La crisis y el aumento de la exclusión social empujó a miles de personas a participar de redes de trueque y apoyo mutuo como la iniciativa “Acaba con la crisis”, una página web con 200 mil usuarios que hoy es la base de subsistencia de muchísimas familias con problemas.
La crisis y el aumento de la exclusión social empujó a miles de personas a participar de redes de trueque y apoyo mutuo como la iniciativa “Acaba con la crisis”, una página web con 200 mil usuarios que hoy es la base de subsistencia de muchísimas familias con problemas.
“La gente está afrontando circunstancias muy duras, trágicas. Hay personas que me escriben para decirme que se quieren suicidar”, relata a Télam Ansel Cambra, creador de la web. “Algunas personas necesitan que la escuchen, solo ánimo, por eso tenemos una sección de humor en la página”, apunta este madrileño de 35 años.
En un momento en que España se enfrenta a la peor crisis de su historia reciente, con un desempleo récord que alcanza al 24,4% de la población activa, 5,6 millones de personas, están resurgiendo formas de interacción social al margen de las relaciones mercantilizadas que promueve el capitalismo.
“Acaba con la crisis” (http://www.acabaconlacrisis.es) es una de las iniciativas de este tipo que están proliferando por necesidad.
La web “es un punto de encuentro, donde miles de familias, a través de una cadena de favores, pueden ayudar y ser ayudados”, afirma Ansel sobre esta red que se basa en el trueque.
Este profesor, asesor y consultor culinario explica que hace tres años, a pesar de que él estaba bien a nivel económico, comenzó a ver que “había gente que estaba pasándolo mal” , conocidos, amigos que se quedaban sin trabajo, gente en la calle.
Entonces pensó que él podía ayudar a uno o dos, pero que el problema era más amplio, y se tenía que hacer algo más a nivel colectivo.
“La única forma de hacer algo era que muchas personas pudieran encontrarse. Que todo aquel que quisiera se implicara en un intercambio horizontal, que implica respeto mutuo”, sostiene.
Así decidió abrir una web con tres secciones, que luego se fue ampliando, primero al entorno más cercano y, después, con el boca a boca, hasta contar actualmente con 200.000 usuarios mensuales.
Las primeras secciones eran cadenas de favores por comunidad (a nivel local), intercambios de ayudas, y asesoramiento jurídico gratuito a personas con problemas laborales, hipotecas, etc.
Ahora la red incluye todo tipo de asesoramiento, “coaching” personal, apoyo psicológico, trucos para ahorrar, recetas para cocinar sano y barato, entre otras cosas, ya que se basa en gente que pone su experiencia, sus capacidades, al servicio de otras personas.
Una de las secciones que más está creciendo es el “mapa de banco de tiempo”, que es un espacio donde las personas ofrecen su tiempo a cambio del de otro. Es decir, se intercambian horas de trabajo, tiempo, no dinero.
Ansel remarca que cada sección que se fue creando tiene un por qué, responde a las necesidades que surgieron en medio de la crisis.
En España hay más de 11,6 millones de personas en situación o riesgo de pobreza y exclusión social, el 22% de la población, la cifra más alta de la última década, según datos del indicador utilizado por la Unión Europea (UE) correspondientes a 2011.
En riesgo de pobreza extrema o privación material extrema se encuentran casi dos millones de personas, de acuerdo con la organización de asistencia Caritas. De hecho un 22% de hogares tienen dificultades para sobrevivir, no cuentan con ningún tipo de ingreso.
Ante este dramático escenario, las organizaciones que tradicionalmente asisten a las personas más vulnerables, las ONGs, que en España viven de donaciones privadas pero también de subsidios del Estado (que recortó las partidas de presupuesto en esta área), están saturadas.
“La red pasó de ser un espacio donde las personas acudían en búsqueda de un trabajo a un lugar de encuentro y apoyo para cuestiones básicas, para que familias enteras no se queden sin techo ni comida”, señala Ansel.
Ante las situaciones más desesperantes, de personas que envían mensajes de que se quieren suicidar, se crearon grupos locales que toman contacto directo y acuden en su ayuda, cuenta este joven.
Ante una de las necesidades más apremiantes, la vivienda, se creó la iniciativa “ayuda en casa por habitación”, que permite que muchas personas que se quedaron sin trabajo consigan donde dormir a cambio de ayudar a la persona que le da alojamiento en lo que necesite.
Si bien esta red de ayuda mutua cuenta con usuarios de un perfil muy amplio, que incluye personas muy cualificadas, como un ingeniero con cinco idiomas o un abogado especializado, hasta poco cualificadas, su creador detectó que cada vez más inmigrantes están recurriendo a ella.
“Muchos inmigrantes que ya han agotado las ayudas de desempleo ahora se encuentran bloqueados, no saben que hacer, no saben a quién acudir porque no tienen a sus familias. Están solos”, subraya Ansel.
También se nota que a nivel territorial hay mayores necesidades en el sur de España, en Andalucía, Extremadura y Canarias, que en el norte del país. “Vemos que cada vez hay más familias que no cuentan con ningún ingreso. Padres de entre 40 y 50 años que trabajaban en el sector de la construcción, que han perdido sus casas, y que ante esta situación el gobierno también les quita a sus hijos”, explica. “Estamos ante una situación de injusticia, hay que hacer algo, porque la crisis puede ir a peor”, advierte Ansel. Lo que parece claro es que la crisis también está dando una oportunidad, de reconstruir relaciones sociales, una sociedad más solidaria, y que hay mucha gente que a puesta por ello, sea por convicción o por necesidad.