El agua será el oro en 2050 y fuente de conflictos debido a su escasez. Desde hace muchos años los científicos se plantean cómo conseguir agua potable a un precio razonable. Los investigadores de Iceberg Tranport International pretenden llevar bloques inmensos de hielo hasta zonas con necesidad de agua.
En la actualidad mil millones de personas no tienen acceso al agua potable, pero este problema afecta también a regiones del primer mundo como Europa, donde el 20% de la población sufre escasez.
Ante este problema el explorador francés, Paul Emile Victor, y el ingeniero de la misma nacionalidad, Mougin Georges, animados por el príncipe saudí Mohamed al Faisal Al Saud, comenzaron a estudiar la viabilidad de hacer llegar un iceberg hasta el desierto y, en 1976, fundaron la Iceberg Tranport International.
Esta idea, que se podía pensar como descabellada, parte de que los glaciares que existen en las zonas más frías del planeta, cerca de los polos, son de agua potable y todos se funden en el mar, todos los años, derritiendo una cantidad de agua dulce equivalente a la que se consume en el mundo en ese mismo periodo. Cada temporada, 40.000 iceberg flotan en el mar. Además estos bloques encierran mucha energía.
El problema principal que se planteaba era cómo transportar de forma eficiente una mole inmensa de hielo, cómo reaccionar ante su fractura, cuál sería el tamaño ideal y cómo evitar que se fundiera durante el transporte.
Todo ello debía calcularse sobre condiciones climáticas específicas, llegando a la conclusión de que probarlo sería muy costoso, por lo que la idea se aparcó durante muchos años.
LAS TECNOLOGÍAS ACUDEN AL RESCATE DEL PROYECTO
Pero en estos años la tecnología ha evolucionado de forma vertiginosa y la simulación en tres dimensiones (3D) que está plenamente vigente, ha resultado ser un gran apoyo para esta industria.
Con esta ayuda, el planteamiento pasó de ser un proyecto de pruebas reales, con un coste que fuentes de la empresa tasaban en 8 millones de euros -sobre los us$10 millones-, a poder convertirlo en pruebas virtuales sobre la tecnología 3D, con un coste insignificante.
Fue la multinacional de software Dessault Systemes quien decidió retomar la idea en 2009, contando con el padre del proyecto, Georges Mougin y con el experto en navegación François Mauvel.
Georges Mougin ya sabía que la fusión de un metro cúbico de hielo puede producir unos cinco kilowatios hora de electricidad. Su calor latente actúa como fuente de frío de una planta de energía térmica oceánica y el agua extremadamente fría obtenida puede suministrar un sistema de aire acondicionado.
De esta forma, la energía ahorrada representa un valor 20 veces superior a la energía consumida en su transferencia.
Mauvel François decidió, tras los estudios preliminares, que habría que trasladar un iceberg de siete millones de toneladas y con forma de tubo, ya que es más estable y regular, y presenta un mínimo riesgo de fractura y de vueltas durante el transporte, pero había que protegerlo con un material geotextil para aislarlo y evitar un rápida fusión.
Se optó por estudiar el traslado de la masa de hielo desde Terranova (costas de Canadá) a las Islas Canarias (suroeste de España, frente a la costa occidental de África), donde tienen necesidad de agua potable y que utilizan normalmente desalinadoras.
Las simulaciones de realizaron con datos reales utilizando fotos, vídeos, estudios económicos y colocando un radar para los icebergs frente a la costa de Terranova.
El iceberg 3D elegido pesaba 7 millones de toneladas, tenía 163 metros de alto, 236 de largo y 189 de ancho.
Se utilizaron datos meteorológicos y oceanográficos grabados durante un año para la prueba, que a su vez se unió con simulaciones hidraúlicas y térmicas.
Así, se observó que la fusión de hielo más rápida ocurre en las esquinas y en las zonas de las paredes verticales con cavidades profundas, lo que permitió afinar en el proyecto de construcción del sistema de protección del iceberg.
Con pocos clics pudieron elegir las fechas mejores para hacer el traslado, el número de remolcadores que serían necesarios, y la estrategia general.
El resultado es que en el traslado se perdería el 38% de la masa del iceberg y que el viaje durará 141 días, a una velocidad de un nudo (1,8 kilómetros por hora).
Para optimizar el ahorro de energía habrá que recurrir a la industria naviera para construir dos barcos con los que poder tirar del iceberg, es decir que tengan la sufiente potencia, pero que no desarrollen mucha velocidad.
La experiencia virtual mostró a los expertos que situar más barcos sólo contribuiría a un mayor consumo energético y se ganaría poco tiempo, ya que en este tipo de traslado el efecto inercia es muy importante a la hora de mover la gran mole de hielo.
Además, el traslado deberá de ayudarse de una vela gigante que tirará de la mole helada a modo de cometa.
Esta simulación ha permitido estudiar todos los retos del viaje, de la misma forma que en la actualidad se diseña un coche o una máquina y se prueba virtualmente antes de llevarla a la práctica.
Georges Mougin está ahora muy cerca de ver cumplido su sueño, aunque todavía ningún Gobierno ha pedido información adicional sobre el proyecto y continuan los estudios económicos en esta etapa de crisis.