En la ciudad de Kadoma, situada en la prefectura de Osaka, la población ha disminuido 13%. Las consecuencias son la unificación de escuelas y servicios públicos.
En octubre de 2015 Japón tenía 127,1 millones de habitantes. Eran 0,7% menos que cinco años atrás. Pasando el porcentaje a cifras y las cifras a habitantes esto quería decir que el país había perdido casi un millón de personas. Solo en cinco años. Estas cifras oficiales supusieron la primera contracción poblacional desde que se inauguró el censo, en 1920. El país se enfrente a un reto, pues no se encuentran trabajadores suficientes.
Al contrario que ocurre en otros países, donde el desempleo es un problema, en Japón la tasa de paro es del 3%. Es la más baja desde 1995. Tanto es así que a las empresas les cuesta encontrar trabajadores. En la ciudad de Kadoma, situada en la prefectura de Osaka, la población ha disminuido 13%. Las consecuencias son la unificación de escuelas y servicios públicos.
Pero también hay otra consecuencia. Las fábricas de la zona, entre las que se encuentra una de Panasonic, no encuentran trabajadores. La solución podría estar en la robótica. En ello confían las autoridades. El primer ministro nipón definió un plan para cuadriplicar el tamaño de esta industria para el año 2020. Si esto se llevara a cabo se moverían US$20.000 millones en este sector.
Pero no solo es cuestión de dinero. Los robots en Japón servirían para llenar un hueco que ha dejado el estancamiento poblacional. Serían la fuerza laboral del futuro. Así lo están previendo las autoridades y las empresas.
En otros países se mira con recelo los avances en robótica precisamente porque pueden acabar con empleos. El enfoque de Japón es el contrario. Y es que el país cuenta con una política de inmigración férrea, una de las causas del estancamiento de la población y de la escasez de trabajadores.
En cambio, los robots en Japón suelen tener una buena acogida. Si hay una cultura salpicada por la robótica esa es la japonesa. Desde mediados del siglo XX los robots han aparecido con una cara amable en mangas. Después llegaron al mundo del anime y esto no les ha impedido estar en la propia realidad. Algunos de los humanoides más famosos son de factura japonesa, así como iniciativas pioneras que introducen las máquinas en nuevos ámbitos.