Las empresas deben buscar, además de profesionalismo, confiabilidad y experiencia, un tipo de consultoría que les brinde el mejor servicio.
La consultoría es una herramienta estratégica cuyo objetivo es proporcionar asesoría e implementar soluciones enfocadas en aumentar la productividad y competitividad de las empresas aprovechando al máximo los recursos existentes. Contar con el respaldo de un consultor ayuda a entender el entorno de mercado actual, los desafíos y mejorar las áreas de oportunidad.
A pesar de que aún existen muchas empresas que subestiman su importancia, el papel del consultor ha tomado mayor relevancia, a pesar de que suele ser considerado como un gasto innecesario, lo cierto es que ayuda a impulsar el desempeño de diversas áreas, por lo que debe ser visto más como una inversión a corto plazo para la empresa, con el fin de llevar un mejor control sobre la operación, así como de la capacidad de gestión.
“Hay muchas razones por las que una empresa no considera invertir en una consultoría externa; sin embargo, lo importante debe ser reforzar el mensaje, modificarlo y transformarlo en algo positivo. Con ayuda de la consultoría se tiene la oportunidad de optimizar procesos, así como sacarle mayor provecho a herramientas que facilitará la operación actual y, con esto, minimizar costos y gastos”, comenta Israel Coto, director de la oficina Microsip en Ciudad de México.
El valor agregado que ofrece la consultoría se ve reflejado en el análisis que hace sobre el funcionamiento de una organización, identificando áreas de oportunidad, proponiendo soluciones efectivas e implementando las mejoras con una visión a largo plazo para darle respuesta a los retos que se presenten.
Las empresas deben buscar, además de profesionalismo, confiabilidad y experiencia, un tipo de consultoría que les brinde el mejor servicio considerando los siguientes puntos:
- Definición de objetivos: Detectar las áreas de oportunidad de la empresa y partir de ahí para crear la estrategia, plan de trabajo y soluciones a implementar.
- Definición de soluciones (operativas o teóricas): Muchas veces las soluciones pueden ser aplicadas directamente a la operación, a través de acciones muy puntuales, que van desde estrategias de producción, hasta cursos o capacitaciones para instruir a los colaboradores y directivos en cuanto al conocimiento general de la empresa y sus procesos.
- Diagnóstico y enfoque: La consultoría debe ir enfocada a identificar cuáles son las fortalezas, áreas de oportunidad y modelos de negocio que se mejorarán considerando que no existen empresas iguales. Una vez hecho el diagnóstico, tanto interno como externo, se contará con la información necesaria para conocer las áreas en donde se enfocarán las tácticas.
- Priorización: En una empresa aunque todas las áreas sean relevantes; tanto el consultor, como los directivos, deberán centrar sus esfuerzos donde se necesite actuar de forma inmediata. Los criterios de priorización están basados en cuando a la urgencia, la gravedad y la tendencia de los problemas a resolver.
- Herramientas tecnológicas: Un buen consultor sabe complementar su experiencia con la implementación de plataformas tecnologías que optimicen los procesos y mejoren la productividad. Existen empresas expertas en TIC’s (Tecnologías de la Información) que permiten llevar controles accesibles y eficientes para la gestión de un negocio de acuerdo a sus necesidades.
- Actualización: La tecnología avanza a grandes velocidades y las empresas deben mantenerse actualizadas para seguir ofreciendo una ventaja competitiva. Un consultor que tenga la habilidad de ir evolucionando con los avances tecnológicos será crucial para dar seguimiento oportuno a las necesidades que se vayan presentando.
El proceso de consultoría no promete una transformación total para un negocio, es una visión externa de la situación operativa de una empresa que ofrece una perspectiva más objetiva y neutral de lo que está sucediendo y cómo se puede resolver. El éxito de una consultoría se debe a una acción conjunta con el negocio, en la que ambas partes trabajen sobre un mismo objetivo y finalmente, conseguir resultados tangibles.