Lima debe enfrentar olas de calor, sequía, inundaciones y aumento del nivel del mar; para ello, algunos distritos de la ciudad capital del Perú se están adaptando con una serie de medidas que fueron presentadas en un foro en Alemania.
Lima. Perú quiere liderar la agenda climática en América Latina tal y como demostró con la aprobación de la ley marco sobre cambio climático hace un par de semanas. Sin embargo, no solo a nivel nacional, sino también a nivel local existen iniciativas para hacer frente a este reto mundial.
Representantes de San Isidro, Santa Anita y La Punta (distritos de Lima) dieron a conocer las medidas de adaptación municipales al cambio climático en el noveno foro de Ciudades Resilientes, organizado por Gobiernos Locales por la Sustentabilidad (ICLEI) este fin de semana en Bonn, Alemania.
Con el apoyo técnico de la Cooperación al desarrollo de Alemania, los distritos peruanos se han basado en la experiencia de la región de Baviera y su guía ‘ClimateCheck' (2008-2013), para trabajar la estrategia de adaptación y mitigación del cambio climático.
"Hemos hecho un documento de trabajo en el que se sistematizan 33 medidas, sobre la descripción de los peligros, cómo han formulado el documento, cómo lo transmiten, cómo contarlo al público”, dijo Catherine Cardich Salazar, Asesora técnica de la GIZ.
A partir de varias líneas de acción, como la creación de un observatorio del agua que ha elaborado un primer reporte del estado de las cuencas de los ríos de la capital, la puesta en marcha de plantas de tratamiento para aguas residuales en las municipalidades, y la elaboración de campañas de comunicación para la adaptación al cambio climático, se han identificado, seleccionado, desarrollado y priorizado las medidas para solucionar los peligros climáticos.
En el proyecto, que empezó en 2014 y terminará en mayo de 2019, también participan los distritos municipales de Independencia, Comas, San Martín de Porres, San Borja y Callao. La iniciativa cuenta con la implementación de la GIZ y la Autoridad Nacional del Agua peruana (ANA).
Áreas verdes contra la sequía. San Isidro, el centro financiero de Lima, cuenta con 68.406 habitantes, recibe la visita diaria de 760 mil personas, que acuden a trabajar, y el paso de 500.000 vehículos. Tras un análisis se detectó que "nuestros riesgos climáticos es la sequía vinculada a las áreas verdes. Y después de la sequía, olas de calor y el aumento del nivel del mar en el borde costero”, dice Pamela Olenka, responsable de Sostenibilidad de San Isidro, asegurando que cada año se pierden 15 metros de terreno.
No obstante, el distrito ya ha puesto en marcha algunas medidas como el uso eficiente del agua para el riego de áreas verdes y el tratamiento de aguas residuales para el mismo fin.
Así, desde el año pasado cuenta con una planta de tratamiento de aguas que beneficia a un millón de personas así como un millón 650 mil metros cuadrados de áreas verdes. "Ha permitido reducir nuestra huella hídrica, que en 2016 era de 530 litros por persona y por día cuando la media es de 90”, detalló.
Más pobres, más vulnerables. La riqueza de San Isidro contrasta con la pobreza de Santa Anita. Con una población de 213 mil habitantes, en la denominada 'Zona 1' se concentra la mayor área de pobreza y todos los problemas del cambio climático.
"No hay áreas verdes, pueden haber deslizamiento por lluvias ya que es una zona de cerros que la gente ha ido ocupando y construyendo sin control alguno”, subraya César Cáceres, responsable municipal de Santa Anita, alertando del peligro que eso conlleva. "Lima va a tener un terremoto de 8,5 grados de intensidad de la escala Richter pero no se sabe cuándo y diez mil familias están en estas condiciones”, destaca.
Para mitigar el impacto de las olas de calor y la sequía, el distrito quiere potenciar las áreas verdes y crear una planta para el tratamiento de aguas residuales. Igualmente, plantea otras medidas como campañas de comunicación y sensibilización a la población sobre los peligros del cambio climático.
Prevención como solución. Rodeado de agua, el distrito de La Punta, se caracteriza además por el hecho de que más del 60% de su población, de 4.300 habitantes, tiene más de 65 años. "Las olas de calor son peligrosas, calientan el aire. Hay que avisar a la población”, aclara Rosa Cavero, responsable municipal de La Punta, recordando que en los últimos años se ha detectado un incremento de casos de cáncer en la piel y alergias, entre la población.
Por este motivo, desde mediados de 2015 el distrito cuenta con un solmáforo ubicado en la entrada del distrito que informa sobre la intensidad de los rayos ultravioleta, que también puede consultarse en una decena de paneles distribuidos por el distrito y en una página web.
A pesar de que las olas de calor son las principales amenazas del distrito, también hay que hacer frente a oleajes anómalos, la subida del nivel del mar y riesgos de inundación. Teniendo en cuenta que "La Punta ya no tiene espacio donde crecer”, se está a la espera de la concesión de un terreno de 32.000 metros cuadrados en el distrito colindante de Callao para llevar una gran infraestructura que albergue un refugio para poder hospedar hasta 5.000 personas en caso de tsunami.
Mirando al futuro lejano y cercano. A pesar de los esfuerzos locales para adaptarse al cambio climático, la ciudad tiene retos pendientes entre los que se encuentran el hecho de garantizar la provisión del agua y la salud. "Ya hay casos de dengue en Lima”, lamenta Liliana Miranda del Foro Ciudades Para la Vida y moderadora de la presentación. Además aboga por reciclar el agua, al alertar que la escasez de dicho recurso podría suponer una restricción de energía.
A todos estos retos de futuro, hay que sumarle las elecciones municipales del próximo mes de octubre que pueden perturbar la continuidad del proyecto.