fidel Castro, quien luego hizo oficial su antipatía al declarar a Cuba como un país ateo en una Constitución adoptada en 1976. El feriado nacional de Navidad fue abolido.
La pertenencia a la Iglesia Católica y otras denominaciones religiosas se desplomó con el éxodo de cubanos que dejaron el país luego de la revolución, y muchos de los que se quedaron renunciaron a practicar su fe abiertamente debido a un hostigamiento en un ambiente cada vez más antirreligioso.
Autoridades de la Iglesia sostienen que cerca del 60% de los 11,2 millones de habitantes ha sido bautizado, pero sólo el 5% asiste regularmente a misa.
La historia de lo que fue su rol dominante en Cuba y su caída precipitada es descrita por la presencia de varias iglesias en todos los rincones de la isla, y el hecho de que varias de ellas permanezcan ahora cerradas y vacías.
Con su altar barroco, pilares revestidos y una estatua imponente con el nombre de su Virgen, la iglesia Nuestra Señora del Carmen simboliza el creciente estatus que tenía este templo en Cuba cuando se inauguró en 1926.
Pero, ahora, una misa habitual de domingo resulta ser más un símbolo de los problemas que aquejan a la institución, con la mitad de los bancos de madera vacíos y la asistencia de sólo personas mayores.
"Todavía amo la Iglesia, pero las cosas han sido difíciles por un largo tiempo", dijo Esther, una jubilada de 80 años que prefirió mantener su apellido en el anonimato, mientras esperaba a su familia para retornar a su casa.
Las relaciones entre el Estado y la Iglesia comenzaron una lenta recuperación a mediados de 1980 cuando Fidel Castro ganó simpatía por la "teología de la liberación", un movimiento dentro de la Iglesia en América Latina y cuyos líderes emitieron una disposición para el diálogo al sostener que el socialismo no era todo malo.
En la década de 1990, coincidiendo con el colapso de la Unión Soviética -el principal aliado de Cuba y su benefactor durante 30 años-, Fidel Castro reemplazó la palabra "ateo" por "laico" en la Constitución y eliminó una prohibición para los creyentes de ingresar al Partido Comunista.
Y permitió también en la isla a Caritas, el brazo de asistencia social de la Iglesia para ofrecer servicios.
En 1994, Ortega fue nombrado Cardenal, y en 1996, Fidel Castro fue a Roma para invitar al Papa Juan Pablo II a Cuba.
Justo antes de la llegada del Papa a La Habana en enero de 1998, Castro restableció el feriado de Navidad.
"Que Cuba, con todas sus magníficas posibilidades, se abra al mundo, y que el mundo se abra a Cuba", dijo Juan Pablo II en una muy recordada frase aún sin cumplirse.
Peregrinación. La Iglesia considera que otro punto de flexibilidad puede haber llegado el pasado año cuando el Gobierno permitió organizar por toda la isla una peregrinación nacional de la Virgen de la Caridad del Cobre, la patrona de Cuba, para celebrar el 400 aniversario del hallazgo de la Virgen por tres pescadores en una bahía del oriente cubano.
La Virgen se considera el ícono religioso más popular del país. En un discurso televisado a nivel nacional la semana pasada, el cardenal Ortega dijo que un millón de personas acudieron a verla en una masiva demostración de fe.
El cardenal expresó que la demostración impresionó tanto que el Papa Benedicto XVI, de 84 años, decidió venir a Cuba a pesar de su avanzada edad y delicado estado de salud para volver a despertar esa fe latente.
"Había un gran interés en esta peregrinación porque el Papa se ha comprometido a revivir la fe en los países en que se cristianizan antes pero necesitan una nueva evangelización", dijo Ortega.
La visita del Papa incluirá una parada en el santuario El Cobre, en Santiago de Cuba, donde se encuentra el consagrado ícono de la Virgen de la Caridad.
La recuperación del pasado glorioso de la Iglesia Católica en Cuba lleva tiempo y toma trabajo.
Las religiones afrocubanas como la santería, un legado de la esclavitud del pasado en la isla, están muy extendidas y las iglesias protestantes cuentan con hasta 800.000 miembros.
Antes de la revolución, las religiones protestantes como los bautistas, metodistas y los presbiterianos tenían una fuerte presencia en Cuba debido a la influencia estadounidense en la isla y se comenta que se están incrementando hoy en día incluyendo a las iglesias evangélicas y pentecostales.
Lázaro Alvarez, pastor de la Iglesia de la Universidad Metodista en el barrio del Vedado en La Habana, dijo que los programas de divulgación han impulsado un fuerte crecimiento en los últimos cuatro años y ahora tienen 2.216 miembros.
En contraste con la ligera asistencia a misas católicas, "nos llenan la capilla, con 1.300 personas todos los domingos y tienen una sala de escucha para que los que no caben en el salón principal puedan ver el servicio religioso desde monitores de televisión", dijo.
Sin embargo, ninguna de las otras religiones son institucionalmente poderosas como la Iglesia Católica ni ejercen su influencia política. Dentro de ciertos límites se ha convertido en una voz poderosa para el cambio económico y político, especialmente a través de sus publicaciones.
Pero los críticos sostienen que no ha usado su poder tanto como podría o debería tener que presionar para un cambio más rápido y profundo en el país.
"Estamos viendo una Iglesia que se doblega a un régimen sin ninguna razón en absoluto", dijo Daniel Alvarez, un experto en estudios religiosos en la Florida International University en Miami.
Alvarez se mostró especialmente crítico por un incidente la semana pasada, cuando 13 disidentes ocuparon una iglesia católica en La Habana durante más de dos días antes de que la jerarquía eclesiástica se dirigiera a las autoridades para llamar a la policía y desalojarlos.
Geoff Thale dijo que la debilidad de la Iglesia y otros factores han obligado a alejarse de la confrontación directa con el gobierno cubano a favor de un enfoque más gradual.
"Usted puede estar en desacuerdo con el camino que la Iglesia tomó, pero pienso que hay un argumento sólido que es el camino correcto", apuntó Thale.