Según la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, el 2010 se recibieron 96.145 denuncias en materia de violencia de género y se efectuaron 54.174 pronunciamientos penales de parte de los fiscales encargados de las investigaciones. Las cifras contrastan con la relativa indiferencia de la sociedad por el maltrato doméstico.
Caracas. Las secuelas físicas en Katherine, una joven madre de dos niños, no son detectables a simple vista a pesar de que su pareja la maltrató por más de un año y medio y ahora vive oculta en un refugio para mujeres víctimas de la violencia en Venezuela.
Sus cicatrices psicológicas son mucho más evidentes.
Las lágrimas y los nerviosos estrujones de manos se incrementan en esta delgada joven que ilustra lo que expertos de la región han etiquetado como "pandemia" y que en Venezuela destaca como una deuda que grupos de género y el gobierno intentan saldar a través de la invitación a la denuncia.
"Sufrí maltrato por parte del papá de mis hijos, tanto físico, verbal, como psicológico, tanto hacia a mí como a mi hijo. Fue muy traumático para mí y para él", relató Katherine.
"Me fui con lo que tenía puesto. No aguantaba más", agregó desde la acogedora habitación que ahora comparte con sus hijos en el Centro de Formación Angel de la Guardia, un espacio muy diferente al que conocía que es administrado por una asociación privada que acoge a mujeres amenazadas de muerte.
Los venezolanos padecen uno de los niveles de violencia más altos de Latinoamérica con 48 asesinatos por cada 100.000 habitantes; más de dos muertes cada hora.
Un estudio del Instituto de Investigaciones de Convivencia y Seguridad Ciudadana (Incocec), una organización privada que obtiene sus datos de encuestas, reveló que el 25% de las víctimas que asegura conocer a su agresor dice que fue su pareja o ex pareja.
Según la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, el 2010 se recibieron en el Ministerio Público 96.145 denuncias en materia de violencia de género y se efectuaron 54.174 pronunciamientos penales de parte de los fiscales encargados de las investigaciones.
Las cifras contrastan con la relativa indiferencia de la sociedad por el maltrato doméstico, en un país mejor conocido por sus varias reinas de belleza y muchas mujeres en cargos públicos que por sus datos de agresiones de género.
"La curva sí ha venido ascendiendo en cuanto a las denuncias por violencia de género, pero no es que ahora haya más delitos, ahora las mujeres denuncian con más confianza", señaló Ortega en la inauguración de uno de los 40 despachos fiscales exclusivos para violencia contra la mujer.
Estudios replicados por la ONU Mujeres demuestran que una de cada tres mujeres en el mundo ha sido víctima de algún tipo de violencia.
"Y si en el contexto mundial la situación es grave, en América Latina y el Caribe los datos son alarmantes hasta el punto que podamos hablar de verdadera pandemia", agregó la agencia de Naciones Unidas.
Amargo silencio. Venezuela está lejos de conformar el "triángulo de la violencia" -la zona más peligrosa para ser mujer que integran Guatemala, Honduras y El Salvador-, pero el silencio generalizado de las víctimas y las tibias respuestas institucionales atentan contra la prevención del problema.
La situación se recrudece dado los altos niveles de impunidad del sistema de justicia venezolano y la instigación social, policial y familiar para acallar los golpes, las intimidaciones o los insultos.
"Estamos muy mal. No hay cultura de pedir ayuda, muchas veces la misma familia, la misma policía te incita a quedarte con el agresor", dijo Francis Cohen, presidenta de Fundana, la organización responsable de manejar uno de los dos refugios para mujeres que funcionan en el país.
Las voces infantiles inundan el lugar, limpio, amplio y con una red de profesionales que soporta jurídica, médica y emocionalmente a las víctimas madres e hijos.
En un aula repleta de juguetes donados, los más pequeños hacen esfuerzos para aprender a hablar, caminar, lidiar con la presencia masculina, habilidades mutiladas ante el maltrato.
Venezuela ha logrado avanzar en materia jurídica y actualmente cuenta con una ley considerada progresista por su amplio espectro de protección y adelanta una nueva base estadística que por primera vez contabilizará de forma epidemiológica las agresiones de género.
La doctora Yurbin Aguilar, del Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad Central de Venezuela, formó parte de la redacción de la primera ley de protección a la mujer venezolana hace 12 años y asegura que, aunque el país está un tanto rezagado, empezó a dar pasos valorables en prevención.
"El problema de violencia hacia la mujer decimos que es un problema cultural, de dimensiones macro y complejo (...). Nuestro país ha dado algunas respuestas, justas y necesarias, pero todavía nos queda mucho trabajo por hacer", dijo Aguilar.
Actualmente, además de ofrecer ayuda terapéutica a mujeres agredidas, Aguilar intenta un nuevo enfoque: intervención en la conducta del hombre agresor, un programa aún en desarrollo.
Mientras tanto, miles de mujeres esperan pacientemente y en silencio la respuesta efectiva de las autoridades.
Ese es el clamor de Mayra, una madre de tres niños que abandonó sus estudios, su trabajo y su hogar por las amenazas de su ex pareja, quien llegó a ponerle un arma en la boca y apuñalarla en la pierna. Ahora habita en un refugio junto a otras seis familias.
"Estoy aquí porque estoy amenazada de muerte por mi ex pareja. Aún no han podido detenerlo y por eso estoy aquí hasta que lo detengan y yo pueda regresar a mi casa", dijo entre lágrimas, dándole la espalda a un equipo de Reuters televisión por temor a ser encontrada.