Aunque en el mundo la práctica del parto en pareja es común, en el país solo el 22% lo han elegido en 2018.
Las mujeres rusas a veces quieren proteger a sus maridos de las duras realidades de la vida, especialmente cuando se trata del nacimiento de sus hijos.
“No dejaré que mi hombre se acerque a la sala de partos cuando yo dé a luz a nuestro hijo. Una sala de maternidad no es un lugar para los hombres”, dice Sofía Starkova, una joven que vive en San Petersburgo.
Esta postura sorprenderá a las mujeres embarazadas de países donde la presencia de hombres en las salas de partos no sólo es bienvenida sino además esperada. Las rusas, sin embargo, tienen un punto de vista muy concreto sobre cómo se debe vivir el nacimiento de un hijo en pareja: mantén a los hombres fuera.
A lo largo de los años, la idea del parto con la presencia de los dos componentes de una pareja ha sido bastante ajena a los rusos y sólo una pequeña fracción de inminentes padres se atreve a desafiar la tendencia. Las estadísticas rusas a nivel nacional muestran que sólo el 22% de todas las parejas eligieron el parto con presencia de padre y madre en 2018; el resto prefiere que el parto sea un asunto individual de las mujeres.
“Un ‘thriller’ sangriento”
Detrás de las estadísticas inequívocas están los temores y la actitud relajada de los padres rusos. Cuando una mujer se dirige a una maternidad, lo único que se espera de un ruso medio es que se quede en casa y se calme los nervios tomándose una copa o dos.
“No esperaba reunirme con mi esposa en la sala de partos. Pensé que me sentaría en un banco en el pasillo, que mi esposa haría rápidamente su trabajo; que entraría feliz para abrazar a mi hija y besar a mi esposa y luego me iría a casa a celebrar un poco”, escribió un hombre ruso que fue arrastrado a la sala de partos en el último momento y se sorprendió por lo que él y su esposa tuvieron que soportar.
Algunos hombres rompen con la tradición, y esto deja una impresión duradera en ellos.
“La realidad era muy diferente de lo que yo esperaba. Visto lo visto, no entiendo a los hombres que dicen que el parto en pareja es una gran experiencia. Esperaba un parto rápido y fácil, pero todo se convirtió en un thriller sangriento”, cuenta Borís Titarenko, un hombre de 31 años de Siktivkar, la capital de la República de Komi, en el norte de Rusia.
Su esposa insistió en contar con su presencia cuando llegó el momento.
“Asumir la transición de una vida sin un hijo a una vida con un hijo es más difícil para los hombres porque no tienen la oportunidad de sentirlo físicamente”, dijo su esposa, Ksenia Titarenko.
Ella cree que la experiencia hizo de su esposo un padre mejor.
“Un hombre [que se une a su esposa para dar a luz en pareja] aprecia más el papel de la mujer en el nacimiento de su hijo y entiende por lo que tiene que pasar una mujer para traer una nueva vida a este mundo”, agregó Ksenia.
Los expertos afirman que la mujer tiene razón. “La participación del padre en el parto en pareja fortalece la relación entre los cónyuges y tiene un impacto positivo en las relaciones futuras entre padre e hijo”, dijo María Samotsvétova, psicóloga familiar del Centro de Psicoterapia Alvian.
La experta agregó que los padres que comparten la experiencia de sus esposas el día del nacimiento sientan una base sólida para desarrollar una paternidad más responsable en el futuro.
Mujeres protectoras
A pesar de las tan comentadas ventajas del parto en pareja, muchas parejas en Rusia todavía lo consideran como algo que no va con ellas.
Liudmila Nésterova, una mujer de 36 años que ha dado a luz a cuatro hijos, dice que se sintió mucho más cómoda cuando su marido se mantuvo alejado de la sala de partos, a pesar de que ella apoya la idea de un parto en pareja.
“Yo no convoqué a mi marido y él no tomó la iniciativa de estar presente. Como resultado, di a luz por mi cuenta y fue más cómodo. Pensaba que la empatía de mi marido pondría al descubierto mi debilidad y quería estar fuerte y concentrada”, explicó Nésterova.
El enfoque protector de las mujeres rusas hacia sus hombres podría impulsar las estadísticas, que sin embargo, muestran un crecimiento ligero pero constante en el número de partos en pareja, del 12 al 22% entre 2012 y 2018.
La legislación rusa, que otorga a las mujeres embarazadas el derecho a tener una pareja de parto de forma gratuita, puede ser la fuerza motriz detrás del cambio gradual. Y los expertos predicen que la cifra sólo crecerá en el futuro.
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