El fútbol alemán regresó a la rutina escuchando aún el eco de la controversia generada por los destinos escogidos por dos de los clubes más importantes de la Bundesliga para prepararse en la pausa invernal.
Las visitas a Qatar y Arabia Saudita del Schalke y el Bayern llamaron la atención entre los activistas por los derechos humanos en Alemania tanto como el silencio que guardaron las estrellas del fútbol y los dirigentes de ambos clubes ante el tema mientras estuvieron en esos países.
Ello ocurrió en momentos en los que la prensa alemana informaba profusamente, y con un tono crítico, sobre la condena a diez años de prisión y 1.000 azotes al bloguero Raif Badawi en Arabia Saudita. Allí el activista había recibido la primera parte de su cruel castigo pocos días antes de que el entrenador Pep Guardiola anunciara en rueda de prensa: “Es un honor estar aquí”. Por esto el partido amistoso que el Bayern disputó en Riad, la capital del país, generó encendidas discusiones.
“El deporte y la política no están separados. Con frecuencia algunos gobiernos intentan desviar la atención con eventos deportivos de los temas de maltrato a los derechos humanos en tanto Amnistía Internacional quiere aprovecharlos para hablar de ellos”, explicó a Deutsche Welle Regina Spöttl, miembro de la organización. La experta añadió: “Los clubes de fútbol que entrenan o juegan partidos amistosos en Qatar o Arabia Saudita no deberían limitar el respeto del juego limpio a la cancha. Ellos también podrían informarse sobre las violaciones a los derechos humanos, y en la medida de sus posibilidades resaltar la situación”.
Por lo mismo, de vuelta en Alemania, el club campeón de la Bundesliga reaccionó y en un comunicado firmado por el dirigente Karl-Heinz Rummenigge expresó con contrición lo siguiente: “El Bayern Múnich condena cualquier forma de castigo cruel y bárbaro que no concuerde con los derechos humanos, tal y como es el caso del bloguero crítico del islam Raif Badawi. Hubiera sido mejor haber abordado el tema con claridad durante nuestra visita a Arabia Saudita”.
Al respecto Spöttl comentó: “El Bayern perdió una gran oportunidad. En ese partido los jugadores pudieron haber portado una pequeña pancarta pidiendo la libertad de Badawi, aprovechando que el fútbol es muy popular y le llega a mucha gente. Algo así hubiera sido un símbolo”,
¿Política o deporte? Rummenigge, en el mismo comunicado, argumentó también que pese a que el Bayern comparte una responsabilidad en cuanto al respeto de los derechos humanos, no deja de ser “un club de fútbol y no una entidad que tome decisiones políticas”. Esa posición la asumió también el vicepresidente de la Federación Alemana de Fútbol (DFB), Reiner Koch, quien en entrevista con la revista Kicker justificó el viaje tanto del Bayern como del Schalke a países objeto de críticas.
“La posición de la DFB es clara: nosotros estamos del lado del respeto de los derechos humanos, la igualdad de derecho de las mujeres, y el derecho a la libre expresión, al tiempo que condenamos cualquier manifestación de violencia y discriminación. Aún así, las sociedades cambian cuando uno intenta abrirlas, y eso es algo que logran los eventos deportivos al poner en el orden del día esos temas como los derechos humanos”, afirmó Koch.
El presidente de la Bundesliga, Reinhardt Rauball, defendió la presencia de los clubes alemanes en Qatar y Arabia Saudita. “No se va a lograr el respeto a los derechos humanos ignorando a algunos países y negándose a visitarlos; el fútbol no podrá solucionar solo todos los problemas”, dijo en entrevista con el diario Bild, con quien también conversó al respecto el directivo del Leverkusen Rudi Völler.
Posiciones diferentes. “Los clubes de fútbol profesional tienen que evaluar los pros y los contras de todas las ofertas que reciben para participar en partidos amistosos. Nosotros, por ejemplo, no apoyaremos aquellas propuestas de sitios donde se impone la discriminación, la violencia y el racismo”, explicó Völler la política del Leverkusen, que pasó el invierno en Orlando, Estados Unidos.
El Dortmund, atendiendo una petición del periódico FAZ, aseguró que debido a la importancia que le concede a los valores sociales y éticos “hace años en el club tomamos la decisión de no jugar en países en los que una gran parte de la población es discriminada, se le impide el acceso a los estadios, o se le cierra el camino al diálogo en torno a los derechos humanos”.
El prestigioso club alemán, que entrenó el invierno pasado en La Manga, España, se irá de gira por Asia el próximo verano y ha anunciado que pretende aprovechar allí la oportunidad para mirar con detenimiento los problemas sociales de los países que visite. Eso es algo que en el futuro se espera que también hagan Bayern y Schalke.