A continuación, damos una mirada a las acciones de empresas peruanas para lograr algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la mano de una cultura organizacional alineada con estos compromisos.
Son muchas las empresas peruanas que han abrazado el concepto de sostenibilidad como mecanismo de creación de valor compartido en el que tanto compañía como diversos grupos de interés logren un beneficio mutuo. Declararse como una empresa sostenible no es solo un simple discurso que implica elegir determinados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), sino mirar desde adentro y tomar medidas para alcanzarlos.
Para ello, el talento humano se ha convertido en un factor clave para impulsar la agenda sostenible de cada organización, teniendo como base el compromiso y la dotación de herramientas y espacios de trabajo adecuados para obtener impactos positivos.
¿Pero cómo se logra una cultura organizacional sostenible? “Abrazando y adoptando la sostenibilidad con convicción. Esto comienza por vincularla con el propósito. En nuestro caso es inspirar confianza, impulsar el cambio. Sigue con incorporar la sostenibilidad en la estrategia y los procesos core del negocio y no solo en actividades que, si bien son positivas, son complementarias al negocio o solo son usadas con objetivo de generar imagen”, dice Óscar Caipo, socio principal de KPMG Perú.
En ese sentido, el compromiso de los líderes de las organizaciones es vital y, por consiguiente, es necesario que estos sean consecuentes entre su discurso, sus decisiones y acciones que realizan.
“Es importante la consistencia de los líderes referentes con el propósito declarado, tanto en su desenvolvimiento laboral como personal. En los momentos más difíciles y desafiantes es cuando se pone a prueba la solidez del liderazgo que fortalece una cultura ‘poderosa’. Los empleados se sienten comprometidos y optan por abrazar la cultura organizacional que los acoge cuando se sienten representados y escuchados con apertura, confianza, respeto y transparencia, hasta con ingenuidad”, dice Pilar Quinteros, gerente sénior de Consultoría de EY Perú.
Para Alberto García Haaker, vicepresidente de Gestión Humana y Sostenibilidad de Sura Perú, es necesario lograr un entendimiento del concepto de sostenibilidad que esté vinculado al propósito de la compañía, que permita que todos los colaboradores se identifiquen con él y puedan ver que su trabajo realmente contribuye al mismo.
“La sostenibilidad debe establecerse como un objetivo transversal de la compañía que se traduzca en metas e indicadores concretos reflejados en los objetivos de nuestros colaboradores. En ese sentido, Grupo Sura pertenece al Índice Dow Jones, al cual contribuimos por ser una filial de este. Para lograr con el resultado esperado, las diversas áreas de la compañía deben cumplir con metas específicas vinculadas, por ejemplo, a temas de inversión responsable, gestión y desarrollo del talento, monitoreo de impactos ambientales, gestión de proveedores, gobierno corporativo, educación financiera, relacionamiento con clientes, entre otros”, dice.
En resumen, una cultura sostenible se logra cuando se ve la sostenibilidad como un modelo de gestión. Es una forma de actuar que permite a las compañías crecer a largo plazo de la mano de sus diferentesgrupos de interés, incluidos los mismos colaboradores.
No obstante, lograr un equipo comprometido con una gestión sostenible no es un proceso automático. Se requieren dar diversas herramientas, desde capacitación, reconocimiento e incluso dotación de espacios y flexibilidad laboral que calen en los colaboradores y los motive a cumplir las metas trazadas por la compañía.
Muchas de estas herramientas son parte de programas de clima laboral o marca empleadora de las empresas. “Contamos con un programa de beneficios enfocado en lograr un equilibrio vida-trabajo, que incluye horarios flexibles, home office, vestimenta casual, entre otros. Nuestros programas de desarrollo están dirigidos a todos los niveles de la organización, desde líderes hasta jóvenes talentos. Nuestra cultura empresarial es flexible, adaptable e innovadora. Se centra en las personas y busca generar confianza con una mirada a largo plazo. Esta, a su vez, está basada en cuatro principios (responsabilidad, equidad, respeto y transparencia) y orientada a la sostenibilidad”, detalla Alberto García.
