Construido por la Alemania nazi en la Polonia ocupada en 1940, inicialmente para retener a prisioneros políticos polacos, Auschwitz se convirtió en el mayor centro de exterminación donde se puso en práctica el plan de Adolf Hitler para matar a todos los judíos.
Oswiecim. Los presidentes de Israel y Polonia pidieron este lunes mayores esfuerzos globales para combatir el antisemitismo, durante la conmemoración de los 75 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz y en medio las preocupaciones por el resurgimiento de los prejuicios contra los judíos.
Más de 1,1 millones de personas, en su mayoría judíos, murieron en las cámaras de gas del campo o por inanición, el frío y enfermedades.
"Hoy escuchamos voces que propagan el odio en internet, en las calles y los centros de poder político", dijo el presidente de Israel, Reuven Rivlin, en una conferencia de prensa cerca del campo, que ahora es un museo.
"Nuestro deber es luchar contra el antisemitismo, el racismo y la nostalgia fascista, esos males enfermos que (...) amenazan con carcomer los cimientos de nuestras democracias", agregó.
El presidente de Polonia, Andrzej Duda, quien no asistió al memorial nacional de Israel por el Holocausto el viernes porque no se le permitió hablar, agradeció la presencia de Rivlin en Auschwitz.
"Esta presencia es una señal de recuerdo y es una señal visible de oposición al trato inhumano, al odio, a todas las formas de odio, especialmente el odio racista", dijo Duda en la misma conferencia de prensa.
Construido por la Alemania nazi en la Polonia ocupada en 1940, inicialmente para retener a prisioneros políticos polacos, Auschwitz se convirtió en el mayor centro de exterminación donde se puso en práctica el plan de Adolf Hitler para matar a todos los judíos, la "solución final".
A su regreso al lugar donde sus familiares fueron asesinados, Yvonne Engelman, una sobreviviente de 92 años del Holocausto que ahora vive en Australia, recordó los horrores del campo de concentración.
"Podíamos oír a los niños toser, llorar, ahogarse por el gas y también podíamos oler la carne humana, el mayor miedo que vivimos fue que quizás podríamos ser la próxima víctima", sostuvo.