73 policías fueron condenados por la masacre de 111 reclusos en la cárcel de Carandirú, ocurrida en 1992 y cuyo juicio concluyó ayer miércoles,
Río de Janeiro. La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, afirmó hoy que la condena de 73 policías por la masacre de 111 reclusos en la cárcel de Carandirú, ocurrida en 1992 y cuyo juicio concluyó este miércoles, fue una "victoria contra la impunidad".
En declaraciones en su cuenta de Twitter, Rousseff resaltó que los policías tuvieron "amplio derecho de defensa" y que el proceso, celebrado 21 años después de la matanza, estuvo "dentro de las reglas del Estado de Derecho".
Este miércoles concluyó la cuarta y última fase del proceso, iniciada hace un año, y en total fueron sentenciados 73 agentes, alguno de ellos todavía en activo, por reprimir un motín carcelario a tiros, que resultó en la muerte de 111 presidiarios.
Las condenas varían de 48 a 624 años de cárcel a cada uno de los policías, que podrán recurrir la sentencia en libertad y, en cualquier caso, no pasarán más de 30 años en prisión, ya que esta es la pena máxima recogida en el Código Penal brasileño.
La matanza se remonta al 2 de octubre de 1992 y se inició por un motín en el pabellón nueve de este presidio, el mayor de Brasil en la época, que albergaba a cerca de 8.000 internos hacinados y en condiciones insalubres.
El caso tardó dos décadas en llegar a los tribunales debido a la dificultad de recopilar las pruebas concretas, algunas de las cuales desaparecieron de los archivos policiales pocos meses antes del inicio del proceso en abril de 2013, según la acusación.