“No hemos matado policías; hemos hecho morir a ladrones disfrazados de policías", dijo una de las autoridades de la localidad de Uncía en Potosí, que participó de la ejecución.
La Paz. Luego de permanecer como rehenes por un día, cuatro policías bolivianos fueron ejecutados por pobladores de una localidad del sur de Bolivia, admitieron este miércoles los autores del hecho.
La captura de los policías pertenecientes a la Dirección de Prevención de Robo de Vehículos (Diprove) se produjo este domingo cuando realizaban una investigación en la pequeña localidad de Uncía, en el departamento altiplánico de Potosí.
Según las primeras investigaciones, los pobladores habrían confundido a los uniformados con falsos policías y, tras retenerlos, los lincharon.
"No hemos matado policías; hemos hecho morir a ladrones disfrazados de policías", dijo una de las autoridades de la zona que participó de la ejecución en declaraciones a la radio local Erbol.
Hacia el final de la tarde los pobladores de la zona, reunidos en un cabildo, además de reconocer las muertes de los policías, determinaron declarar a la localidad como "zona roja", lo que impide el ingreso de cualquier autoridad estatal o policial.
"Esas cuatro personas han cobrado su vida, pero en este momento no podemos decir que son policías", dijo otro poblador que evitó dar su nombre dado que la comunidad emitió un voto de silencio sobre las circunstancias que rodearon la muerte de los uniformados.
Sin embargo, la Policía aseguró que los cuatro fallecidos pertenecían a dicha fuerza.
"Se tiene información de que los cuatro policías han sido ejecutados y posiblemente enterrados en tres diferentes cementerios", dijo el comandante departamental de la Policía de Potosí, Orlando Ávila, en declaraciones a la televisión estatal.
Sin embargo, el comandante general de la Policía, Oscar Nina, dijo a Reuters que "hasta no ver los cuerpos, sólo se trabaja con especulaciones. Lo único concreto, al momento, es que los cuatro policías fueron retenidos".
La nueva Constitución de Bolivia, impulsada por el presidente Evo Morales y que entró en vigencia a principios de 2009, permite la justicia comunitaria.
En Bolivia es común el linchamiento de delincuentes en diversas comunidades, donde no es raro encontrar muñecos colgados de postes de alumbrado público con letreros en señal de advertencia.