Especialistas consultados por DW en Alemania, Ecuador y Perú coinciden en que el fenómeno conocido como El Niño tiende a intensificarse. Algunos países ya toman medidas de contingencia.
“Las condiciones actuales son las de un evento El Niño de magnitud fuerte”. Así describe la evolución hoy por hoy del fenómeno meteorológico el Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno El Niño (Ciifen) en su reporte más reciente, dado a conocer este martes 1 de septiembre. En el mes de agosto, “la temperatura del mar en extensas áreas del Océano Pacífico Tropical registró anomalías de hasta 4 grados centígrados”, dice el documento.
En Colombia, “el fenómeno pasó de débil a moderado, por lo que se ha presentado un déficit de lluvias entre el 40% y el 60%”, afirma a su vez el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam). En ese país existen 300 municipios con probabilidad y riesgo de desabastecimiento de agua, dice el organismo.
Este martes, la Organización Meteorológica Mundial advirtió que el de 2015 podría ser uno de los fenómenos El Niño más potentes jamás registrados.
Planes de contingencia. Cualesquiera que sean las consecuencias actuales, el fenómeno muestra una tendencia a intensificarse. “Los modelos atmosféricos y oceanográficos utilizados para hacer previsiones a mediano plazo relacionadas con el fenómeno varían, pero es bastante seguro que se producirá un El Niño fuerte a finales de este año y principios de 2016”, dice a DW el Prof. Dr. Andreas Fink, especialista en meteorología tropical y subtropical e investigador de la Universidad de Colonia. “Es pertinente la aplicación de pedidas preventivas en Ecuador y el norte de Perú. En la zona noreste de Argentina, Uruguay y el sureste de Brasil también es recomendable implementar planes de contingencia que contemplen una mayor probabilidad de lluvias extremas”, afirma.
Por el contrario, “los pronósticos estacionales para el próximo trimestre sugieren déficit de precipitaciones en Centroamérica, especialmente en la vertiente del Pacífico y en la Península de Yucatán en México, así como en el noreste de Sudamérica, el centro-norte de Chile y el extremos noreste de Brasil”, reporta el informe del Ciifen.
Eduardo Zambrano, del propio Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno El Niño, explica que las manifestaciones de éste varían de acuerdo a cada región. “En la costa de Ecuador, por ejemplo, aún no se siente en su totalidad. Únicamente hay lluvias muy ligeras, y eso hace que hasta cierto punto la población se confíe demasiado”. El oceanógrafo señala a DW que los efectos de El Niño se sentirán claramente en la costa ecuatoriana a finales del mes de octubre, según la información disponible hasta el momento.
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Calentamiento global y regional. Para Perú, “tenemos 55% de probabilidades de que El Niño sea entre fuerte y extraordinario”, dice a DW desde Lima Luis Alfaro Lozano, director general de Meteorología del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (escuche la entrevista completa en el audio abajo). “Si continúan estas condiciones, esperamos tener para noviembre o diciembre señales más claras tanto de la intensidad del fenómeno como del impacto en el régimen de lluvias en el país”.
Julio de 2015 fue el mes más caluroso desde 1880, según la estadounidense Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). Esto ha traído consigo especulaciones sobre una posible relación entre el fenómeno de El Niño y el calentamiento global. Andreas Fink no ve sustento científico en tales versiones. “Esencialmente, El Niño es una anomalía del sistema climático del Pacífico”, dice. Puede ser que el cambio climático eleve un poco los niveles máximos de las lluvias extremas, pero la causa fundamental de éstas sigue estando en una variación climática natural, agrega.
Desde Guayaquil, Ecuador, Eduardo Zambrano coincide: “No hay trabajos publicados que comprueben la hipótesis de una relación entre El Niño y el cambio climático. Pero el calentamiento global es coadyuvante: viene a reforzar el fenómeno de El Niño”.