La decisión, comunicada recientemente, implica un gran desafío para los músicos e investigadores colombianos.
Luego de tres años de postulación, finalmente la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declara oficialmente al vallenato como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
La medida -comunicada recientemente- implica una oportunidad "para el fortalecimiento del diálogo intergeneracional y el respeto por las matrices melódicas de una música que se construye a partir de la realidad y la cotidianidad, y para que se apoyen las acciones que hagan frente a las amenazas que aquejan a este ritmo tradicional”, según destaca Alberto Escovar, director de Patrimonio del Ministerio de Cultura de Colombia.
Quienes visitan Colombia pueden dar fe que actualmente el vallenato no sólo puede escucharse en su zona de origen y influencia -la ciudad de Valledupar, capital del departamento del Cesar, donde todos los años se celebra un festival del género- sino que en todo el país.
Aunque internacionalmente se reconoce este ritmo por las interpretaciones del cantante local Carlos Vives, lo cierto es que la lista de gestores y precursores es bastante más larga y variada. Para los colombianos, de hecho, el nombre más sonado del vallenato es el del compositor y cantante Diomedes Díaz, quien falleció en 2013.
A ellos se suman Rafael Escalona, Leandro Díaz y Emiliano Zuleta Baquero, entre otros.
La determinación de la Unesco fue tomada en Windhoek, Namibia, ciudad en la que el Comité Intergubernamental de Patrimonio Cultural Inmaterial de la entidad –compuesto por 23 países y encargado de aprobar las propuestas que postulan todos los países– determina incluir las propuestas que se le hacen llegar.
La instancia cultural de las Naciones Unidas subraya que el vallenato "desempeña un papel esencial en la creación de una identidad regional común". En ese sentido, manifiesta su precupación por el futuro de este ritmo. Entre sus principales amenazas se anotan las derivadas del conflicto armado existente en el país, "exacerbado por el narcotráfico", anota la entidad.
Para el antropólogo Sebastián Londoño la Unesco promueve un proceso de salvaguardia de este ritmo, "de manera que los nuevos compositores y músicos se interesen también por componer y retomar el poema y el amor, que son las raíces del vallenato tradicional y volverlo a sacar a la luz", dice en la prensa.
En su concepto, con la modernización del vallenato "se ha perdido un poco el interés de esos compositores por volver a las matrices tradicionales, que tienen unos contenidos patrimoniales inmateriales enormes", advierte.