En los cinco ataques previos contra escuelas ocurridos desde marzo en el país asiático, 15 niños murieron, hecho que es especialmente doloroso en una nación donde la mayoría de las familias sólo puede tener un hijo.
Pekín. Siete niños y una profesora murieron asesinados este miércoles a cuchilladas en un jardín infantil en el noroeste de China, en el último de una serie de ataques contra menores que han generado alarma pública sobre el control de la seguridad del Gobierno.
Once niños y un adulto resultaron heridos en el ataque, que se produjo cerca de las 08.00 hora local en el condado Nanzheng, una zona rural de la provincia de Shaanxi, informó la agencia oficial de noticias Xinhua. Dos niños estaban en estado grave.
Un hombre de 48 años llamado Wu Huanmin entró en la clase con un cuchillo de carnicero y mató a cinco niños, dos niñas y a su maestra, reportó Xinhua.
El hombre volvió después a su casa y "se suicidó", agregó la agencia citando un comunicado de la oficina de emergencias provincial. El motivo de la agresión aún se desconoce.
Las autoridades de Nanzheng no realizaron comentarios inmediatos al respecto.
El hecho, que se da luego de una serie de apuñalamientos en escuelas y universidades chinas en los últimos años, despertará el malestar público luego de cinco ataques contra escolares en las últimas semanas.
El presidente Hu Jintao y el primer ministro Wen Jiabao han dado órdenes que exigen acciones después de los recientes incidentes, dijo el máximo oficial de la ley y el orden del país, Zhou Yongkang, a funcionarios para que aumenten la seguridad y la policía ha prometido identificar a quienes representen una amenaza para los niños.
Pero el más reciente ataque aumentará la presión de la opinión pública sobre el gobernante Partido Comunista, que ha hecho de su dura postura contra el crimen un pilar de su autoridad.
Las muertes de niños son especialmente dolorosas en un país donde la mayoría de las familias urbanas tiene permitido engendrar sólo un hijo, dijo Yang Dongping, un experto sobre educación en el Instituto de Tecnología de Pekín.
"Personalmente siento que los reportes de prensa sobre estos ataques han ayudado a crear un efecto de imitadores", dijo Yang a Reuters.
"La gente que es mentalmente inestable o que ha nutrido el odio contra la sociedad siente entonces que esta es una manera de cobrar venganza, de plantear sus demandas", agregó.
En los cinco ataques previos contra escuelas ocurridos desde marzo, 15 niños y dos adultos murieron, y más de 80 personas resultaron heridas.
A fines de abril, un hombre con un martillo se bañó en combustible y se prendió fuego luego de herir a cinco niños y a una profesora en la provincia Shandong en el este de China.
Antes de eso, un profesor apuñaló e hirió a 18 estudiantes y a otro profesor en una escuela primaria en la sureña provincia de Guangdong.
Yang, el experto en educación, dijo que el más reciente ataque llevaría a los padres a exigir una seguridad más estricta en torno a las escuelas chinas.
"Pero sería poco realista el movilizar a toda la policía en torno a las escuelas", afirmó. "Los temas reales deberían ser cómo los medios reportan estos incidentes, así como el entorno social más amplio", concluyó.