Sebastián Marroquín, nueva identidad del hijo del narcotraficante Pablo Escobar, el peor criminal de la historia colombiana, presentará en Santiago el documental "Pecados de mi padre".
El arquitecto y diseñador industrial, Sebastián Marroquín, hijo del temido narcotraficante Pablo Escobar, se encuentra por segunda vez en Chile para promocionar un documental sobre la vida de su progenitor (Pecados de mi padre), que estrena este martes en Santiago.
Radicado en Argentina con otra identidad, tras la muerte de su padre en diciembre de 1993, Juan Pablo Escobar, la identidad original de Marroquín, vivió durante años en el anonimato.
La sombra de su padre, poseedor de una fortuna en la década de los 80 calculada entre US$5 mil y US$10 mil millones y que estuvo involucrado en la muerte de 4 mil personas, resultaba demasiado pesada.
En entrevista con el diario La Segunda, Marroquín narra su vida , abarcando su papel como involuntario señuelo para la detención de Pablo Escobar tras una llamada que le realiza a su hijo y culmina en su captura, hasta sus opiniones que buscan desmarcarse totalmente del mundo del narcotráfico que le tocó presenciar en su niñez, en el que precisa que "no estuvo metido en eso, sino que fui testigo".
"Estuve a punto de morir de hambre con US$2 millones en la mano". Marroquín, en un constante intento por desmarcarse del mundo de Escobar, al ser consultado por cómo percibía el dinero en el mundo de su padre, relativizó en la entrevista su importancia.
"Eso lo aprendí por experiencia: Teníamos US$2 millones en efectivo y comenzamos a morirnos de habre porque no podíamos salir al supermercado (se encontraba junto a su madre y hermana). Nos empezamos a morir de hambre con los US$2 millones(...). Pudiendo comprar el supermercado y más con esa plata, no podíamos comprar una libra de arroz. Es que era el dinero del narcotráfico. Por eso decidí probar suerte como arquitecto y no como narcotraficante".
Junto con narrar el peso de su verdadero nombre en su vida -que le costó 45 días de prisión por el delito de parentesco e investigaciones de su vida por parte de las autoridades argentinas durante 13 de los 16 años que vivió en ese país- también destaca en la erntrevista que decidió alejarse del mundo de ablo Escobar Gaviria porque "siempre quise hacer algo, pero que marcara una diferencia. Los jóvenes piensan que el narcotráfico los condicirá al paraíso, quiero que sepan de primera fuente que es una de las vías más rápidas para llegar a un mundo violento, del cual después no vas a poder escapar".