El Centro de Información y Desarrollo de la Mujer, en su reporte semestral sobre feminicidios, asesinatos e inseguridad ciudadana, señala que son 43 las muertes registradas por violencia sexual, conyugal, familiar, infantil y política, frente a 21 que se reportaron por inseguridad ciudadana.
En Bolivia las mujeres corren más riesgo de morir en sus casas —a manos del esposo, cónyuge, enamorado, pariente o vecino— que en las calles por inseguridad ciudadana. Una investigación periodística, la Policía y el Cidem corroboran el dato.
“La vida de Candelaria acabó a los 35 años. No quiso continuar con la violencia que soportó por años de parte del padre de sus tres hijos y lo abandonó, pero él la buscó y, al no convencerla para regresar, la golpeó y la apuñaló hasta matarla”, relata un reportaje de Nataly Ramírez López, pasante del Centro Boliviano de Investigación y Acción Educativas (Cebiae).
La comunicadora investigó la violencia contra las mujeres en El Alto y según las cifras que obtuvo del Observatorio Manuela, el año pasado 86 mujeres murieron como víctimas del feminicidio y fueron 51 las que perecieron por la inseguridad ciudadana. “Las mujeres de El Alto corren más riesgo de inseguridad en sus hogares que en las calles”, concluye.
2012. Una sistematización de cifras sobre el número de mujeres asesinadas en lo que va de este año en todo el país corrobora la investigación.
El Centro de Información y Desarrollo de la Mujer (Cidem), en su reporte semestral sobre feminicidios, asesinatos e inseguridad ciudadana en el país, señala que son 43 las muertes registradas por violencia sexual, conyugal, familiar, infantil y política, frente a 21 que se reportaron por inseguridad ciudadana (atracos, accidente vial y otros).
Los casos en que la víctima falleció a manos de su cónyuge, esposo o pareja (también puede ser ex compañero) suman 24 (56% del total), una cifra igual superior a la sumatoria de decesos por inseguridad.
“Cochabamba, Santa Cruz y La Paz son los departamentos con altos índices de feminicidios, donde la violencia contra las mujeres terminan en muerte. Los estudios demuestran que más del 50% de las víctimas fallece a manos de su pareja. El feminicidio infantil también está en aumento porque son cada vez más las niñas que pierden la vida después de una violación o por rechazo del padre, padrastro, hermanos, vecinos”, explica la coordinadora de Proyectos del Cidem, Patricia Bráñez.
El jefe de la división de Homicidios de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de El Alto, mayor Oswaldo Fuentes, detalla que en este primer semestre del año se reportaron 56 decesos violentos de mujeres por diversas causas: a manos de sus cónyuges, familiares desconocidos o delincuentes.
Los datos no especifican si se trata o no de feminicidio, pero el jefe policial hace notar que en la mayoría se ejerce la violencia: 16 fueron por estrangulamiento, 11 por traumatismo cráneo encefálico, cinco por asfixia mecánica por ahorcamiento, cinco por paro cardiorespiratorio, tres por ahogamiento, tres por intoxicación de órganos fosforados, nueve por intoxicación alcohólica, dos por broncoaspiración e igual número por senectud (vejez).
“Hay un menor porcentaje de casos de fallecimiento de mujeres víctimas de inseguridad en las calles, sea por asaltos, violaciones o accidentes de tránsito; al contrario, el mayor porcentaje corresponde a la violencia física ejercida por la pareja dentro el hogar”.
La directora del Cidem, Mary Marca, explica que, según Naciones Unidas, el concepto de feminicidio es el asesinato de mujeres como resultado extremo de la violencia de género en el ámbito público y privado, la forma más extrema de violencia de hombres contra mujeres en expresión del poder, dominación y control.
“La práctica feminizada, producto del sistema patriarcal, comprende una serie de acciones y procesos de violencia sexual, por ello el feminicidio es un delito que debe ser incorporado en el Código Penal y elevar las sanciones por lesiones leves, graves y gravísimas y derogar el homicidio por emoción violenta”, al que se acogen muchos de los agresores para reducir su condena al mínimo.
Según el Cidem, de 2007 a 2011, las denuncias por violencia intrafamiliar subieron en las nueve capitales del país y El Alto, llegando a un promedio de 299 por día. De los 442.056 casos registrados en el quinquenio, 9% concluyó en sentencia. “Los datos hacen ver que se trata de una pandemia de violencia intrafamiliar sin contar áreas rurales, expresa Marca.
El feminicidio conyugal es el más violento. Los cadáveres de mujeres hallados por la Policía con mutilaciones, quemaduras, heridas cortantes u otras formas de tortura, corresponden, por lo general, a víctimas cuyos agresores son actuales o ex parejas, esposos o concubinos.
El mayor Oswaldo Fuentes, jefe de la División de Homicidios de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de El Alto —que posee uno de los registros más elevados de violencia contra la mujer— explica que cuando la muerte se produce a manos de la pareja es, en general, con extrema violencia y hay casos en los que el agresor, no conforme con asesinarla, descuartiza su cuerpo.
“Según estudios psicológicos de la Policía, se determinó que el agresor se obsesiona con su pareja y no la quiere perder, por tanto la prefiere muerta antes que con otra persona. Por ello el crimen es más violento, porque existe premeditación, alevosía, saña y no conforme con el cuerpo inerte, siguen descargando su furia, lo apuñalan, queman, buscan deshacerse del cadáver para que no quede nada”.
