Autoridades declararon estado de emergencia para 29 condados de Florida y estados como Alabama, Luisiana y Misisipi, además de la ciudad de Nueva Orleans.
EE.UU. La tormenta tropical Nate se dirigía hacia la costa central de Estados Unidos en el Golfo de México, donde se tomaban previsiones, tras dejar al menos 25 muertos, decenas de desaparecidos y miles de damnificados en Centroamérica.
Bandas nubosas de Nate se extendían la noche del viernes sobre la península mexicana de Yucatán, que alberga a centros turísticos como Cancún y Playa del Carmen, donde provocaba lluvias y oleaje alto.
El ciclón se localizaba a 145 kilómetros al noreste de la turística isla mexicana de Cozumel con vientos máximos sostenidos de 100 kilómetros por hora, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (CNH) en Miami.
El centro de la tormenta aceleró a 35 kilómetros por hora con rumbo noroeste y el CNH prevé que impacte la costa de Estados Unidos el sábado por la noche o el domingo como un huracán categoría 1, el más débil de una escala de cinco niveles utilizada por los meteorólogos.
Autoridades declararon estado de emergencia para 29 condados de Florida y estados cercanos a la ruta de Nate -como Alabama, Luisiana y Misisipi-, así como la ciudad de Nueva Orleans, devastada por el huracán Katrina en 2005 y donde residentes eran evacuados a zonas seguras.
"La mayor amenaza de esta tormenta en particular no es la lluvia, sino fuertes vientos", dijo el alcalde de Nueva Orleans, Mitch Landrieu.
Los productores petroleros y gasíferos comenzaron el jueves a evacuar a su personal de las plataformas en la zona.
Muertes en Centroamérica. En Centroamérica, Nate arrasó con carreteras y pueblos, desbordó ríos y derribó árboles, dejando a su paso al menos 12 muertos en Nicaragua, nueve en Costa Rica, dos en Honduras y dos en El Salvador, según autoridades locales de protección civil. También calculan una treintena de desaparecidos en la región.
En Costa Rica y en Nicaragua hay unos 20.000 damnificados por las inundaciones y varias zonas de ambos países permanecen incomunicadas por vía terrestre debido a los aludes, lo que está complicando las labores de rescate y el envío de ayuda a miles de damnificados en riesgo.
En la costa del Pacífico nicaragüense, la tormenta arrasó con embarcaciones pesqueras y recreativas, anegó comercios y cortó las líneas eléctricas.
"Las pérdidas son incalculables. Estamos afectados económicamente y los servicios básicos han colapsado", dijo Mauricio Granja, de 42 años, propietario un restaurante inundado en la turística ciudad de San Juan del Sur, a unos 130 kilómetros al sur de Managua.
Más de 3.500 casas fueron afectadas y 10.000 personas se vieron forzadas a dejar sus hogares por las lluvias en Nicaragua, dijo a medios la vicepresidenta Rosario Murillo.
En Costa Rica, el presidente Luis Guillermo Solís decretó tres días de luto nacional y pidió precaución por posibles deslaves después de que muchos terrenos quedaron saturados por los copiosos aguaceros.
"No sabemos todavía cuál es el tamaño del daño, pero es una crisis mayor. Hay comunidades aisladas, se han caído puentes y hay carreteras cortadas, alcantarillas reventadas", dijo el mandatario en conferencia de prensa.
El Gobierno declaró estado de emergencia, cerró las escuelas y envió miles de efectivos policiales y de salvamento a las zonas de la catástrofe, de dónde han sido evacuadas más de 7.000 personas a un centenar de albergues.