Las jóvenes de “Pussy Riot” han desatado un temporal político en Rusia, país que en los últimos tiempos gastó millones de dólares para proyectar hacia Occidente una imagen positiva de la Rusia de Putin.
Si algo le faltaba al presidente ruso, Vladimir Putin, para consolidar su fama de hombre duro y conservador, era tener un conflicto con un grupo de punk que apoya Madonna y otras estrellas del rock.
Tres integrantes de este conjunto formado por cinco mujeres, llamado "Pussy Riot" (desmadre musical), fueron condenadas por la justicia rusa a dos años de prisión, tras ser acusadas de "odio y hostilidad religiosa"
Cinturón negro en karate, ex jefe del servicio secreto soviético KGB (le gusta también mostrarse con el torso desnudo, cazando animales o andando a caballo como un cosaco), Putin es el blanco preferido del grupo musical femenino “Pussy Riot”.
Días después de la sentencia, que será apelada probablemente la semana próxima, una de sus integrantes -Nadezhda Tolokonnikova- desestimó la posibilidad de que el grupo pidiera el indulto a Putin.
“¿A Putin? ¿Es una broma? Por supuesto que no lo haremos. Es él quien debe pedir el indulto a todas nosotras”, señaló Tolokonnikova al diario opositor Novaya Gazeta.
Las chicas de “Pussy Riot” recibieron la solidaridad de estrellas del rock internacional como el ex beatle Paul McCartney, Madonna, Sting, Björk y bandas de rock como Red Hot Chili Peppers, entre otros.
Tan grande es la popularidad de "Pussy Riot" en Rusia, que un grupo de artistas siberianos manifestó su apoyó al grupo de punk, bautizando dos calles de la ciudad de Krasnoyarsk, en Siberia.
El 21 de febrero pasado, Tolokonnikova, de 22 años, María Alyokhina, de 24 y Yekaterina Samutsevich, de 29, entraron a la catedral ortodoxa de Cristo Salvador de Moscú, con sus caras cubierta por coloridos pasamontañas.
Allí organizaron un concierto para denunciar el apoyo del patriarca de la Iglesia Ortodoxa Kiril a la campaña electoral de Putin, que entonces era primer ministro, para ganar la presidencia.
La Constitución rusa dice que el país es un estado laico y que ninguna religión puede ser establecida como la religión de la nación. Putin, quien tiene una relación cordial aunque por momentos tensa con Estados Unidos, cumple un mandato de seis años y puede ser reelecto hasta 2024.
En la catedral ortodoxa, "Pussy Riot" interpretó el llamado “rezo punk”, una canción anticlerical en la que le pedían a la Virgen que expulsara al presidente ruso del país.
Las tres chicas, que fueron arrestadas en marzo, se disculparon por haber herido los sentimientos de los creyentes rusos, y una de ellas comparó el proceso judicial con los de la época del dictador José Stalin.
La juez de Moscú, Marina Syrova, describió a las mujeres como un peligro para la sociedad y dijo que ellas habían cometido “graves crímenes”, incluyendo “el insulto y la humillación de la fe cristiana y incitando al odio religioso”.
Después de las disputadas elecciones parlamentarias de diciembre, en las que el gubernamental Partido "Rusia Unida" logró la mayoría con 238 diputados -aunque perdió 77 con respecto al comicio anterior-, hubo un florecimiento de las críticas de los sectores disidentes.
Putin asumió por tercera vez la presidencia, el pasado 7 de mayo, luego de gobernar el país entre 2000 y 2008, tras lo cual fue nombrado primer ministro.
Ante el rechazo mundial por las condenas contra "Pussy Riot", el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso señaló que “muchos en Occidente olvidan sus raíces cristianas y, de paso, se niegan a respetar los sentimientos de otras confesiones creyendo que la religión restringe a la democracia”.
Durante su reciente visita a la ciudad de San Petersburgo, la cantante estadounidense Madonna brindó su apoyo a "Pussy Riot" y también defendió los derechos de los gay, luego de que una ley
-aprobada en febrero- declarara ilegal promover la homosexualidad entre los menores.
En medio de la polémica, el defensor del pueblo ruso, Vladimir Lukin, dijo que las tres mujeres no cometieron un crimen sino “un delito menor bastante serio", por lo que consideró excesivas las condenas impuestas contra tres miembros del grupo punk.
Lo cierto es que las chicas de “Pussy Riot” han desatado un temporal político en Rusia, país que en los últimos tiempos gastó millones de dólares para proyectar hacia Occidente una imagen positiva de la Rusia de Putin.
“La publicidad negativa a raíz del caso Pussy Riot significa que todo ese dinero se ha perdido”, dijo a la prensa el activista de arte político y esposo de Tolokónnikova, Piotr Verzílov en una entrevista con la agencia rusa RIA Novosti.
Además del juicio contra dicho grupo femenino, la justicia rusa abrió un proceso contra el bloguero Alexei Navalni, uno de los líderes de la lucha contra la corrupción en Rusia, acusado de apropiarse de unos bienes de una empresa estatal.
Tanto Putin como el actual primer ministro, Dimitri Medvedev, han gobernado Rusia en los últimos años, pero es precisamente el actual mandatario ruso el blanco preferido de los opositores, a raíz del rumbo autoritario que a su entender ha tomado el país. “Rusia sin putin”, suelen decir sus eslóganes