Especialista de la Universidad de Georgia sostiene que el consumo de cigarrillos "cambia la química en el cerebro y hace desear otras sustancias. Recaer es menos frecuente si también se trata la nicotina". 

No es poco común que las personas que atraviesan un tratamiento para combatir su adicción a las drogas utilicen el cigarrillo como una vía de escape. Un estudio reciente de la Universidad de Georgia muestra los riesgos de esa decisión.
La investigación, dirigida por la profesora Jessica Muilenburg, coordinadora del programa de Promoción y Comportamiento en Salud, determinó que los tratamientos usados para la adicción a alcohol y otras sustancias no se utilizan para alejar a los adolescentes de la nicotina.
Lo anterior pese a que "el tabaco cambia la química del cerebro y te hace desear consumir cualquier droga a la que seas adicto. Por eso es importante eliminar el hábito del tabaco junto con el resto de las adicciones", dijo la investigadora, quien agregó que el cigarrillo "es una droga, pero no se trata con la misma urgencia que otras drogas. Debería hacerse, porque una recaída es menos frecuente cuando también se trata la nicotina".
Su estudio, publicado en el Journal of Adolescent Health, analizó el tratamiento de adicción en personas entre los 12 y los 28 años. Entre los hallazgos, se determinó que sólo una pequeña porción de las personas que trabajan en los centros de abuso de sustancias implementaban algún tipo de tratamiento contra el tabaco. Ello, aunque la mayoría de los consejeros tenían conocimientos para hacerlo, o incluso para recetar algún tipo de medicamento para controlar el consumo de tabaco, como parches o chicles de nicotina.
"Su foco primario es alejarlos del alcohol y otras drogas, pero si podemos alejarlos de todas las drogas, incluído el tabaco, será más beneficioso para ellos en el futuro", comentó Muilenburg.
La investigación también recomendó entrenar más a los consejeros, entre otras cosas, en la seriedad de la adicción al tabaco.