"Aquí encontramos el primer gran mensaje que la fiesta que hoy nos trae: la invitación a adoptar un punto de vista adecuado por encima de toda la humanidad, de los pueblos que conforman el mundo, de las diferentes culturas y civilizaciones", dijo.
El Papa Benedicto XVI pronunció el Domingo de Ramos un mensaje de unidad, en el inicio de las celebraciones de Semana Santa, ante decenas de miles de fieles que llenaron la plaza de San Pedro de Roma.
Recién llegado de un viaje de seis días a México y Cuba, el Pontífice de 84 años supo el sábado que Cuba, de gobierno comunista, había accedido a su petición de declarar el Viernes Santo día festivo durante este año.
En una homilía construida sobre la historia de la entrada de Jesús en Jerusalén la semana antes de ser crucificado, Benedicto XVI dijo que la principal resonancia de la celebración de la Semana Santa era el destino compartido de la humanidad.
"Aquí encontramos el primer gran mensaje que la fiesta que hoy nos trae: la invitación a adoptar un punto de vista adecuado por encima de toda la humanidad, de los pueblos que conforman el mundo, de las diferentes culturas y civilizaciones", dijo.
Vestido con una túnica roja y oro, el Pontífice encabezó el servicio ante docenas de obispos y cardenales, así como por peregrinos que portaban hojas de palma y olivo, que la Biblia dice que fueron depositadas ante Jesús a su entrada a Jerusalén en un burro.
El Pontífice alemán, que celebra su cumpleaños número 85 el 16 de abril y que ha mostrado recientemente fragilidad, encara ahora una semana intensa de celebraciones eclesiásticas.
Semana Santa. El Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa, la fecha más importante del calendario católico.
El Jueves Santo, el Papa celebrará dos misas en el Vaticano, y en una de ellas besará y lavará los pies de doce hombres, en un gesto que conmemora la humildad mostrada por Jesús hacia sus apóstoles la noche antes de morir.
En Viernes Santo, cuando se conmemora la crucifixión de Jesús, el Papa encabezará los servicios en el Vaticano antes de dirigir el tradicional "Via Crucis" en torno al Coliseo romano.
La Semana Santa concluye el Domingo de Resurreción, cuando los cristianos celebran la resurrección de Jesús y el Papa da una de sus dos bendiciones anuales "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al pueblo).
