La ONU, desde el año 2010, declaró el agua potable como un derecho humano, pese a lo cual el agua insalubre resulta la primera causa de muertes en el mundo.
De acuerdo al informe de Naciones Unidas, aproximadamente 7.500 personas, de las cuales 5.000 son niños, mueren por día por la falta de saneamiento del agua; 1.800 millones de personas utilizan agua contaminada por materia fecal; y 2.600 millones de personas no tienen acceso a un saneamiento de agua digno.
Y traza una comparación no sólo preocupante sino reveladora: los problemas relacionados con el agua matan por año 10 veces más personas que todas las guerras del planeta. Un habitante de la tierra sobre siete no tiene acceso a un agua de calidad.
Según las previsiones para el año 2025, un total de 1.800 millones de personas vivirán en regiones que presentarán absoluta escasez de agua como consecuencia del calentamiento global y el aumento demográfico.
Esto podría generar flujos migratorios difíciles de controlar hacia el resto de los países, dando espacio a una nueva figura para la legislación internacional: el refugiado climático.