La inteligencia emocional es la clave para mantener un buen clima laboral.
Las empresas cada día son más competitivas, y los trabajadores deben seguir ese ritmo, razón de peso para fortalecer la salud mental y la inteligencia emocional, esenciales para abordar las dificultades que se presenten en el camino hacia la excelencia.
En el trabajo algunos “enemigos externos” como el estrés, chismes, envidias y rencores, pueden desestabilizar la salud mental del individuo y provocar que este no se sienta a gusto con lo que hace. Hay que considerar que la salud mental no es solo la ausencia de trastorno.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus capacidades, puede enfrentar las tensiones normales de la vida, trabajar de forma productiva y fructífera y es apto para hacer una contribución a su comunidad.
El trabajo en equipo es esencial para alcanzar los objetivos propios y de la empresa
El estrés en cierta medida es sano, pero cuando el individuo se paraliza, afecta su salud y empieza a reducir su productividad, debe hacer un alto y analizar qué sucede; muchas veces la respuesta radica en que está conviviendo en un clima laboral enfermo, explicó ayer Maritza Ochoa, psicóloga y directora de MO consultores, invitada a El Consultorio, de www.prensalibre.com.
Vicios
Según Ochoa, la falta de comunicación entre jefe y subalternos genera un clima complicado con todos los trabajadores que desencadena chismes y malos entendidos. “Los chismes son el reflejo de una inexistente comunicación asertiva y de doble vía, y esto se refleja en baja productividad porque el colaborador está más ocupado en cuidarse las espaldas que en alcanzar los objetivos de la organización”, explicó.
La envidia, no es más que el sentir cierta incapacidad de lograr lo que el otro consigue y este es otro vicio que afecta al colaborador y por ende, a la empresa. Maritza Ochoa enfatiza en la necesidad de fortalecer la higiene mental en cualquier ámbito.
Mecanismos
Existen mecanismos para fortalecer las buenas prácticas de la organización, que deben ir acompañadas de un abordaje integral y del fomento de buenos hábitos y valores.“El respeto y la transparencia ayuda a erradicar en los trabajadores el hablar mal del otro. Hay empresas que sancionan las malas actitudes entre los compañeros”, dijo Ochoa.
La inteligencia emocional es clave y se basa en que el trabajador aprenda a sobrellevar sus emociones sin dañar al prójimo y asimismo, sepa cómo actuar ante la adversidad. “Antes, las empresas preferían contratar a colaboradores con un cociente intelectual alto y dejaban por un lado la inteligencia emocional; ahora se valora mucho más esto último porque quienes tienen bien desarrollada esta área, se adaptan más rápido a los cambios y son más productivos”, concluyó Ochoa.