Cuando un joven es rechazado, tiene la oportunidad de aprender mucho sobre su persona.
Cada año miles de aspirantes son rechazados de las principales universidades públicas en México y se deben enfrentar a dos grandes retos: Asimilar qué hacer con ese tiempo “muerto”, y enfrentar el que quizá, es su primer fracaso en la vida.
Este año 146 mil 313 aspirantes realizaron el examen para la UNAM, fueron aceptados 12 mil 584; otros 107 mil para el IPN, sólo 24 mil obtuvieron un lugar.
Sin embargo, ante el principal problema del reducido número de espacios en los centros de estudio, los jóvenes tienen una oportunidad única que no debe desperdiciarse. Rara vez en la vida, tenemos tiempo para reflexionar y asimilar lo que se viene.
Si lo pensamos, el sistema de estudios tiene un grave error: En promedio nos pide elegir una carrera “para toda la vida”, a los 17 años o menos. No parece suficiente, sobre todo si pensamos que ese tiempo, lo ocupamos desde la infancia, en cursar un montón de materias, que apenas nos dan una pequeña idea de todo lo que podemos saber y experimentar en un futuro.
Desde esa perspectiva, es difícil que muchos jóvenes encuentren una vocación real, el tiempo es corto, y la decisión parece tomada en poco tiempo. Claro, habrá algunos que lo tienen claro desde siempre, pero no todos.
Cuando un joven es rechazado, tiene la oportunidad de aprender mucho sobre su persona: ¿En realidad quiero estudiar esa carrera?, es posible que sea tiempo de experimentar con algo más.
Quizá algún curso, o mejor aún, un trabajo de acuerdo a su nivel de estudios, que le permitirá remarcar algo importante.
Siempre debemos aspirar a “más”.
¿Qué hacer con un año (o seis meses) sin estudios profesionales?
- Consigue un trabajo horrible. En mi adolescencia tuve trabajos horribles que me hicieron desear con todo el corazón conseguir algo mejor en mi vida adulta. Lejos de “enamorarme del dinero”, me di cuenta de que algunos empleos exigen mucho esfuerzo y casi no pagan nada. Me negué a tener trabajos similares al crecer.
- Prueba cosas nuevas. ¿Te llama la atención ser músico, programador de videojuegos o arquitecto? Tienes un año para descubrir si es tu vocación. O intentar cosas nuevas.
- Estudia un curso de cualquier cosa que te llame la atención. Ese tiempo también lo puedes utilizar para tener tu primer contacto, con lo que crees, es tu verdadera vocación. ¿Te gusta el cine?, toma un curso de edición de video.
Lo cierto, es que en esta vida, no hay un tiempo muerto.
Es cierto, afuera la competencia es dura, y podemos creer que un año nos pone en desventaja frente a otros en el mundo laboral, lo que pocos piensan, es que en las empresas, abundan los “malos trabajadores”, y una persona convencida de su trabajo puede destacar frente a ellos.