El obispo de Roma llamó a repensar el concepto de solidaridad, no como simple asistencia a los más pobres, sino como un replanteamiento global de todo el sistema.
El papa Francisco condenó el peligroso aumento del desempleo en Occidente, al considerar que está propagando de forma preocupante los confines de la pobreza.
No hay peor miseria material que no poder ganarse el pan y ser privado de la dignidad del trabajo, expresó el Sumo Pontífice al dirigirse a los participantes en un Encuentro internacional que lleva por título "Repensar la solidaridad para el empleo: los desafíos del siglo XXI".
La cesantía muestra que algo no funciona, no solo en el sur del mundo, sino en el planeta entero, afirmó durante una audiencia con la fundación Centesimus Annus Pro Pontifice, organizadora de la cita internacional.
Durante su discurso ante los miembros de la institución, creada hace dos décadas por el papa Juan Pablo II, el obispo de Roma llamó a repensar el concepto de solidaridad, no como simple asistencia a los más pobres, sino como un replanteamiento global de todo el sistema.
A la palabra solidaridad, no muy bien vista por el mundo económico, como si fuera una mala palabra, hay que volverle a dar su merecida ciudadanía social, añadió Francisco.
Según el Sumo Pontífice, la crisis actual no es sólo económica y financiera, sino que tiene sus raíces en una crisis ética y antropológica.
"Se olvidó y se olvida aún, manifestó, que por encima de los negocios, de la lógica y de los parámetros del mercado, está el ser humano".
Para el papa, al hombre en cuanto hombre, en virtud de su dignidad profunda, se le debe ofrecer la posibilidad de vivir dignamente y de participar activamente en el bien común.
En ese sentido, instó a volver a la centralidad del hombre, a una visión más ética de las actividades y de las relaciones humanas, sin el temor de perder algo.