Los paros del metro se producen tras la huelga de funcionarios hecha el pasado 8 de junio y antes de la huelga general prevista para finales de septiembre.
Madrid. Los trabajadores de Metro de Madrid votaron este miércoles a favor de fijar servicios mínimos para este jueves y viernes después de sembrar el caos durante dos días en la capital con su decisión de realizar una huelga total en el suburbano madrileño para protestar por los recortes salariales de 5%.
Los empleados, que tomaron la decisión de establecer servicios mínimos con un amplio consenso pero también optaron por seguir de forma indefinida con la huelga en un servicio que utilizan diariamente unos dos millones de personas, quisieron hacer un "gesto" a los ciudadanos, que vivieron por segundo día consecutivo atascos y largas colas en las paradas de autobuses.
"No hemos cambiado en nada (..) Seguimos con el mismo y único objetivo: a ningún trabajador de metro se le va a tocar un euro", dijo un representante del comité de huelga en la asamblea antes de la votación
"Habéis sido un ejemplo para Madrid y para todos sus ciudadanos, démosles un respiro, y el lunes, decidáis lo que decidáis, vamos a muerte", añadió, en referencia a la nueva reunión de los trabajadores que debe fijar el nuevo calendario de movilizaciones tras suspender los paros durante el fin de semana.
Los sindicatos convocantes de la huelga, entre ellos los mayoritarios CCOO y UGT, culpan de la situación a la Comunidad de Madrid (CAM), que quiere extender a las empresas públicas de la región el recorte de sueldo aprobado por el gobierno central para los funcionarios, algo que los 7.000 trabajadores de Metro consideran ilegal puesto que ellos cuentan con un convenio colectivo.
"Esta piña no la parte ningún político, ni lo ha conseguido ni lo va a conseguir, ni con amenazas ni con expedientes ni con sanciones", dijo Vicente Rodríguez, portavoz del comité de huelga, en una cita recogida por la Cadena Ser.
Dos empleados que acudieron a su puesto de trabajo en el Metro fueron agredidos por piquetes, según dijo la presidenta regional, Esperanza Aguirre, cuyo Gobierno ha anunciado sanciones a los trabajadores que no acudieron a sus puestos, algunos de ellos por presiones.
"Me acaba de comunicar el consejero delegado de Metro de Madrid que hay dos trabajadores ingresados en la clínica de metro de Canillejas agredidos por los piquetes cuando llegaban hoy a trabajar. Yo quiero condenar absolutamente esta violencia de los piquetes que me parece intolerable", dijo Aguirre a la prensa.
El incumplimiento de los servicios mínimos acarrea sanciones e incluso el despido de trabajadores, en una huelga que coincide con una oleada de paros en Europa en protesta por las medidas gubernamentales de austeridad.
"Lo que está ocurriendo en estos momentos es muy grave", dijo este miércoles el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, en RTVE.
"El conflicto que se ha planteado nos tiene paralizada una parte muy importante de la actividad económica de la ciudad, lo cual significa que van a ser otros muchos más los madrileños perjudicados como consecuencia de los efectos perversos que está teniendo esta situación de estancamiento", añadió.
Metro de Madrid es una empresa pública y, aunque sus trabajadores no son funcionarios, la Comunidad de Madrid pretende aplicarles la misma reducción salarial que tendrán por decreto empleados como médicos, profesores o policías.
Muchos viajeros optaron, igual que ayer, por ir en taxi, en bicicleta o incluso andando a sus trabajos, y las escenas de unas calles inusualmente transitadas a primera hora de la mañana se repitieron este miércoles.
"A nosotros nos va bien relativamente, tenemos más trabajo, pero también se trabaja peor con este ambiente, con estos atascos, con este descontento", dijo a Reuters un taxista que no quiso dar su nombre.
Otro conductor de taxi dijo a Reuters que en un día como el de ayer podían recaudar alrededor de 300 euros (US$367,38) en 10 horas de trabajo, el doble de lo habitual.
Las autoridades regionales intentaron infructuosamente abrir la línea 8 que une el centro de la capital con el aeropuerto, pero no pudieron encontrar maquinistas que condujeran los trenes.
"He tardado una hora más en llegar al trabajo. Ésta no es la manera de protestar porque afecta a mucha gente", dijo a Reuters Jesús, ingeniero informático, de 27 años.
Los paros del metro se producen tras la huelga de funcionarios celebrada el pasado 8 de junio y antes de la huelga general prevista para finales de septiembre para protestar por la reforma del mercado laboral que según los sindicatos abarata el despido.