Un ejemplo de esta situación fue un estudio en 1998 que sugería una relación entre la vacuna triple vírica y el autismo, lo que provocó que las tasas de vacunación en Reino Unido cayeran y aumentaran los casos de sarampión.
Las afirmaciones falsas de investigaciones científicas han llevado a amenazas para la salud y a prohibiciones injustificadas de productos, y un informe publicado esta semana elaborado por las academias nacionales de ciencia predice que esta mala conducta podría aumentar.
Uno de los casos de elevado perfil en los últimos años fue provocado por un estudio en 1998 que sugería una relación entre la vacuna triple vírica (que protege contra el sarampión, las paperas y la rubéola), y el autismo, lo que provocó que las tasas de vacunación en Reino Unido cayeran en picado y aumentasen los casos de sarampión.
Una década más tarde, Andrew Wakefield, el médico responsable del estudio, fue dado de baja en el registro médico de Reino Unido después de ser declarado culpable por mala conducta.
"Es probable que la incidencia de conductas irresponsables aumente con la cantidad creciente de investigaciones realizadas", dijo el informe, titulado Responsible Conduct in the Global Research Enterprise.
Los académicos pidieron a los científicos de todo el mundo que firmaran unas normas éticas comunes y a las agencias que financian estas investigaciones que dejen de primar el volumen de publicaciones sobre la calidad.
"Podría decirse que el sistema de recompensa actual de la ciencia y la intensa competencia para los trabajos y su financiación pueden crear incentivos perversos para las instituciones e investigadores individuales por igual", dijo a Reuters Ferric Fang, profesor de medicina en la Universidad de Washington en Seattle.
Fang arrojó luz sobre el fraude científico este mes con uno de los estudios más completos sobre la retirada de artículos científicos. El proyecto no guardó relación con el informe de las academias.
Con su colaborador Arturo Casadevall en el Albert Einstein College of Medicine en Nueva York, Fang descubrió que dos tercios de los 2.047 artículos en ciencias biomédicas y de la vida fueron retirados por fraude.
Sus resultados cuestionan la suposición generalizada de que la amplia mayoría de retiradas se hicieron por errores honestos.