Según el jefe policial, en el primer semestre de 2012, en El Alto se registraron 56 casos de muertes de mujeres, de los cuales no existe un disgregado sobre los que podrían tipificarse como feminicidios, pero en todo caso los atacantes fueron los cónyuges, familiares cercanos, desconocidos, amigos o vecinos.
La directora del Centro de Información y Desarrollo de la Mujer (Cidem), Mary Marca, corrobora el dato policial al indicar que los feminicidios íntimos o conyugales son más violentos y no son casuales porque son planificados por el agresor.
“No es una muerte circunstancial, no es accidente. Si se investigara caso por caso veríamos que detrás hay una sistemática agresión que aguantó la mujer. En esto tienen que ver mucho las tradiciones, las costumbres, lo que se construyó como paradigma de familia, el hacerla el sustento de una sociedad, el hombre cree que tiene el derecho de asesinar a su pareja y en todos los casos la muerte es brutal”, manifestó.
A nivel nacional el Cidem tiene reportados 24 casos de feminicidio íntimo o conyugal en lo que va del año; la cifra más alta corresponde al departamento de La Paz con diez casos, le sigue Cochabamba con siete, cuatro en Santa Cruz y el resto de las regiones con menos casos.
La coordinadora de Proyectos del Cidem, Patricia Bráñez, recuerda que el feminicidio no está tipificado en el Código Penal y considera urgente la incorporación de esta figura como de tipo penal para visibilizar una forma extrema de violencia que impacta directamente en el cuerpo y vida de las mujeres.
Además —afirma— garantizará el acceso a la justicia y posibilitará que el Estado adopte políticas públicas para la prevención y erradicación de la violencia.
“El Cidem considera importante que en las modificaciones de ésta norma (el Código Penal) se visibilice el asesinato poniéndole rostro de mujer ya que el asesinato, que se denominaría feminicidio, se está incrementando. Por esta razón proponemos que se incorpore el feminicidio como delito con 30 años de privación de libertad sin derecho a indulto, a quien dé muerte violenta a una mujer por su condición de mujer”.
El Jefe de la División de Homicidios de El Alto considera que la violencia ejercida contra las mujeres que habitan este municipio es superior. “Creo que el agresor que llega a matar a su pareja actúa con mayor violencia contra la mujer en esta ciudad”.
Formas de abuso contra la mujer:
Feminicidio sexual en el hogar o la calle. Es el asesinato de mujeres con la particularidad de crimen sexual; la víctima se convierte en objeto sexual. Se caracteriza por el secuestro, tortura, violación y mutilación.
Feminicidio político contra las autoridades. Por lo general tiene que ver con celos, ya sea por la trayectoria política que gana una mujer o por la labor que realiza y deja en rezago a sus colegas varones.
Feminicidio infantil. Suceden dentro del hogar. Es el asesinato de niñas, por el padre, madre u otra persona a su cargo; la víctima es maltratada toda su vida y sometida a ciertas obligaciones domésticas por ser mujer.
Feminicidio familiar. Prima el poder masculino. Es el asesinato de una familiar basado en relaciones de parentesco (entre víctima y victimario); interviene el estatus masculinizado del poder sobre subalternos.
Inseguridad. Hallan la muerte en las calles. Se trata de casos delictivos en contra de las mujeres, algunos de los cuales terminan en muerte; por su condición y al no poder defenderse, son presa fácil para los malhechores.
Estudiante de Derecho cuyo cuerpo fue semiquemado y apuñalado. Una estudiante de Derecho (cuyo nombre la Policía guarda en reserva mientras dura la investigación) llegó de Cochabamba a El Alto. Para costear sus estudios ingresó a trabajar a la oficina de un abogado, con el que tiempo más tarde inició una relación de pareja, pese a que el legista estaba casado. Para evitar tener problemas, la muchacha dejó el trabajo y se relacionó con otra persona; pero semanas después, la Policía encontró su cadáver desnudo en el área de ingreso al vecino municipio de Achocalla. El examen forense evidenció que el cuerpo tenía quemaduras en los genitales y diversas lesiones punzocortantes, sobretodo en la entrepierna. Al inicio de las pesquisas, el abogado se presentó para apoyar la investigación, sin embargo, conforme ésta avanzaba, el sujeto desapareció. Los detectives lo buscaron en su oficina, pero nadie supo dar datos de su paradero; luego se trasladaron a la escuela en la que estudiaban sus hijos, pero allí informaron que ya no asistían a clases. Al dar con su domicilio, verificaron que toda la familia se mudó sin decir a dónde. El sospechoso está declarado como rebelde de la Justicia.
Juana Quispe, la concejala víctima de violencia política y acoso. La concejala por el municipio de Ancoraimes, provincia Omasuyos del departamento de La Paz, Juana Quispe Apaza, fue dirigente de las mujeres campesinas en su provincia y una de las gestoras del proyecto de Ley Contra el Acoso y Violencia Política al haber sufrido vejámenes y discriminación en carne propia. El 5 de agosto de 2010 la concejala presentó un amparo en contra de todos los concejales de su municipio denunciando abusos físicos y verbales, además de que no se le permitía el ingreso a las reuniones del órgano deliberante. El 12 de abril, día en que participó de la jornada nacional del acullico en la sede de gobierno, fue la última vez que la vieron con vida, pues al día siguiente la Policía recogió su cuerpo de inmediaciones del río Orkojahuira. Las investigaciones preliminares de la Policía establecen que fue estrangulada, presumiblemente con un cinturón hallado en un punto distinto al que abandonaron su cadáver. El cuerpo habría sido arrojado a un barranco de unos 15 metros de altura con la seguridad de que sería arrastrado por el agua del río, pero quedó atrapado en las piedras.