Actualmente, las estrategias de crecimiento para las empresas requieren pensamiento creativo sobre cómo generar retornos positivos, según el BID.
La mayoría de empresas son expertas en la medición de sus resultados financieros, pero pocas saben cómo medir o pensar estratégicamente a cerca de su efecto positivo en la sociedad o el medio ambiente.
Así lo afirma Elizabeth Boggs Davidsen, jefe de la Unidad de Economía del Conocimiento del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), entidad que pertenece al Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Según Boggs, hoy en día las estrategias de crecimiento para las empresas requieren pensamiento creativo sobre cómo generar retornos positivos, porque, aunque la mayoría de las compañías son expertas en la medición de sus resultados financieros, pocas saben cómo medir o pensar estratégicamente acerca de su efecto positivo en la sociedad o el medio ambiente.
Sin embargo, cuando lo hacen, y son intencionales sobre la creación de resultados positivos para las comunidades, todos se benefician, señala la experta.
“La creación de resultados positivos no son una distracción para generar ganancias, sino más bien las refuerza y mejora”, agrega.
Boggs explicó que esta fue la conclusión de un estudio de Harvard Business School, el cual analizó datos de varias empresas desde 1992 al 2010. Aquellas que adoptaron proactivamente estos procesos de sostenibilidad superaron significativamente en el largo plazo a aquellas que no, advierte el estudio.
Una parte de la búsqueda de resultados positivos supone el uso de herramientas tradicionales, como el capital emprendedor, en nuevas maneras. Tradicionalmente el capital emprendedor ha sido utilizado sólo para expectativas de alto crecimiento y rentabilidad. Hoy vemos que estas herramientas se utilizan más para sembrar nuevas startups corporativos, en la medida que muchas corporaciones le apuestan a ese negocio.
“Ellos están invirtiendo capital para innovar con emprendedores en el futuro. Aceleradoras de empresas, espacios de trabajo compartido y facilidades de inversión social están floreciendo. Estos vehículos de inversión tienen expectativas de retorno financiero, pero también requieren que las nuevas “startups” hagan una diferencia positiva a nivel social y/o medioambiental”, explica Boggs.
Por ejemplo -dice-, Centrica, creó Ignite, el primer fondo de inversión de impacto del Reino Unido con un enfoque en la energía. Ignite Social Enterprise proporciona fondos de 10 millones de libras en diez años, tiene un retorno mínimo esperado para cada inversión, y ejecuta una cartera combinada de 6% de retorno mínimo del capital.
Según dice, las compañías no son las únicas buscando resultados positivos. Este ha sido durante mucho tiempo el dominio de organizaciones de desarrollo y los responsables políticos.
“Sin embargo, cada vez más surgen nuevas alianzas, y hoy en día no es raro ver un banco de desarrollo asociarse con una gran empresa de alimentos o bebidas para diseñar un nuevo enfoque de microdistribución”, precisa.
Existen casos concretos. Danone y el Fondo Multilateral de Inversiones están apoyando el proyecto Kiteiras en Brasil, donde hay un doble objetivo de medir la mejora en las vidas de los micro-distribuidores como en ventas y penetración en el mercado.
Mientras más alineados sean los objetivos de negocio con resultados positivos para la sociedad y el medio ambiente, más probable es que el modelo sea exitoso; y la clave para el éxito a largo plazo se encuentra en las alianzas.
Esta es la conclusión de un nuevo playbook, recientemente publicado en el Global Corporate Venturing Symposium en Londres, la Guía del Profesional: Pasos hacia la inversión, innovación y colaboración empresarial.
Boggs indica que los autores encontraron que las alianzas son el ingrediente esencial para asegurar la mayor probabilidad de éxito en todas las áreas donde las empresas buscan crear impactos positivos y de valor.
Estas nuevas alianzas, agrega, se están formando con instituciones financieras, compañías y organizaciones de la sociedad civil para proporcionar apoyo a los empresarios. BBVA, recuerda, lanzó el Momentum Project para promover el emprendimiento social en España, Perú y México, luego creó una Compañía de responsabilidad limitada (en lugar de un fondo) para financiar empresas que se graduaron de su diligencia y actividades de tutoría.
La clave del éxito de este programa son las alianzas entre las escuelas de negocios y PwC para garantizar que los empresarios reciben tutoría y apoyo de calidad, según precisa en su blogg del Fomin.
Al igual que el capital emprendedor, las empresas emprendedoras sistemáticamente están creando nuevos vínculos para firmas e industrias y así puedan progresar y competir en nuevos mercados. “Sólo ahora, las empresas se están aventurando hacia el impacto, y podremos esperar ver muchas más alianzas formadas a lo largo del camino”, indica.
Una de las tareas de la Jefe de la Unidad de Economía del Conocimiento del Fondo Multilateral de Inversiones es impulsar los motores de la nueva economía -tecnología, innovación y espíritu empresarial – con el fin de promover el crecimiento inclusivo y la creación de empleo en América Latina y el Caribe.
En Colombia, por ejemplo, Fomin está presente en diferentes proyectos y según estudios del Fondo, el país está dentro de los más emprendedores de la región.
Caso de éxito
La empresa de productos alimenticios Danone basada en París, el banco BBVA con sede en España, y la compañía británica de utilidades Céntrica, tienen algo en común. Cada una de estas grandes multinacionales ha descubierto maneras eficientes para reunir sus principales fortalezas financieras, humanas y tecnológicas, además de sus redes masivas, para prestar soporte empresarial a emprendedores sociales.
Los equipos de innovación e inversión dentro de grandes empresas se están uniendo para diseñar estrategias que les permitan explorar y experimentar nuevos modelos que intencionalmente traten de crear retornos positivos a las comunidades donde operan. Esto es en parte, a las tendencias macroeconómicas complejas -cambio climático, big data, urbanización masiva -que requieren consideraciones estratégicas e introducen mayores niveles de incertidumbre operacional.
Es también con el fin de atraer los valores de los millenials que empresas como Danone, BBVA y Centrica emplean y esperan retener, así como aquellos consumidores “hipsters” que están dispuestos a comprar un producto o servicio para apoyar una causa en la que creen, incluso si esto significa pagar un poco más.