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¿Para dónde va la ciencia colombiana?
Domingo, Enero 5, 2014 - 16:08

Fortalecer Colciencias y reformular la manera de asignar las regalías para ciencia, tecnología e innovación son los dos grandes retos del país. Conozca las deudas del gobierno y la sociedad con el sector...

Son dos los grandes desafíos que tiene la ciencia colombiana si el país en realidad quiere ser innovador y creativo: rescatar las instituciones que ha construido por décadas, como Colciencias, y reformular el mecanismo por el cual se asigna el 10% de las regalías a ciencia, tecnología e innovación (CTI).

Fortalecer a Colciencias es una deuda que viene de años atrás. Con 45 años de funcionamiento, “el reto para el gobierno es mantenerle a Colciencias condiciones de estabilidad en su dirección y financiación”, dice el capitán Alberto Ospina Taborda, primer director de la entidad. El de la comunidad científica, continúa, “es apoyar a esta entidad para que mantenga su posición de liderazgo en la conducción del desarrollo científico-tecnológico y de innovación del país”.

Y concluye que el reto del Estado es “construir y mantener un sistema científico-tecnológico y de innovación que permita a la comunidad científica colombiana, residente en el país y en el exterior, y a la que está en formación, condiciones óptimas de empleabilidad y desarrollo”.

Muchos coinciden en la necesidad de recuperar el papel de Colciencias como entidad rectora del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, que formule, promueva y ejecute políticas públicas para el país, “que logre ser faro del sistema nacional”, de acuerdo con la también exdirectora María del Rosario Guerra.

Para el presidente de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Enrique Forero, el reto es “que 2014 nos traiga políticas de Estado de largo plazo, como debe ocurrir en cualquier país que aspire a tener un desarrollo científico y tecnológico acorde con los tiempos modernos y que, como en nuestro caso, pretenda ser miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)”.

Desde 2012 el 10% de las regalías del país corresponde a CTI. Ya se han adjudicado $1,5 billones (cerca de US$800M) a 198 proyectos en todos los departamentos del país, a excepción de San Andrés y Providencia, pero sólo hace unos meses se empezaron a firmar los contratos y a girar los dineros. Queda aún por asignar alrededor de un billón de pesos de las vigencias de 2012 a 2014.

El proceso ha sido muy criticado y se propone una reforma: “Lo que nos iba a acercar a estándares internacionales en inversión en ese renglón quedó muy mal hecho: tanto la distribución como el proceso de asignación de los recursos son absurdos”, dice el rector de la universidad Icesi de Cali, Francisco Piedrahíta.

Los gobernadores argumentan que los recursos deben entrar a sus arcas, y fuentes de alta fidelidad dicen que están cerrando filas para que así sea en 2014. Los científicos dicen que son ellos quienes deben beneficiarse con los recursos, pues el destino final es investigar e innovar. Patricia del Portillo, directora ejecutiva del centro de investigación Corpogén, resume así el reto para 2014: “Lograr que los recursos de regalías lleguen a los investigadores y no se dilapiden en la financiación de megaproyectos que sirven para conseguir votos, pero que no contribuyen al desarrollo de las regiones”.

La directora del Observatorio de Ciencia y Tecnología, Mónica Salazar, señala que el gran desafío en esta puja es para las ciencias básicas y las ciencias sociales, las cuales, dice, difícilmente encuentran eco en las gobernaciones y alcaldías. “Colciencias y los demás actores del Sistema Nacional de CTI deben abogar por una modificación de las condiciones que acompañan el nuevo fondo de regalías y dejar de lado tanta improvisación”.

La directora de Colciencias, Paula Arias, también considera que el mayor reto está en la distribución de las regalías, en “conseguir que un porcentaje importante de estos recursos se invierta en investigación básica que fortalezca las capacidades reales de los científicos del país, y que permita desarrollar proyectos estratégicos comunes para la nación como el satélite, los barcos de investigación, el desarrollo del agro, etc. Para ello se requiere el apoyo concertado de las universidades, el gobierno y el Congreso, que deben estar dispuestos a ajustar la Ley de Regalías con este fin”.

Piedrahíta agrega: “Si la comunidad científica nacional se une, exige la reforma y participa en ella (como debió haberlo hecho la primera vez y no lo hizo), se podría lograr, ahora sí, un avance importante en CTI en Colombia”.

Gabriel Cadena, rector de la Universidad Autónoma de Manizales, cree que el principal reto está en que los colombianos reconozcamos el valor de la ciencia que se produce: “El país desperdicia desarrollos científicos propios y se maravilla con lo realizado en el exterior”. Y agrega: “La educación en ciencia desde la primaria es fundamental: que nuestros niños conozcan quién es quién en ciencia y no quiénes son los criminales más famosos en las series de televisión”.

Jorge Cano, exdirector de Colciencias y hoy director general del centro de investigación Cideim en Cali, propone lograr que en 2014 “el país, con el Gobierno a la cabeza, siguiendo con el sector político, el sector productivo y la sociedad civil, reconozca y entienda el valor y el poder transformador del conocimiento y de la ciencia”. Si eso se logra, continúa, Colombia tendría “la inversión en CTI que se necesita, el respeto por la institucionalidad del sistema y políticas de Estado para su desarrollo, y veríamos a este sector liderando el proceso de desarrollo del país”.

Pero el director de Colfuturo, Jerónimo Castro, recuerda que 2014 es año electoral y por tanto el desafío será incluir la ciencia en las discusiones de las campañas políticas.

Autores

ELESPECTADOR.COM