Algunos delegados se preguntaban si el sistema de la ONU no habría empeorado las cosas al dar una cobertura para que los líderes no adopten acciones significativas.
Al finalizar otra conferencia de la ONU que no produjo avances para contener las emisiones de gases de efecto invernadero, muchos de los más preocupados sobre el cambio climático están cerca de la desesperación.
Mientras miles de delegados abandonaban sus hoteles y volvían a sus países, algunos se preguntaban si el sistema de la ONU no habría empeorado las cosas al dar una cobertura para que los líderes no adopten acciones significativas.
Los partidarios sostienen que el proceso de la ONU aún es el único marco de trabajo para una acción climática global. Naciones Unidas también juega un rol esencial como "banco central" para los mercados de carbono, como el establecido por la Unión Europea.
Pero a menos que países ricos y pobres puedan inyectar urgencia a sus negociaciones, se dirigen a un fiasco diplomático en 2015, que es el próximo plazo final para un nuevo acuerdo climático global.
"Se necesita mucho más si vamos a salvar a este proceso (...) que sólo provee para hablar y no para tomar acción", comentó el ministro de Relaciones Exteriores de Nauru, Kieren Keke, quien teme que su Estado-isla en el Pacífico pueda volverse inhabitable.
La conferencia realizada en Qatar -el país que produce el mayor volumen per cápita de gases de efecto invernadero en el mundo- acordó extender el Protocolo de Kioto que limita las emisiones, que habría expirado dentro de semanas.
Pero Canadá, Rusia y Japón -donde se firmó el protocolo hace 15 años- abandonaron el acuerdo. Estados Unidos nunca lo ratificó y Kioto excluye a países en desarrollo, donde las emisiones registran su más rápido crecimiento.
Los delegados volvieron a sus países desde Doha sin lograr ni una nueva promesa para reducir la polución por parte de ninguno de los grandes contaminantes.
Panorama desalentador. Hasta ahora, las negociaciones climáticas de la ONU no han cumplido con casi ningún plazo. Los países ricos del mundo prometieron hace dos décadas que detendrían el aumento de los gases de efecto invernadero. Fracasaron. Luego, prometieron una secuela a Kioto en 2009. Fracasaron de nuevo.
Ahora tienen plazo hasta 2015 para establecer un nuevo acuerdo vinculante global, que entrará en efecto después de la expiración de la extensión de Kioto en 2020.
Por primera vez, se aplicaría de igual modo a los países ricos y pobres. Pero con las naciones del mundo divididas respecto a quién debe pagar el costo, la tarea de alcanzar un acuerdo parece estar más allá de la capacidad de los delegados internacionales.
Mientras tanto, el clima del mundo sólo se vuelve más inestable. Mientras se realizabas las conversaciones en Doha, el tifón Bopha dejó casi 1.000 muertos o desaparecidos en la Filipinas.
El huracán Sandy, que azotó la Costa Este de Estados Unidos a fines de octubre, recordó que incluso los países ricos no están a salvo del clima extremo y los científicos afirman que fenómenos de ese tipo se volverán más comunes en la medida en que el planeta se caliente.
Una serie de informes divulgados durante las conversaciones de Doha mostraron que el mundo enfrenta la posibilidad de un calentamiento de 4 grados Celsius en vez del límite de 2 grados Celsius adoptado por los países en 2010 como el máximo para evitar cambios peligrosos.
Según el Banco Mundial, eso podría traducirse en escasez de alimentos y agua, la desaparición de hábitats, la destrucción de comunidades costeras por el aumento del nivel del mar, la propagación de los desiertos y sequías más frecuentes y severas. El mayor impacto sería sentido por los más pobres.
Pero aunque las emisiones de Estados Unidos -casi un cuarto del total mundial- han caído, se prevé que en el mundo aumentarán 2,6% este año y 58% desde 1990.
Las economías emergentes, lideradas por China y la India, son las responsables por la mayor parte del crecimiento en las emisiones de gases de efecto invernadero.