Por Patricio Jarpa, gerente general de Nanotec Chile.
En Chile esto solo significa un fracaso y una penosa deuda que tendremos con las futuras generaciones. Como se ha señalado técnicamente seguimos en el último lugar en I+D en el ranking OCDE. Una vergüenza, pues nos superan países que nunca fueron más activos en crecimiento que Chile. Revertir la situación puede ser en una década. No es de un año para otro.
Para tener un análisis global no solo hay que comparar, de hecho, podría ser un error, pero sí está claro que no tenemos el ADN de investigación y desarrollo. Si bien Chile ha sido líder en crecimiento, en algunos períodos, es más que nada gracias a sus commodities, como el cobre. Pero ningún país vive de commodities eternamente, y por eso mismo es que hace 10 años debimos haber comenzado el camino en I+D+i, con un alto grado en innovación, más aún con el conocido caso del salitre. Chile en los grandes números es solo minería, con un claro problema en su matriz energética y poca explotación de sus recursos naturales.
¿Pero qué nos falta? Corfo se ha preocupado de tener programas adecuados. Conicyt de becar a profesionales, y las universidades de formarlos. Por su lado, los empresarios están siempre atentos a cualquier oportunidad ¿Entonces qué nos falta?
Mirado desde el punto de vista de una empresa dedicada a la innovación, lo que falta son dos grandes factores: cultura generalizada de innovar y hacer I+D, en nuestro caso ya no se podría hacer por educación, debiera ser por obligación. Ya es tarde para que nos eduquen en este sentido, cada entidad debiera realizar esta actividad de manera obligatoria, y tener sus recompensas adecuadas, y para eso hay una lista enorme en poner incentivos. Un caso notable es Israel (primero en el ranking con 4,3% del PIB), pero a diferencia de Chile, Israel es un país que se educó con esta formación dado su necesidad regional que los hizo un pueblo constantemente atento a escases de suministro y desarrollo en defensa.
Pero fueron inteligentes, desarrollaron tecnología hasta ser autosuficientes. Y lo segundo, es que Chile no tiene un líder en innovación. Nuestro sistema político social depende mucho de los gobiernos de turno y sus liderazgos. Liderazgos que son constantemente atacados por situaciones políticas anexas y críticas partidistas reflejadas en encuestas con alto impacto comunicacional. Esto hace que uno de los pilares de la innovación, los empresarios, vea escenarios políticos inestables y entre otras cosas, sean contrarios a destinar recursos a invertir, y la innovación es inversión.
Otro ejemplo, destacable, es en los Emiratos Árabes Unidos que ocurre todo lo contrario: su Primer Ministro es un Líder indiscutido, no solo lleva alineadamente una política agresiva en I+D para cada ministerio, sino que su visión de largo plazo particular ha sido clave en el desarrollo de sus países. Pero es un líder que no se toca, por el contrario, se respeta como tal.
Si corregimos los dos puntos anteriores, seguramente aparecerán otros factores como amenaza, pero al menos habría un avance clave que nos permita comenzar ahora pensando en los próximos 20 años. En los tres pilares del I+D+i: empresas, universidades y Gobierno, podrían solucionar estos dos puntos y deberá ser la autoridad y ningún otro, dado que se requiere regular y cambiar políticas que ojalá caigan en manos de políticos competentes para mirar a Chile al 2050.