Una cruz de madera que honra a las víctimas del accidente aéreo donde murió el presidente Kaczynski, ha generado pugnas entre católicos y quienes creen que el país debe ser más secular.
Varsovia. Una simple cruz de madera que honra a lasvíctimas de un accidente de avión en el que murió el presidente dePolonia en abril ha suscitado demandas de que se restrinja lainfluencia de la poderosa Iglesia Católica Romana para forjar un paísmás secular.
En el transcurso de los siglos deocupación extranjera, la Iglesia Católica Romana fue un foco de laresistencia nacional polaca. Más recientemente, dio protección alsindicato de comercio Solidaridad en sus batallas con el gobiernocomunista respaldado por la Unión Soviética en la década de 1980.
Lasiglesias se llenaron tras el accidente aéreo del 10 de abril que dejómuertos al presidente conservador Lech Kaczynski y a otras 95 personas,en su mayoría altos funcionarios.
Muchos polacos se reunieron espontáneamente para honrar y a menudo rezar por aquellos que murieron.
Ungrupo de scouts colocó un crucifijo afuera del palacio presidencial enVarsovia, que devino en un santuario para las víctimas.
Cuatromeses más tarde, la cruz de tres metros de alto todavía está allí,rodeada de velas y flores pese a los intentos del Estado y algunosclérigos de trasladarla a una iglesia cercana.
Los"defensores de la cruz" mantuvieron su posición, enfrentándose con lapolicía. El debate refleja las divisiones políticas. El lugar se haconvertido en un punto de reunión para derechistas radicalesrespaldados por el opositor partido nacionalista Ley y Justicia (PiS)encabezado por el hermano gemelo de Kaczynski, Jaroslaw.
"Elproblema de los lazos demasiado estrechos entre la Iglesia y lapolítica existe aquí desde hace tanto tiempo que mucha gente nisiquiera lo percibe", dijo Jacek Kucharczyk, director del Instituto deAsuntos Públicos.
Polonia, un país de 38 millones de habitantes, es uno de los bastiones del catolicismo en la ampliamente secular Unión Europea.
En2009, un sondeo del organismo de estadísticas del Episcopado mostró que41,5% de los polacos va a misa los domingos, un número que haestado cayendo gradualmente desde que comenzó el sondeo hace tresdécadas, pero es todavía mucho mayor que en el resto del bloque de 27naciones.
Problemas seculares. Para muchos polacos, la cruz es un símbolo tan cultural y tradicionalmente polaco como religioso.
"Entiempos de ocupación, este símbolo de identidad polaca estabarelativamente a salvo. Paradójicamente, este hábito de tiempos deopresión en la actualidad es aprobado en el país como símbolo de unanación libre", dijo Zbigniew Mikolejko, filósofo de religión de laAcademia de Ciencias de Polonia.
Polonia tienecruces colgadas de las paredes de escuelas, hospitales y edificiosestatales como el Parlamento, algo que muchos polacos encuentrannatural a pesar del hecho que la Constitución garantiza la separaciónde la Iglesia del Estado.
La misma Iglesia Polacaestá profundamente dividida entre un clero moderado y una jerarquía másnacionalista. Muchos en el último grupo respaldaron abiertamente aJaroslaw Kaczynski en las elecciones presidenciales de este añodesencadenada por la muerte de su hermano y ahora les piden a suspartidarios que impidan la remoción de la cruz.
"Esterol es absolutamente inaceptable para la Iglesia en una democracia.Perjudica al Estado tanto como a la Iglesia", dijo Marcin Krol,filósofo político de la Universidad de Varsovia.
Kaczynskiobtuvo 47% de los votos en su derrota electoral frente aBronislaw Komorowski, el candidato del partido Plataforma Cívica (PO)del primer ministro Donald Tusk. Los analistas dijeron que las "guerrasde la cruz" podrían hacer que el apoyo al PiS vuelva a los nivelesprevios al accidente ocurrido en Smolensk, al oeste de Rusia.
AdamBoniecki, sacerdote y destacado intelectual católico, dijo que la cruzhabía separado a los polacos en la batalla entre el PO y el PiS.
"Hayuna diferencia entre luchar por una cruz y luchar con ella. Estadisputa ha dado lugar a una reflexión sobre el rol de la Iglesia",destacó Boniecki.
Estado secular. Lasvoces que surgieron entre los "defensores de la cruz" han dado lugar apedidos de un Estado más secular y a la eliminación de los símbolosreligiosos de la vida pública.
En una entrevista con el semanario Polityka publicada días atrás, Komorowski dijo que todavía espera que la cruz sea retirada.
"Lasituación actual es políticamente riesgosa y difícil para todos. Yparticularmente para la Iglesia, creo yo, que ya está pagando un preciopor el conflicto y seguirá pagándolo a largo plazo", agregó Komorowski.
Unsondeo del instituto ARC mostró en julio que casi 60& delos polacos cree que no se deberían exhibir símbolos religiosos enlugares públicos, mientras que 30% de los encuestadosmostró una idea diferente.
Aproximadamente 63% de los encuestados dijo creer que otras religiones estabanrecibiendo un peor trato que el catolicismo en Polonia.
"Ladisputa de la cruz destrabó una discusión que ha sido tabú -el hechoque gran parte de la sociedad está cansada de la continua participaciÛnpolítica de la Iglesia", dijo Kucharczyk.
Elopositor Alianza Democrática de Izquierda (SLD, por su sigla original),está elaborando propuestas para afianzar los estándares seculares yanalistas dicen que esto podría darle una victoria política.
"Debemosdesarrollar un debate en Polonia que muchos otros países europeos yahan tenido. Queremos que se respete la Constitución polaca. En estemomento no ocurre", dijo el portavoz del SLD Tomasz Kalita.