Según los científicos, el perfeccionamiento de la vigilancia tendría enormes beneficios económicos, al ayudar a comprender el impacto del exceso de pesca o los cambios en monzones que pueden provocar condiciones extremas como las inundaciones que tuvieron lugar en Pakistán.
OSLO (Reuters) - Científicos expertos en océanos instaron el domingo a los gobiernos a invertir miles de millones de dólares antes de 2015 en un nuevo sistema para controlar los mares y dar avisos de cualquier incidente, desde tsunamis hasta la acidificación vinculada al cambio climático.
Según los científicos, el perfeccionamiento de la vigilancia tendría enormes beneficios económicos, al ayudar a comprender el impacto del exceso de pesca o los cambios en monzones que pueden provocar condiciones extremas como las inundaciones que tuvieron lugar en Pakistán.
Una alianza científica denominada Oceans United presentará la petición a los gobiernos en una conferencia en Pekín del 3 al 5 de noviembre, donde se hablará sobre el objetivo fijado en el 2002 en la Conferencia de Medioambiente y Desarrollo de la ONU de configurar un nuevo sistema que controle la salud del planeta.
"La mayoría de los expertos oceánicos cree que el futuro océano será más salado, más caliente, más ácido y con menor variedad", dijo Jesse Ausubel, fundador de la Alianza para la Observación de los Océanos Mundiales (POGO), que lidera la coalición y representa a las 38 instituciones oceanográficas principales de 21 países.
"Ya es hora de tomarse en serio las medidas referentes a qué le está ocurriendo a los mares que nos rodean", dijo Ausubel en un comunicado.
POGO dijo que un mecanismo de supervisión de todos los océanos del mundo supondría un gasto de entre 10.000 millones y 15.000 millones de dólares, con 5.000 millones en gastos anuales de funcionamiento.
Más dinero ayudaría a expandir muchos proyectos existentes, como controlar por satélite las temperaturas de los océanos o etiquetar a delfines, salmones o ballenas.
Entre los temas que más preocupan se encuentra que las aguas superficiales en los océanos, que se han convertido un 30 por ciento más ácidas desde el 1800, un cambio que se debe al incremento de concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera procedente de la quema de combustibles fósiles.
Los científicos dijeron que era difícil predecir los efectos de la acidificación. El agua más fría retiene más dióxido de carbono, haciendo que la mayor parte del Polo Norte esté en riesgo, mientras que el agua más caliente en los trópicos supondría una menor retención.