Son jóvenes que recorren las calles de su ciudad y componen canciones en clave hip-hop, con las que invitan a los niños a inclinarse más por el arte que por el crimen, más por los pinceles que por las pistolas.
Buenaventura, Colombia. Su inspiración es la violencia, el abandono estatal, la pobreza y sobre todo la necesidad de romper con estos fenómenos que históricamente han hecho de Buenaventura la ciudad más peligrosa de Colombia.
Son jóvenes que recorren las calles de su ciudad y componen canciones en clave hip-hop, con las que invitan a los niños a inclinarse más por el arte que por el crimen, más por los pinceles que por las pistolas.
Ellos aseguran que aunque estas iniciativas no tienen un gran respaldo de las entidades culturales, la perseverancia ha hecho que hoy, luego de varios años de lucha, más de 200 jóvenes hayan encontrado un camino diferente a la guerra.
John Jairo Riascos, líder de la Fundación Tura Hip-Hop, explica a Xinhua que se necesita de más apoyo por parte del Estado que cubra las necesidades básicas de la población para lograr atraer más jóvenes de la región hacia el arte, la cultura y la música como una forma de vida.
"Son más o menos 15 años de estar en esto del hip-hop, 15 años de lucha y de ver muchos jóvenes caer en las drogas o caer en medio de las balas asesinas, esto me ha dado más pie para seguir luchando y decirle a los jóvenes que hay otras oportunidades y que a través de los micrófonos podemos incidir en la construcción de una sociedad mejor", destacó Riascos en el marco del Encuentro Regional para la Paz que se realizó en el puerto en los últimos días.
Este encuentro se realiza en diferentes regiones del país con el doble objetivo de articular el proceso de paz que se desarrolla en La Habana, Cuba, con la guerrilla de las FARC y de conocer las expectativas de las comunidades en relación a un eventual posconflicto.
En su edición en Buenaventura dejó al descubierto la necesidad de resolver en la región no solo el conflicto con esta guerrilla sino con los grupos armados ilegales que se financian con el narcotráfico.
Los jóvenes bonavorenses fueron protagonistas del acto, en el cual recordaron con su música la realidad de una ciudad que con 400.000 habitantes y con el puerto marítimo más importante del Colombia sigue padeciendo los fenómenos de la indiferencia, de la corrupción y de la presencia de grupos armados.
Con una población en que en 80% es descendiente de africanos, Buenaventura también ha sufrido el fenómeno de la discriminación.
Los integrantes de las fundaciones de hip-hop, que ya han grabado trabajos discográficos que promueven con sus propios medios, señalan que su principal motor es la inclusión social y la edificación de una sólida política pública en la que los jóvenes sean protagonistas.
Los jóvenes que ingresan en fundaciones como la Asociación de Artistas Rostro Urbano, que busca transformar la realidad de niños y jóvenes de esta región a través del arte en todas sus manifestaciones, adquieren posteriormente capacitación en programas de gestión de emprendimiento y el desarrollo de talentos productivos.
Después se convierten en jóvenes gestores de paz empeñados en la generación de proyectos culturales y la inclusión de nuevos habitantes de los barrios marginales donde las oportunidades de educación y de empleo escasean.
"En un lugar como el puerto es muy distinto, se conocen personas que quieren compartir con uno y quieren enseñarle a uno y en esta situación de sed de conocimiento que es difícil de saciar, entonces todo lo que se escucha se va absorbiendo y todo el tiempo se está aprendiendo. Yo llevo seis años acá y me parece poco tiempo para lo mucho que he aprendido", comenta a Xinhua el artista Esneider Tabares.
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Durante 2014 y lo transcurrido de 2015 la violencia se ha acentuado debido a enfrentamientos por el control territorial. Bandas criminales se disputan el tráfico de estupefacientes y otros negocios ilegales, en los que muchos jóvenes se ven obligados a participar bajo amenazas de muerte.
Fenómenos como las casas de pique, lugares de tortura, ejecución y descuartización de miembros de las bandas criminales o las fronteras invisibles que son demarcaciones de territorios entre las pandillas, son realidades que los cantantes de hip-hop relatan en su música.
"En Buenaventura somos víctimas, víctimas de tortura si pasamos a otro barrio, víctimas de poder ser desmembrados si estamos hablando con alguien neutro (...). Lo único que uno puede hacer aquí es capacitarse porque aquí no hay más opciones. Sinceramente todo el mundo vive atemorizado con la situación que se vive", relata Dani Rentería a Xinhua.
De acuerdo con un informe de Human Right Watch´, en el período comprendido entre abril y septiembre de 2014 más de 13.000 personas abandonaron sus viviendas por amenazas directas en Buenaventura.
En 15 años, se han registrado más de 5.000 homicidios, cerca de 500 personas desaparecidas, 26 masacres y por lo menos 160.000 personas desplazadas como consecuencia de la violencia.
Estos cantantes de hip-hop esperan que poco a poco la sociedad de Buenaventura supere estos tristes episodios y confían en que con su labor educativa y el apoyo de las entidades culturales los grupos criminales se queden con menos miembros que apuesten su futuro a la guerra y que, en cambio, se inclinen por cantarle a vida.