“Todo esto, sumado al impacto positivo que generamos en la sociedad, tanto desde el core del negocio como desde nuestros programas, contribuyen al sentimiento de orgullo de pertenecer a la organización y a generar un vínculo más profundo entre la empresa y los colaboradores”.
Para Pilar Quinteros, el aprendizaje permanente es una buena forma de vivir la experiencia organizacional. “Una cultura donde el aprendizaje se dé naturalmente frente a los desafíos del día a día atrae y retiene independientemente de la edad, rol y género del colaborador. Esto, sumado a espacios abiertos para trabajar, con estructuras jerárquicas flexibles y comunicación directa permite que todos los colaboradores puedan estar en constante interacción y motivados”, dice.
En ese sentido, muchas compañías vienen implementando espacios de trabajo que sean coherentes con el espíritu de sostenibilidad. “En enero de 2019 nos mudamos a una nueva Torre KPMG, la cual ha conseguido las certificaciones LEED Gold y LEED Silver. Ambas acreditan el uso de diferentes estrategias que certifican que nuestro edificio corporativo es sostenible con el medioambiente y otorga un entorno amigable a nuestros colaboradores. Esto demuestra nuestro compromiso con el desarrollo de un modelo de negocio sostenible y nos inspira a promover los ODS de las Naciones Unidas en alianza con Perú 2021 con el desarrollo de un modelo de negocio sostenible”, dice Óscar Caipo.
En el caso de Sura, el impacto de su infraestructura es monitoreado constantemente. “Desde 2010 cuantificamos nuestras emisiones de gases de
efecto invernadero. Ello nos permite identificar oportunidades de mitigación de impactos y generación de eficiencias. En esa misma línea, desde 2018 contamos con una herramienta para efectuar mediciones a nivel regional y compararnos con otras empresas del grupo”, dice Alberto García.
“Contamos con políticas y proyectos orientados a controlar y reducir el consumo de agua y energía en nuestras oficinas, el uso de papel y otros recursos. Uno de nuestros principales impactos se da en el transporte de nuestros colaboradores, por lo que hemos implementado medidas como el préstamo de bicicletas a nuestros empleados para movilizarse durante el horario laboral, lo que permite reducir sus emisiones”.
Objetivos base
La agenda que incluye los 17 ODS tiene hasta 2030 para que sea ejecutada por todos los países suscritos y comprometidos con el desarrollo sostenible. Las empresas han decidido hacerse de ODS específicos, de acuerdo con el core de su negocio, pero sin dejar de lado el capital humano que debe proyectar esa visión de sostenibilidad en la comunidad.
“Somos más que una Big 4. Somos un equipo que se mueve por propósito y valores, que va más allá de nuestros objetivos de negocio para construir un Perú más moderno, inclusivo e íntegro. En las causas que abrazamos, como la equidad de género, la sostenibilidad y la integridad, primero las trabajamos con convicción hacia adentro de la organización”, dice Óscar Caipo.
Alberto García agrega: “Creemos que la única forma de proyectar algo al mercado de forma genuina, coherente y consistente, es haciéndolo a través de nuestros colaboradores. Son ellos, en el día a día, quienes ponen en práctica los valores y principios corporativos, en cada una de sus interacciones con sus equipos de trabajo y otros grupos de interés. Empezar por casa, viviendo los valores al interno de la empresa es la clave para
lograr un discurso consistente hacia afuera”.
Y es que hoy la gestión de empresas ya no está ligada a una perspectiva meramente económica. Existen nuevas dimensiones que han ganado relevancia, como la ética, la responsabilidad social y la sostenibilidad ambiental. Este último es un aspecto que cobra cada vez más importancia en las organizaciones, ya que las nuevas generaciones quieren trabajar en empresas sostenibles, mientras que los consumidores optan por comprar productos y servicios con esta característica y los inversionistas prefieren depositar su confianza en empresas socialmente responsables. El reto es grande, pero con el equipo correcto la tarea resulta más sencilla.