La asistencia a misa los domingos pasó de 58.732 en 1989 a 31.558 en 2010, último año en el que hay registros, lo que implica que casi la mitad de quienes asistían a esa celebración 20 años atrás hoy dejaron de hacerlo.
En Uruguay cinco de cada diez se definen como católicos. Sin embargo, las cifras en poder de la propia iglesia en Uruguay demuestran que la participación en sacramentos como el Bautismo, la Comunión o el Matrimonio cayó a la mitad en promedio en los últimos 20 años.
Cifras proporcionadas por la Arquidiócesis de Montevideo a El Observador demuestran que también descendió a la mitad la asistencia a la misa del domingo por parte de los católicos. La participación pasó de 58.732 en 1989 a 31.558 en 2010, último año en el que hay registros, lo que implica que casi la mitad de quienes asistían a esa celebración 20 años atrás hoy dejaron de hacerlo.
Los bautismos, el sacramento de iniciación por el cual se pasa a formar parte de la iglesia, pasaron de 4.357 a 2.947, lo que implica un descenso de 55%. Las comuniones se redujeron en 32% (de 4.357 pasaron a 2.947) en estas dos décadas, mientras que las confirmaciones –el sacramento que ha tenido más variaciones en el período– bajaron 22% (de 933 a 721).
Los matrimonios fueron los que tuvieron la caída más brusca (68%). Mientras que en 1989 se celebraron 3.562, en 2010 fueron 1.120. En todos los casos la caída ha sido sistemática y se ha ido dando año a año. Esos datos estadísticos pueden tener explicación en lo que el sociólogo Néstor Da Costa, estudioso de religiosidad en Uruguay, concluye: “el 81% de los montevideanos cree en Dios pero construye su religiosidad ‘a su manera’ y cada vez más lejos de los cultos e instituciones religiosas”.
“La iglesia Católica fue expulsada de lo público, pero no desapareció la religiosidad, lo que fue expulsado fue una forma de expresar la religiosidad”, señala en su libro “Religión y sociedad en el Uruguay de comienzos del siglo XXI: Un estudio de la religiosidad en Montevideo”.
Al respecto de la menor participación en actos de culto, Da Costa manifiesta: “Si definimos religiosidad como ir a un culto, la nuestra no es una sociedad muy religiosa. Pero otra cosa es si definimos la religiosidad como el espacio de relación con lo trascendente (...) entonces si somos una sociedad religiosa”.
El secretario de la Conferencia Episcopal y obispo de Melo, monseñor Heriberto Bodeant, señaló a El Observador que “los aspectos negativos como la pérdida de fieles tiene que ser sin duda luces rojas pero para mirar qué se está haciendo, no para delinear una estrategia y recuperar fieles”, advirtió.
“La iglesia existe para evangelizar. Tenemos que volver a plantearnos el sentido la razón de ser de la Iglesia, que es Jesús que reúne a sus discipulos. Todo está al servicio de eso. Por ahí va el punto. No se trata de conseguir clientes, y de ganar nuevos porque no somos una empresa”, afirmó.
En ese sentido, recordó lo que dijo el papa Francisco en su primer día de pontificado sobre que la Iglesia corre el riesgo de convertirse en una ONG si se aleja de los preceptos de Jesús. “Si no nos confesamos a Jesucristo, nos convertiremos en una ONG piadosa, no en la esposa del Señor”, dijo.
Geografía religiosa. La religión está relacionada también con la geografía. La capital tiene menos católicos que el interior, mientras que las localidades pequeñas y zonas rurales tienen más personas religiosas. La investigación “La geografía religiosa del Uruguay”, de la socióloga María Victoria Sotelo, sostiene que religiones como la católica y la judía poseen un alto porcentaje de personas no pobres y concentran a los fieles más educados. Entre los católicos sólo el 18,1% es pobre y entre los judíos sólo el 1,1%.
Por el contrario, concluye que las religiones afroamericanas (“el fenómeno umbandista es mayormente urbano”, afirma) y cristianas no católicas concentran a los más pobres. Asimismo, las religiones consideradas “no tradicionales”, tienen más fieles en Montevideo, que en el interior.
Volviendo a la religión católica, el porcentaje más alto de católicos se encuentra en el departamento de Paysandú, donde alcanza el 65,2% de su población. En segundo lugar le sigue Florida con el 62,9% de católicos, y en tercer lugar Flores, con un 60,8% de población católica.
Por otra parte, el menor porcentaje de católicos se encuentra en Rocha (29,7%) y en Río Negro (29,8%). También presentan bajo porcentaje de católicos Rivera (32,0%), Tacuarembó (38,2%) y Cerro Largo (39,6%).
En cuanto a Montevideo, Sotelo señala que los católicos se concentran en algunos barrios con niveles socioeconómicos favorables: Carrasco (61,3%), Punta Gorda (53,6%), Parque Rodó (52,8%) y Centro (51,7%). En Carrasco Norte es donde se concentra la mayor cantidad de fieles católicos (63,8%).