La población extranjera en España pesaba más que en el conjunto de la OCDE, donde suponía alrededor del 10%. Los principales países de origen en 2012 fueron Marruecos, Rumanía, Reino Unido, China, Italia, Colombia, Pakistán, República Dominicana, Alemania y Rusia.
París. España, que fue en 2007 el segundo país de la OCDE tras Estados Unidos en recibir más inmigrantes, con 920.000, ha pasado a ser el octavo en 2012, con 336.100, por el impacto de la crisis, que provocó la salida de muchos extranjeros y nacionales.
Estas son las principales conclusiones del informe anual sobre migraciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que en el capítulo que dedica a España señala que 2012 fue el quinto año consecutivo en que experimentó un descenso de los flujos migratorios.
Han adelantado a España en atracción de inmigrantes durante esos cinco años Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá y Australia.
La disminución de las entradas ha ido pareja a las salidas de extranjeros, que fueron de unos 321.000 en 2012, lo que dejó el saldo migratorio en 15.500 personas, el nivel más bajo en más de una decena de años.
El flujo de entradas de extranjeros pasó de 15,7 por 1.000 habitantes en 2005 a 7,3 en 2012, mientras el de salidas subió de 1,1 por 1.000 a 6,9.
El número de españoles que emigraron al extranjero también se incrementó en 2012, aunque en la mayoría de los casos se trataba de personas nacidas fuera que habían adquirido la nacionalidad española y que volvían a sus países de origen.
La cifra de españoles nacidos en España que residían en el extranjero subió en 40.000 entre 2009 y 2012, y la mayor parte se habían instalado en Alemania, Reino Unido y Suiza.
A 31 de diciembre de 2012 había en España 5,52 millones de extranjeros viviendo en situación regular, lo que significaba 12% del total de la población, cuatro décimas más que el año anterior, pero muy superior al porcentaje que había en 2005 (9,5%) o al de 2000 (3,4%).
La población extranjera en España pesaba más que en el conjunto de la OCDE, donde suponía alrededor del 10%.
Los principales países de origen en 2012 fueron Marruecos, Rumanía, Reino Unido, China, Italia, Colombia, Pakistán, República Dominicana, Alemania y Rusia.
La organización constata que la llegada de inmigrantes irregulares ha retrocedido en los últimos años, "principalmente en razón de las iniciativas para luchar contra este fenómeno y de la cooperación con los países de origen y de tránsito".
Así recuerda que en Canarias se contabilizaron 200 en 2013, comparados con los 31.600 en el año récord de 2006. La otra cara de la moneda fue Ceuta y Melilla, con 4.200 casos en 2013 tras los 2.800 en 2012.
Los autores del informe estimaron que la crisis económica "no parece haber suscitado una percepción negativa de la inmigración en la sociedad" española, a la vista de los resultados de las encuestas.
Y eso que el incremento del desempleo entre los inmigrantes aumentó en 26 puntos porcentuales entre 2007 y 2013 (hasta alcanzar el 36%), cuando la subida entre los nativos fue de 17 puntos en ese mismo periodo, algo que se atribuye a la sobre-representación del primer colectivo en sectores muy sacudidos por la situación económica, como la construcción y porque tenían empleos precarios.
Para el conocido como el "Club de los países desarrollados", uno de los retos que tiene España es la vuelta al empleo de los inmigrantes poco cualificados, que han sido muchos de los que llegaron en los años de bonanza.
También alude al problema de los hijos de esos inmigrantes para integrarse de forma temprana y efectiva en el sistema educativo, así como a su elevada concentración en ciertos colegios y sus dificultades para establecer vínculos con el mercados laboral: "el coste de quedarse de brazos cruciales puede ser sustancial".