Estrategia resulta clave para que aquellas compañías que operan en mercados reducidos como el chileno, puedan atraer nuevos clientes y acrecentar sus negocios.
Permite un crecimiento exponencial del negocio, ayuda a las empresas a resistir mejor las crisis económicas, porque al estar más diversificadas suelen crecer incluso en épocas de recesión, y genera oportunidades en países con mayor potencial de desarrollo.
Éstas son algunas de las ventajas de la internacionalización empresarial, estrategia que resulta clave para que aquellas compañías que operan en mercados reducidos como el chileno, puedan acrecentar sus negocios, afirma Christian Cancino, profesor del Departamento de Control de Gestión y Sistemas de Información de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile.
“Considerando que Chile es una economía abierta al mundo, es posible identificar como ha visto en la internacionalización un camino para su desarrollo económico y social. Es quizás el propio tamaño reducido de su mercado el que impulsa a que distintas empresas -pequeñas, medianas y grandes- vean en la internacionalización un camino para buscar un mayor número de potenciales clientes para la venta de productos y servicios”, explica el académico.
Con el fin de fomentar esa participación en mercados internacionales, Chile ha firmado una serie de acuerdos comerciales, entre los que destacan los Tratados de Libre Comercio, que permiten el intercambio de bienes y servicios asegurando una mayor competitividad en el extranjero, a menores riesgos y aranceles, y bajo el amparo de normas y leyes, entre otros aspectos.
“Estos acuerdos comerciales están siendo aprovechados por algunos empresarios que han visto una posibilidad de aumentar potencialmente el número de consumidores, incrementando con ello sus ingresos, incluso, recuperando rápidamente la inversión inicial, debido a que ciertos productos nuestros son mejor valorados en otros países, ya sea porque carecen de ellos y/o porque tienen un valor agregado”, explica Cancino.
Para Constanza Bianchi, Ph.D. y profesora titular de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), las ventajas de la internacionalización suman y siguen. Es así como, gracias a ella, las compañías “se vuelven más productivas y, por ende, más competitivas, logran mayores sinergias y economías de escala al tener mayores volúmenes de venta y de compra”.
En ese sentido, Mario Araya, gerente general de Kibernum, empresa chilena de TI que recientemente inició su proceso de internacionalización arribando a Colombia, sostiene que abrirse a otros mercados genera para las compañías grandes desafíos que no solo apuntan a expandir las ventas, sino también a satisfacer necesidades que aún no han sido cubiertas en otros países.
“Para nosotros, por ejemplo, Colombia es un país muy atractivo dada su estabilidad económica y tiene altas tasas de crecimiento proyectadas para los próximos años no sólo a nivel económico, sino también en el rubro TI, en donde la inversión en este sector ha sido muy importante en el último tiempo”, comenta. Pero además, “nos da la posibilidad de llegar con un servicio, especialmente el de Outsourcing de Personas TI, que no se conoce todavía, por lo que tenemos la oportunidad de comenzar todo un proceso de evangelización y cubrir una necesidad insatisfecha”, asegura.
En sus primeros cuatro años de operación en ese país, Kibernum proyecta vender US$ 5 millones, crecer alrededor de un 20% anual y generar del orden de 100 contratos con diferentes compañías. En Chile, Kibernum ya supera esa cifra de crecimiento y factura más de US$ 60 millones.
Oportunidad para todas
Según Bianchi, de la UAI, aunque en general la mayoría de las empresas puede internacionalizarse -siempre y cuando haya consumidores extranjeros que valoren su oferta de productos y servicios-, no todas están preparadas para hacerlo.
Para lograrlo, deben tener primero una base local fuerte. “Internacionalizarse cuesta caro y las empresas deben tener recursos para entrar a nuevos mercados. Para financiar esta expansión es muy importante tener una base local fuerte que genere fondos significativos”, asegura. Además de esto, “deben tener una ventaja competitiva que sea transferible a nuevos mercados y agregue valor a consumidores extranjeros”.
Cancino, por su parte, advierte que todas las empresas pueden avanzar en procesos de internacionalización, aunque eso dependerá de los recursos que tengan disponibles, los mercados a los que esperan llegar y el valor agregado que pueda tener el producto o servicio que ofrezcan.