Cada vez más trabajadores migratorios optan por irse a pesar del aluvión de empleo mientras las firmas anuncian que volverán a tomar personal.
Shenzhen, China. Después de trabajar largas horas por seis meses produciendo una serie de artículos deportivos en el sur de China, Wang Lili trató de dejar su empleo, sólo para ser rechazada por sus jefes, quienes en cambio amenazaron con multarla.
"Mucha gente quiere renunciar pero los dejan", dijo la delgada operaria durante una comida en Songgang, donde su empleador, Leader Sporting, fabrica equipamiento para skates para la principal marca occidental K2 Skates, en el sector exportador del delta del río Pearl.
"Me siento cansada todo el tiempo. La presión sobre nosotros está en aumento y no puedo tolerarlo más", aseveró.
La situación de Wang refleja una tendencia creciente en los polos exportadores de China, donde jefes de planta que se pelean para reclutar y retener trabajadores, a veces de forma ilegal, a medida que los encargos de Occidente de mercaderías chinas vuelven a adquirir impulso.
"Las fábricas están pensando en todo tipo de trucos para conservar a los operarios, incluyendo la retención de salarios y la imposiciÛn de multas", dijo Chen He, otro empleado de Leader Sporting que hace cada vez más horas extras y vive en una mugrienta habitación sin enchufes ni armarios.
El feriado del Año Nuevo Lunar del año pasado resultó ser una línea divisoria para la enorme población de trabajadores inmigrantes de China.
Se estima que unos 20 millones de empleados fueron despedidos porque las fábricas cerraron durante el punto más álgido de la crisis financiera internacional.
Sin embargo, a modo de duro revés, cada vez más trabajadores migratorios optan por irse a pesar del aluvión de empleo mientras las firmas anuncian que volverán a tomar personal.
Los mayores salarios y las mejores oportunidades laborales en el interior más pobre de China son parte de la razón, además de los menores incentivos para tolerar los duros períodos en fábricas en polos costeros, como el delta del río Pearl y el delta del Yangtze, en el este de China.
"La tasa de renuncias entre trabajadores es muy alta", dijo Liao Bangli, un gerente de contratación en el casi desierto centro de empleo Tiandi en Songgang, una polvorienta ciudad en el oeste de Shenzhen.
"Como el mercado está bien ahora, todo el mundo está menos inseguro. Viene menos gente al delta y hay más personas que se están yendo a casa. Algunas empresas sólo pueden funcionar a alrededor del 70 al 80 por ciento de su capacidad de producción debido a la escasez mano de obra", agregó.
Un millón de trabajadores. El Año Nuevo Lunar de este año, un momento tradicional cuando los trabajadores migratorios regresan en masa a pueblos rurales y provincias del interior después de un año de trabajo arduo, puso a los empresarios especialmente nerviosos.
La influyente Federación de Industrias de Hong Kong vio una nueva oleada de renuncias ligadas a más metas de producción, reduciendo el potencial y la capacidad productiva de las fábricas de Hong Kong agrupadas en el delta del río Pearl.
"Tendremos una escasez de alrededor de un millón de trabajadores (después del Año Nuevo Lunar)", dijo a Reuters Cliff Sun, presidente de la federación.
"Las fábricas que contratan muchos trabajadores informales como la industria del juguete, los fabricantes de prendas de bajo costo, los zapateros (...) están bastante asustados porque no pueden contratar suficiente personal", explicó.
No obstante, agrega que la tercerización de la producción a provincias cercanas como Jiangxi y Hunan podrían aliviar parte de este problema.
El mes pasado, la provincia de Jiangsu, en el este del país, parte del delta del río Yangtze que en los últimos años ha superado al delta del Pearl como el principal polo exportador de China, aumentó en un 13 por ciento su salario mínimo, para dejarlo en 960 yuanes.
La medida fue elocuente y sugirió la gravedad con la que los legisladores ven la disminución de la oferta laboral, particularmente por el riesgo de restringir exportadores todavía vulnerables que se enfrentan a finísimos márgenes para atraer clientes occidentales en apuros.
"Las fábricas no se han recuperado completamente, pero los funcionarios provinciales podrían sentir que elevar los salarios mínimos es inevitable si la provincia quiere atraer mano de obra migratoria después de las festividades del Año Nuevo Lunar", escribió Ben Simpfendorfer, economista para China de RBS en Hong Kong, en una nota de investigación.
Se dice que las autoridades en Guangdong, hogar del delta del Pearl que genera alrededor de un tercio de las exportaciones de China, también están considerando un aumento del salario mínimo.
Liu Kaiming, quien dirige el Instituto de Observación Contemporánea, un gabinete de expertos de Shenzhen, cree que hay un 80 por ciento de probabilidades de aumento.
Se considera ampliamente que la competitividad y atractivo del delta del Pearl están quedándose más atrás en el más nuevo y avanzado paisaje manufacturero de su rival oriental.
Además, la sostenida recuperación de las exportaciones de China, incluyendo el aumento del 21 por ciento de enero respecto de un año atrás, podría mejorar la situación para la apreciación del yuan, dado que la divisa ha estado trabada desde mediados del 2008 para dar a los exportadores un poco de espacio para maniobrar.
"Si (producir nuestras mercancías) va a costar un 20 por ciento más será extremadamente peligroso para nosotros", dijo James Lim de COG Design, que fabrica marcas elegantes y educativas de juguetes como Dino Horizons y Eino-O Science en el delta del Pearl.
"Puede que en el futuro no tengamos alternativa mÖs que mudar nuestra fábrica a la parte norte de China para bajar nuestros costos", explicó Lim.
EL libre mercado aún podría adaptarse a niveles salariales altos ante la ausencia de políticas explícitas, según analistas. Además, hay firmas que no sólo están usando tácticas como engañar a los trabajadores para que se queden, sino que les están ofreciendo bonos a su regreso de las vacaciones y aumentos importantes de sueldo.
"Si aumentan los salarios, seguro, vendrán más trabajadores", dijo el director de un grupo de base de defensa de los derechos laborales en un suburbio, en el oeste de Shenzhen, quien pidió no ser nombrado.