El ex presidente Andrés Pastrana expresó su preocupación de ser procesado en la Corte Internacional, por la zona de distensión. Habló del TLC, del ex presidente Uribe, Chávez y las FARC.
Bogotá. En medio de la controversia política por la sonada intención del expresidente Álvaro Uribe de aspirar a un tercer período presidencial; la polémica por la intervención del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en el intercambio humanitario; el fortalecimiento de la imagen política de las FARC, y el TLC entre Estados Unidos y Colombia, para finales de 2007 había una gran preocupación que rondaba la cabeza del expresidente Andrés Pastrana: un eventual proceso en su contra en la Corte Penal Internacional.
Por eso, el exmandatario aprovechó una llamada de cortesía que le hizo el entonces embajador de Estados Unidos William Brownfield el primero de noviembre de 2007, para expresarle su opinión sobre los temas que se discutían por esos días en el país y, por ahí derecho, decirle que estaba intranquilo con el rumor de la posible investigación en su contra. Todo, para terminar pidiéndole un favor personal: que el gobierno norteamericano abogara por él, en caso de ser cierto el supuesto proceso judicial.
Así quedó consignado en un cable revelado por Wikileaks, con fecha del 14 de noviembre de 2007, enviado a Estados Unidos casi dos semanas después de la conversación. El documento, dividido en cinco temas puntuales, deja como último capítulo el episodio del “favor” al embajador norteamericano.
Según el documento, la eventual investigación, que desvelaba al expresidente, tenía relación con la creación de la zona de distensión en San Vicente del Caguán (Caquetá), donde se desarrollaron los diálogos de paz con las FARC. La zona de despeje la estaban calificando de haber sido supuestamente un refugio para el narcoterrorismo durante el proceso. Según el documento, el expresidente dijo: “los medios de comunicación colombianos reportaron varias acusaciones falsas de que el presidente (Pastrana) facilitó el tráfico de drogas y distintos actos terroristas”.
El cable termina diciendo: “Pastrana pidió apoyo al gobierno de Estados Unidos para refutar, como fuese apropiado, los cargos. Nota: Pastrana envió una carta el 18 de octubre aduciendo estas cuestiones, que fueron enviadas al Departamento de Estado”, Brownfield.
Sin embargo, este no fue el único tema que el expresidente habló con el embajador, durante la llamada que el propio delegado norteamericano calificó como “de cortesía”. Trató de temas que, aunque parecían diferentes, tenían un hilo conductor: la relación de Colombia y Venezuela.
Uno de esos temas fue el Tratado de Libre Comercio (TLC) de Colombia con Estados Unidos. Pastrana dejó ver la preocupación por el futuro del convenio bilateral en el Congreso norteamericano por dos factores: la situación política del país y las elecciones presidenciales en EE.UU. de 2008. Todo, según el ex jefe de Estado, unido al “error” del expresidente Uribe de haber polarizado el tema con la oposición en Colombia.
“Persuadí a Lucho Garzón, alcalde de Bogotá por el Polo Democrático, y a Angelino Garzón, gobernador del Valle, para que apoyaran el tratado. Sin embargo, por la actual polarización, ya no lo harán. Con varios países inclinándose hacia Venezuela o EE.UU., el TLC es clave. El rechazo del tratado en el Congreso (norteamericano) aislaría a Colombia y la dejaría vulnerable ante Venezuela”, dijo Pastrana según este cable.
Y quedar vulnerable ante Venezuela, para ese momento, no era algo favorable para Colombia, especialmente cuando, según Pastrana, el gobierno de Hugo Chávez jugaba un papel determinante en el intercambio humanitario y, con esto, un posible resurgimiento político de las FARC a nivel internacional.
Por eso, consideró como un error que Uribe hubiera aceptado a Chávez como facilitador para la liberación de secuestrados.
“Chávez quiere ganar prestigio internacional y no es confiable. Las FARC han explotado el intercambio para recuperar el espacio político internacional que perdieron durante el proceso de paz en el Caguán. Temo que las Farc pretendan abrir oficinas en Caracas (Venezuela), Managua (Nicaragua) y Quito (Ecuador) como parte del intercambio humanitario”, agregó.
Su análisis de Chávez, las FARC, el intercambio y Uribe también llevaba implícita una propuesta. Como sabía que si Uribe se oponía al intercambio eso sería utilizado por Chávez y las FARC para ser tachado de entorpecer las liberaciones, lo mejor era que “propusiera un acuerdo humanitario que incluyera el reclamo de todas los víctimas del secuestro de las FARC para que el grupo guerrillero estuviera a la defensiva”.
Y frente a la posibilidad de la colaboración internacional en este proceso de liberaciones, Pastrana dijo: “las FARC tradicionalmente desconfiaban de la participación extranjera en sus conversaciones con el gobierno colombiano. Él creía, sin embargo, que las Farc habían cambiado su punto de vista frente a la comunidad internacional después de una intervención europea y la ONU, por evitar la ruptura del proceso del Caguán, en enero de 2002.
Desde entonces, las FARC han sentido que podrían utilizar la comunidad internacional para avanzar en sus objetivos. Agregó que las Farc pueden pensar que con el presidente francés Sarkozy y con Chávez involucrados, no es necesario hablar directamente con el gobierno colombiano del intercambio humanitario”.
Y aunque pareciera por momentos que existía un desacuerdo del expresidente con Uribe, especialmente por la intención de continuar en el poder, también reconocía que había hecho una buena labor en el país.
A pesar de esto, fue otro de los que se opusieron a la segunda reelección. En el informe, el embajador indicó: “Pastrana dijo que una segunda enmienda constitucional para permitir que Uribe se postule para un tercer mandato dañaría gravemente los controles y equilibrios incorporados en la Constitución de Colombia. El proceso de enmienda también aumentaría la polarización y desalentaría a los candidatos de buena proyección para lanzarse. Uribe ha hecho mucho por Colombia, pero tiene que entender que es hora de que llegue alguien más”.
Los cables muestran una vez más cómo opiniones y temores de muchas autoridades colombianas pasaron por la embajada de Estados Unidos rumbo a la Casa Blanca, incluso para pedir favores.
En un cable de Wikileaks, de junio 24 de 2008, la embajadora de los Estados Unidos de América ante la Unesco, Louise Oliver, reportó las secretas aspiraciones que tuvo el expresidente Andrés Pastrana de postularse para suceder al entonces director general de la Unesco, Koichiro Matsuura.
En el cable, Oliver relata cómo la competencia por el cargo había empezado y cómo Pastrana, en una conferencia de la Unesco, que se celebró del 15 al 17 de junio de 2008, le preguntó a la embajadora Oliver si era cierto que el próximo director general de la Unesco tenía que ser un árabe. Cuando Oliver le aclaró que no era así, Pastrana respondió que estaba interesado en aspirar al puesto, pero que aún no había tomado una decisión. Ante esa confesión, la embajadora Oliver dejó plasmadas sus inquietudes en el cable y pidió revisar con meticulosidad los antecedentes de Pastrana, quien, reconoció, podía tener una oportunidad de ganar si los latinoamericanos decidían apoyarlo. Lo cierto es que el nombre de Pastrana jamás sonó para el cargo y, en cambio, fue escogida la búlgura Irina Bukova, a quien también la embajadora Oliver pidió investigar por sus cercanas relaciones con el gobierno ruso.